** EL TINTERO DE LAS MUSAS –
/ POR GILDA MONTAÑO /
De sopetón y sin previo aviso, la noticia cundió como cohete, haciendo una explosión patética, y quemando a miles de personas que estaban oyéndola. Muy triste, brutal. Otro más. De los muchos ya, que no están. Que porque sí, algún día decidieron callarlos por decir lo que pensaban.
Y Ciro en su programa del viernes, que creo que fue el que más rating ha tenido en toda su trayectoria, explicó con gran valentía, paso a paso lo que le sucedió. Atenta estaba yo a la noticia, y la verdad, es que se me salieron las lágrimas. Uno más que por fuerza divina, no sucumbió. Vive porque en el infinito, existe un Dios lleno de fuerza que decide quien sí, y quién no.
Y vi que su canal de competencia, Televisa, estaba dando la noticia; con todos y los mejores columnistas políticos que tiene este país, en donde cada uno fue expresando los sentimientos tan valientes, tan inteligentes, tan centrados, que les originaron el saber que a uno de ellos lo quisieron matar. Ahora todos son uno. Azteca no empezó su primera nota con este acontecimiento. Fue el segundo en importancia.
Porque quien quiso hacer esto, y supuso que acabaría con una conciencia que llena de opinión pública los acontecimientos del absurdo cotidiano, no tuvo ni la más remota idea, de que lo que haría, sería centrarlos y apretujarlos a todos, haciendo un muégano de conciencia colectiva que va a estar en ruso que lo quieran desmembrar. No pueden. No se puede ya. Quien quiso hacerle daño, no midió las consecuencias que esto podía originar.
No se mata diciéndole al pueblo quien es bueno o malo. Que se deben tener abrazos y no balazos. Se debe saber, que la delincuencia organizada, está más organizada que los policías, el ejército y la marina.
Afortunadamente, allí llegó para ayudar, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, quien sufrió un atentado como este. Y entiende perfectamente: qué, cómo, y dónde buscar. E indagará. Me parece que es un hombre comprometido con su trabajo. Viene de una alta escuela.
Todos quienes hemos escrito algún párrafo solidario, para nuestro amigo Ciro, es porque lo conocemos hace muchos, muchos años, Y este es el principio de una batalla frontal. Así las cosas, este es el principio de un poco inteligente final.
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