Claudia, explotada por AMLO.

ÍNDICE POLÍTICO

FRANCISCO RODRÍGUEZ

 El más reciente de los encontronazos públicos protagonizados por Adán López y Ricardo Monreal mostraron, de nueva cuenta, la debilidad de la señora Claudia Sheinbaum frente a dos poderosos contrincantes.

Los tres están enfrascados en una disputa para dirimir cuál de ellos merece el favor del omnipresente caudillo.

Hasta hoy no es Sheinbaum. Tampoco ninguno de los dos coordinadores de las manadas guindas en el Congreso de la Unión.

El único que ejerce el poder es Andrés Manuel López Obrador.

Y es que Michel Foucault fue claro y preciso:

El poder no es una mercancía. “… no se adquiere, conserva o comparte, sino que se ejerce”.

Algo similar había dicho 20 años ante el entonces Presidente don José López Portillo:

“Como el amor, el poder no se comparte.”

Constitucionalmente, Andrés Manuel López Obrador ya no “tiene” el poder, pero lo sigue ejerciendo.

Sentó todas las bases para conservar su ejercicio.

Y es que no sólo le sembró a la señora Claudia Sheinbaum las tres cuartas de su equipo de colaboradores, también los controles político-económicos de las Cámaras del Congreso, la mayoría de los gobernadores y la dirigencia de “su” partido.

La dejó maniatada. Bajo su total arbitrio.

Él repartió.

No compartió.

Y se quedó con la mejor parte: la voluntad plegada de su sucesora.

También con la obediencia ciega de “sus” coordinadores parlamentarios.

Todos los mexicanos lo vemos a diario. Lo hemos observado durante los meses de la larga precampaña y en la campaña, lo mismo que tras haber sido electa –“haiga sido como haiga sido”, dijo el clásico– y ahora en el tablado de Palacio Nacional:

Las mismas poses.

Similar tono oral.

Idénticas frases.

Las ya muy choteadas descalificaciones.

Es un clon, dicen algunos.

Calca, replican otros.

Díganle como le digan, no es ella quien verdaderamente ejerce el poder, hay que repetirlo.

Y AMLO, por supuesto, no se lo ha compartido.

¿Será el próximo año cuando ella se atreva a arrebatárselo?

Se ve difícil. Complicado.

Hay quienes hablan de que existe un pacto.

Que será en los primeros dos años del sexenio que el habitante de “La Chingada” siga en el ejercicio del poder.

Otros opinan distinto.

Que ella podrá finalmente ser ella, pasando el trámite de la revocación de mandato en 2027.

Será melón. Será sandía. El caso es que todavía no hay una primera mujer que ejerza la Presidencia de la República.

Sheinbaum es tan solo la Presidente formal. No real.

¿La misma historia argentina?

Hace justo año le compartí aquí lo que ya se avizoraba.

Que Bibi Villavicencio, asidua lectora del Índice Político, me recordó el slogan de la campaña del odontólogo Héctor J. Cámpora a la Presidencia de la República Argentina, entonces tan de moda por el ascenso al poder de Javier Milei.

“Cámpora al gobierno; Perón al poder”, rezaba.

Ello no obstante que, en marzo de 1973, cuando Cámpora se aprestaba a ocupar el gobierno y Juan Domingo Perón el poder, estaba claro que el peronismo había dejado de ser hacía años aquel movimiento monolítico del período 1945-1955.

Como es el caso del Movimiento de AMLO en nuestro país, al seno del peronismo convivían conflictivamente distintos sectores, en algunos casos de ideología opuesta, y todos ellos parecían contar con el aval de Perón.

Aquí, Morena ha echado mano de ex priístas, experredistas e incluso de ex panistas para conservar el poder.

Y a todos, absolutamente a todos, AMLO les da el visto bueno.

Nada nuevo bajo el sol, dijo el filósofo ateniense.

Hace 50 años Cámpora asumió la presidencia.

En la ceremonia de asunción del mando se encontraban presentes los presidentes socialistas de Chile, Salvador Allende, y de Cuba, Osvaldo Dorticós Torrado.

La Juventud Peronista (JP) se adueñó del acto e impidió a los militares realizar el desfile tradicional.

Mientras coreaban “se van, se van, y nunca volverán”, imaginaban en aquella tarde de mayo de 1973, bajo aquel cielo cargado de esperanzas, que aquella nefasta alianza entre el poder económico más concentrado, la jerarquía eclesiástica y el autoritarismo cívico-militar no tendría nunca más cabida en Argentina.

Se equivocaron. El fallido peronismo volvió a sentar sus reales con Néstor Kirchner, su viuda Cristina Fernández y con Alberto Fernández, quienes con sus yerros despejaron el camino para el ascenso de Milei.

Funcionó la teoría del péndulo.

¿Aquí también cobrará realidad?

O ¿de verdad Claudia continuará asumiendo el gobierno –con todos sus riesgos y problemas– para que Andrés Manuel siga gozando el poder?

Indicios

En El Capital, el teórico Carlos Marx deja asentado que no hay uno solo, sino varios poderes. Visto históricamente en funciones de relaciones de explotación, el poder tiene su consistencia y autonomía propia. Siguiendo la teoría marxista, Claudia Sheinbaum es explotada por AMLO.

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