Hora cero
Luis Alberto Romero
Junto con la seguridad pública, el tema relacionado con la recolección y disposición final de la basura es uno de los Talones de Aquiles del gobierno municipal de Coatepec.
Las autoridades locales han sido rebasadas por los problemas de ese pueblo mágico.
En Coatepec, los hechos violentos son frecuentes y los servicios públicos, muy deficientes.
Al alcalde Luis Enrique Fernández Peredo parece que le preocupan más las cuestiones de maquillaje, la pintura de Palacio Municipal o la iluminación del parque central, que los temas fundamentales de todo gobierno, como seguridad pública o servicios básicos.
Por citar un ejemplo de la violencia basta decir que Coatepec es uno de los municipios veracruzanos con la mayor tasa de feminicidios.
Otro asunto que hace evidente las deficiencias con que opera el municipio tiene que ver con el sistema de recolección de basura; por si fuera poco, con la disposición final de los desechos sólidos tampoco ha podido el Ayuntamiento.
De hecho, uno de los municipios con más problemas en esos puntos es precisamente Coatepec.
En este lugar, parece que el ayuntamiento busca una solución al problema de la disposición final de los desechos con la apertura de tiraderos clandestinos de basura, espacios que no cumplen con las normas ambientales pero que le sirven a la autoridad local como válvula de escape.
En Coatepec el problema no es tanto detectar un tiradero clandestino o un basurero sin permiso; el tema de fondo radica en que las autoridades municipales han sido omisas a la hora de atender el pasivo ambiental.
Sólo durante 2019, Coatepec tuvo al menos tres tiraderos en cielo abierto y es la misma población la que ha impedido la operación de esos focos de contaminación.
En este municipio opera una empresa denominada Eco-Xal; está a cargo de los depósitos de basura pero presta el servicio de la disposición sin contar con relleno sanitario para ello. Es decir, cobra, pero no ofrece garantía alguna del cumplimiento de las normas ambientales.
En la comunidad de Puerto Rico estaba instalada la empresa contratada por el Ayuntamiento, justo en el centro de la localidad; sin embargo, la propia población del lugar impidió que siguiera operando debido al problema ambiental que ocasionaba: escurrimiento de lixiviados y proliferación de fauna nociva.
El Ayuntamiento simuló una solución, pero la acción gubernamental sólo se enfocó al cambio de lugar de su basurero.
El tiradero fue enviado cerca de la localidad de El Grande, a un costado del punto en que cada año se instala la feria; en pocas palabras, el Ayuntamiento cambió el lugar para enviar la basura, pero el problema de contaminación sigue igual. Es como si barrieran un punto de la casa y sólo pasaran la basura de una habitación a otra.
Ante las protestas de la población afectada, las autoridades que encabeza Fernández Peredo llevaron los residuos municipales a otro punto, en este caso la comunidad de La Laguna, en las inmediaciones de Pacho Viejo y La Orduña, pero ahí también hubo protestas.
El más reciente episodio de esa novela de incompetencias e ineptitudes se verificó en días pasados en el ejido de Zimpizahua, donde los pobladores hallaron un nuevo basurero clandestino.
El tema generó irritación en esa comunidad, donde los lugareños apuntan que cada día llegan camiones cargados con basura y la depositan en los terrenos cercanos, básicamente tierras de cultivo de caña y café.
Esas deficiencias en los servicios de recolección y disposición final de la basura se han convertido, decía, en el Talón de Aquiles del Ayuntamiento local. El alcalde Fernández Peredo simplemente no ha podido resolver esos problemas, por desidia, desinterés, falta de capacidad, experiencia o presupuesto; como sea, en torno al asunto se percibe irritación social entre la población local. @luisromero85