Claudia Rodríguez
No es igual, parece peor
Para algunos, el ejercicio de comunicación que ha venido realizando hasta ahora mismo, el presidente Andrés Manuel López Obrador en sus conferencias mañaneras, en donde inevitablemente existe el ejercicio periodístico de preguntar en el momento al mismo mandatario sobre casi cualquier tema que se ocurra; además de ser inédito, se lee como un símbolo de apertura del Gobierno actual.
Es cierto que esta forma de marcar la agenda política y mediática con López Obrador es diametralmente distinta a la de las épocas de opacidad en la información hasta el grado de la censura; pero obvio, también tiene sus grandes riesgos.
El primer gran peligro para la institución de la Presidencia es la banalidad y hasta hostilidad que polariza, con la que el mandatario federal acostumbra a tratar los temas de su agenda de trabajo.
Ya ha quedado claro, dicho y confirmado por quien ganó la silla presidencial con 30 millones de votos ciudadanos, que hay fifís y sus seguidores; lo que genera entre los mexicanos una polarización creciente que se abreva de la existencia de las redes sociales.
Pero el éxito de “la mañanera” del presidente de México, es su reproducción incansable por medio de su propio canal de Youtube u otros medios de comunicación, es decir; casi cualquiera tiene acceso a esta información que se produce de forma regular de lunes a viernes.
Divide y vencerás
Ya en las mismas conferencias tempraneras de Palacio Nacional, el presidente López Obrador había tenido enfrentamientos directos con diferentes periodistas, representantes de otros tantos medios; quedando de manifiesto, qué en este ejercicio de comunicación, no todo es miel sobre hojuelas, y que sí hay preguntas incómodas para el jefe del Ejecutivo que costumbristamente resuelve con frases que presumen que él y su equipo nada tienen que ver cuando menos, con el actuar de los gobiernos de los sexenios neoliberales.
Más lo anterior, en vez de disipar dudas a los cuestionamientos, lo que en principio refleja, es un grado de autoritarismo que empieza a rayar en el extremo.
Desorganización o enfrentamiento interno
El operativo fallido de Culiacán, en el que se abortó la detención de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ha traído secuelas negativas insospechadas para la 4T en el terreno de la estrategia de seguridad nacional, pero, sobre todo, en la coordinación de los mandos de las fuerzas armadas.
Resulta ocioso relatar en estas líneas el mismo desarrollo del operativo y su difusión cronológica, pero lo que sí es rescatable, es la exposición de sus estrategas, que el mismo presidente ha hecho en las primeras horas del jueves 31 en la propia conferencia mañanera, de sus mandos en seguridad y el tratar de comprar tiempo, para responder a los vacíos que la prensa mexicana ahí presente, observó y cuestionó sobre el episodio violento y malogrado en Culiacán.
Fue una mala mañana para López Obrador, de empoderamiento de la prensa nacional, pero quién sabe, si un ganar, ganar, para la sociedad mexicana.
Acta Divina…” El manejo de la información, ya no es como en otros tiempos”: Andrés Manuel López Obrador, presidente de México.
Para advertir… Se está haciendo engrudo y provocando malestar.
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