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/Por Ángel Álvaro Peña/
Pocos han sido los presidentes de la República que trabajaban los siete días de la semana, a pesar de que en la campaña ofrecían “dedicarse a México en cuerpo y alma” al país. Ahora, que se madruga en el Poder Ejecutivo, la oposición se pasó seis años exigiéndole al presidente “que se ponga a trabajar”, como si sus correligionarios lo hubieran hecho por lo menos entre semana.
El discurso de una oposición, carente de argumentos tiene que ver con las tareas realizadas en los últimos años, a favor de las mayorías. Hay cambios y la población lo advierte.
Ahora, ante la comprobación de estos cambios, debe resguardarse desde la perspectiva de los mexicanos el cumplimiento de las tareas de gobierno. Anteriormente los presidentes nunca fueron capaces de cumplir con sus promesas de campaña, ahora todos estos compromisos fueron rebasados y no hay pendientes que puedan tomarse en cuenta.
El tiempo de trabajo en la Presidenta es de más de 50 horas a la semana, pero ha propuesto, a pesar de algunos rechazos de sindicatos blancos, líderes charros y empresarios anacrónicos. Se trata de una petición que han adoptado muchos países y ha comprobado que no afecta ni las ganancias financieras, ni la productividad, ni la inflación, ni el salario; al contrario, estimula la productividad y mantiene una actitud de mejor disposición de los trabajadores. Pero las costumbres se vuelven vicios cuando no se conocen, a profundidad las actividades que se realizan.
Hay quienes afirman que en menos de un mes la actual presidenta ha hecho las tareas que ni pudieron realizar otros presidentes del PRI o el PAN en este siglo.
Hace unos días presentó el “Plan Campeche”, para fortalecer la ganadería, incrementar la producción agrícola y mejorar la infraestructura en la región. Un día después certificó, luego de un recorrido de fin de semana, que el Tren Maya también se usará para operaciones de carga.
Una de las obras más importantes, cuyo proceso se inició en el país entero es la construcción de un millón de casas de interés social, construida, a pesar del enojo de las constructoras particulares, por militares.
En este escenario la Presidenta quiere que los mexicanos tengan casa propia durante su sexenio, es uno de los 100 compromisos que asumió al tomar posesión. Ratificó recientemente que entregará un millón de viviendas nuevas con sus respectivas escrituras, con el objetivo de crear hogares dignos para la población.
Las principales beneficiarias serán mujeres jefas de familia jóvenes, además de darle prioridad a la población indígena y a los adultos mayores. Incluso, para los próximos 6 años se esperan créditos para ampliaciones de inmuebles construidos. Si comparamos estas obras con las planeadas en el sexenio de Calderón, prácticamente el total de viviendas proyectadas están abandonadas por falta de estudios previos.
Durante los mandatos de los ex presidentes Fox Quesada y Calderón, México experimentó un boom en los desarrollos inmobiliarios de interés social. Pero también aumentó el número de casas abandonadas del Infonavit, que alcanzó 107.33 por ciento entre 2005 y 2012.
El desuso y abandono de viviendas de interés social tiene múltiples causas que parten de la falta de estrategias adecuadas de desarrollo urbanístico y demográfico. Ahora se realizan estudios previos para que esto no vuelva a suceder, porque sería dinero tirado a la basura. Los proyectos con sentido social, también serán construidas por militares especializados en la urbanización y con un sentido humanista de su trabajo.
La lógica de las obras para que sean los miembros de la Sedena es muy buena. El dinero que se embolsan las empresas de la construcción, incluyendo arquitectos e ingenieros, no se gasta. La Sedena no pide una plusvalía por el trabajo de sus miembros, a pesar de que expertos, ahí está el ejemplo el premio internacional otorgado al aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, como uno de los más bellos del mundo.
Con ese dinero que no se desvía hacia los bolsillos de los funcionaros públicos, incluyendo al propio Presidente de la República, con lo que se construyen obras y se incrementan los programas sociales. Labor que se prolonga en este sexenio y que algunos no resisten porque consideran que el dinero que se le da, por derecho, al pueblo, les pertenece.
En cuanto a la tolerancia de viejas reglas también ha sido la presidenta más estricta, por ejemplo, el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, ya no puede llegar a Palacio Nacional cada que tenía algo que decirle a “su amigo”, el Presidente anterior, sino que por órdenes de Claudia Sheinbaum, todo asunto de este personaje, deberá ser canalizado a la Secretaría de Relaciones Exteriores, que encabeza Juan Ramón de la Fuente. Lo cual quiere decir que todos los secretarios del Ejecutivo están trabajando con normalidad, a pesar de tener sólo 20 días en el cargo. El desaire golpeó al embajador del vecino país tanto, que pidió ser removido.
Concretar la Reforma Judicial que exigió la población no ha sido fácil y a pesar de la violencia utilizada por algunos que se negaron a concretarla, no ha habido un sólo golpeado, un detenido o un acusado de vandalismo. La reforma camina sin actos represivos y atrae inversiones dentro y fuera de México.
Quienes aseguran que la inseguridad se quedó pendiente en el país, no están conscientes de que las detenciones de criminales producen violencia. Es decir, sabe que para que haya capturas tendría que haber violencia, los capos no se entregan sin violencia de por medio, en ningún país del mundo. Así que ahora son ellos los que quieren abrazos y no balazos.
A pesar de eso en menos de una semana se han capturado importantes delincuentes, por ejemplo, en Culiacán, el domingo 20 de octubre, fue capturado Luis Alberto “N”, El Cañas. Dos días antes en Zacatecas, a Carlos Daniel, jefe del Cártel del Noreste, entre otros, que suman varios en poco tiempo.
La inseguridad es como se le califica a la lucha entre cárteles, a pesar de que no ha habido, como sucedió en otros periodos, daños colaterales, donde las balas perdidas alcanzaban a ciudadanos inocentes.
Estas son muestras de que se trabaja y se trabaja no sólo bien sino en beneficio del pueblo.
PEGA Y CORRE.- La resistencia a las reformas del Poder Judicial ahora quieren restar público a la conferencia matutina de la Presidenta anunciando una conferencia diariamente de media hora de duración, incluyendo el tiempo de preguntas y respuestas