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15.11.2025 Chile.- Este domingo 16 de noviembre, Chile enfrenta una elección presidencial marcada por una fragmentación inédita en el bloque conservador y por el intento del oficialismo de retener La Moneda. Ocho candidaturas están en disputa, pero la contienda real se concentra entre cuatro figuras que encarnan proyectos profundamente distintos: José Antonio Kast, Evelyn Matthei, Johannes Kaiser y Jeannette Jara.
La derecha llega dividida en tres: Kast representa la ultraderecha identitaria, con un discurso nacionalista y de orden; Matthei encarna la derecha tradicional, con experiencia de gobierno y vínculos empresariales; Kaiser, por su parte, canaliza el voto libertario con una retórica provocadora y antisistema. Esta dispersión ha generado tensiones internas y una competencia feroz por el segundo lugar, en caso de que ninguno logre la mayoría absoluta en primera vuelta.
Del otro lado, Jeannette Jara, exministra de Gabriel Boric, se presenta como la carta de continuidad del progresismo. Su campaña ha buscado articular demandas sociales con estabilidad institucional, apelando a sectores desencantados con el ritmo de las reformas y la gestión de la seguridad. Aunque parte con desventaja en las encuestas, su base territorial y el respaldo del oficialismo podrían llevarla a disputar la segunda vuelta.
El escenario electoral está atravesado por tres ejes: seguridad, migración y economía. La ciudadanía exige respuestas concretas ante el aumento de la violencia, la percepción de descontrol migratorio y el estancamiento económico. En este contexto, los discursos duros ganan terreno, pero también se enfrentan al temor de una regresión autoritaria.
La elección ocurre además en un momento de desgaste institucional. El proceso constituyente fracasado, la polarización mediática y la desconfianza hacia los partidos han generado un clima de incertidumbre. Ningún candidato parece capaz de aglutinar mayorías amplias, lo que anticipa una segunda vuelta tensa y negociaciones complejas.
Más allá de los nombres, lo que está en juego este domingo es el modelo de país que Chile quiere construir tras el ciclo de estallido social y reformas inconclusas. La fragmentación de la derecha, la reconfiguración del centro político y la resistencia de la izquierda configuran un mapa electoral que podría redefinir el equilibrio de fuerzas por años.












