Campaña desacreditadora contra Julio Astillero sí aumenta sus riesgos .

Miradas de reportero

/ Por Rogelio Hernández López /

Esa tarde del 19 de julio, el veterano periodista Julio Hernández López inició su videocharla diaria chacoteando sobre otra campaña detractora en su contra, pero esta vez muy extendida en varias redes sociales.

Durante más de media hora cientos de los 516 mil seguidores de Julio Astillero en YouTube le chatearon siguiendo la guasa, otros le animaron a no temer y algunos hasta se ofrecieron a enfrentar a quienes le agredían.

Pero, repensando el momento más allá de las guasas, las y los periodistas veteranos sabemos que una campaña mediática desacreditadora tan amplia tiene el fin de vulnerabilizar a la víctima y que con demasiada frecuencia eso es preludio para colocarla como objetivo de agresiones más violentas.

Sí hay que preocuparse por dos razones: primera, porque Julio se ha colocado en el liderazgo de la contracorriente de ese periodismo convencional que apoya al frente amplio opositor y porque, en segundo lugar esa campaña detractora se coloca en el clima (imparable en México) de agravios de todo tipo contra periodistas con una altísima impunidad. En esa clima cualquiera acepta ser contratado como sicario material o intelectual.

Mentiras risibles

La video charla astillada de Julio la tituló “Ridiculizan en redes a Chumel, Marietto, Pérez “Jaén”, Salazar y otros derechuecos”, todos ellos de los llamados influencer: son los principales que viralizaron un mensaje de Guacamaya Leaks, que lo acusó de “chayotero” de López Obrador, al mostrar un contrato de Canal 11 adjudicado en 2022 a la empresa Astillero Producciones S.A. de C. V por 3 millones 873 mil pesos.

Esa fue la primera falsedad porque la empresa es productora antigua de películas, fundada por Luis Urquiza y ha sido contratada por canales privados y también de propiedad estatal. Y, por supuesto no tiene relación alguna con Julio Hernández López.

Pero la mentira fue retomada por los llamados influencer antes referidos y por otros adscritos a sus redes; entre todos propiciaron otros señalamientos, igual de falsos pero más risibles: de que Julio Astillero tiene vínculos con la empresa tequilera productora de Don Julio, con el restaurante La Venta del Astillero de Jalisco, con astilleros de México y otros países (reparadores y constructores de barcos) y de otros negocios, incluso bursátiles.

No es la primera vez que Julio padece acusaciones embusteras que suministran a demeritadores profesionales. Eso les ocurre a las y los columnistas más influyentes. Pero esta vez se percibe una estrategia centralizada para viralizar esos mensajes negativos en un lapso muy breve. Es posible que sea anticipo de otras acciones.

Cada uno de los señalamientos fue respondido por Julio en su video charla vespertina del periodista el 19 de julio. (ver https://www.facebook.com/AstilleroInforma/videos/224436353894882) Pero esa intervención de autodefensa será insuficiente para frenar esa campaña. Seguro continuará. Sí hay que preocuparse y circular la alerta temprana.

Julio

La trayectoria de Julio Hernández López es ampliamente conocida. Sus datos básicos, para quienes quieran saberlos, están colocados en varias plataformas enciclopédicas como WikiLeaks.

Allí se informa que nació en Torreón, Coahuila, México, 24 de diciembre de 1954. Es un periodista, abogado y escritor también conocido como Julio Astillero.

La revista Forbes en 2015 lo reconoció como el tercero en la lista de los periodistas más influyentes en Twitter.​ En marzo de 2017, recibió la medalla de la Fundación John Reed por su trabajo periodístico. Ha publicado los libros Las horas contadas del PRI (Editorial Grijalbo, 1997) y Encabronados (Editorial Planeta, 2017).​ Recibió el Premio Nacional de Periodismo 2021, en la categoría Periodismo de opinión y análisis.

De su trabajo en medios de comunicación Julio comenzó como articulista de la contraplana de El Heraldo de San Luis Potosí en la década de los 90. Luego fue reportero de política en unomásuno y Excélsior. Es cofundador de La Jornada donde inició la columna Astillero; desde allí constituyó La Jornada San Luis.

En el 2006, fundó y fue conductor de la primera televisión por internet en América Latina: Otratele, la cual registró 1 millón de visitas en un mes. Participo durante dos años en La Mesa de los Periodistas, en Televisa, conducida por Víctor Trujillo. También fue colaborador en Imagen TV. Fue director editorial de Grupo Radio Centro y participó en varios programas del canal 8.1 de televisión digital terrestre para la Ciudad de México y su área metropolitana, llamado La Octava. Condujo también el noticiero nocturno de ese canal y su propio programa de radio, que forma también parte del grupo hasta el 4 de febrero de 2020.

Actualmente dirige el portal informativo JulioAstillero.com con 513 mil suscriptores; Desde allí abrió varios canales digitales, en 2011 lo hizo en YouTube, luego en Periscope y Facebook en vivo; en todos, sus videos se han reproducido 224 millones, 260 mil veces. (Datos de https://bo.youtubers.me/julio-astillero/youtube-quanto-guadagna) Su producción televisiva más vista son las Videocharlas Astilladas. Desde 2013, distintas empresas analistas de mercado le han reconocido como uno de los 25 periodistas más influyentes en espacios digitales, a veces en el primer sitio, otras en los primeros cinco.

En el medio periodístico sabemos que las y los periodistas consolidados suelen suponer que el prestigio alcanzado funciona como un escudo protector, aunque en la mayoría de los casos saben que hay riesgos lógicos cuando se incomoda a políticos o a otros personajes con poder.

Pero, muy pocos periodistas valoran que los peligros y riesgos de agresiones mayores se pueden aminorar con medidas cotidianas de autoprotección y que cuando aparecen agravios en cascada hay que elevar los niveles de esos protocolos preventivos y aumentar las fortalezas personales y profesionales.

Todas y todos los periodistas profesionales debemos tomar en cuenta que la mayoría de periodistas victimados recibió amenazas previamente e hizo poco para contrarrestarlas. Es tiempo de solidaridad con Julio. Mirada de reportero.

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Posdata personal aclaratoria.

Por transparencia y sinceridad me permito algunas confidencias. Julio Hernández López y Rogelio Hernández López no somos parientes consanguíneos pero sí hermanados por varias similitudes y empatías que hemos encontrado:

– Admiración por su padre que fue parte del movimiento ferrocarrilero con Demetrio Vallejo;

– Haber sido dirigentes estudiantiles casi al mismo tiempo, él en la facultad de Derecho de la UASLP y yo en la Preparatoria Popular Mártires de Tlatelolco;

– Habernos iniciado como reporteros diaristas casi simultáneamente en 1981, él en unomásuno y yo Excélsior;

– Que nuestro primer contacto fue curioso en ese mismo año. Ambos, sin conocernos, nos colamos como reporteros a un congreso privado del Partido Demócrata Mexicano (sinarquista), y en los dos diarios nos publicaron crónicas tan  similares que alguien creyó las había redactado la misma persona.

– Nos identificó más un enfoque de periodismo afín cuando viajamos, por semanas en el autobús El Machete siguiendo periodísticamente para ambos diarios la campaña por la Presidencia de la república del comunista Arnoldo Martínez Verdugo en 1982.

– Estar casados solo una vez desde los años 80, él con Ángeles y yo con Martha; haber procreado un hijo y una hija casi de las mismas edades;

– Haber militando para el desarrollo de la Unión de Periodistas Democráticos, yo como Secretario de Organización y Julio como integrante de la Comisión de elecciones junto a Miguel Ángel Granados Chapa y otros colegas. La UPD tuvo un padrón mayor a los 3 mil periodistas de política de todo el país.

– Haber participado casi fugazmente en partidos políticos, yo en el PCM y Julio en el PRI (por cierto yo propicié un infortunio de Julio, porque lo presenté con Luis Donaldo Colosio, quien lo invitó a fundar una corriente democratizadora dentro de ese partido y lo impulsó para presidirlo en San Luis Potosí.

Por esa y otras razones yo me dirijo a Julio como mí hermano-no hermano. Confío en su persona, en su periodismo y defenderé su integridad. Es uno de los periodistas y amigos que más respeto y estimo junto a otros veteranos como Jorge Meléndez Preciado, José Reveles y Raymundo Riva Palacio aunque a veces discrepemos de cómo entender los momentos políticos o del tipo de periodismo que hacemos.