Comentario de fin de semana, para la reflexión

Prosa aprisa.

Arturo Reyes Isidoro.

Lector, tantas vísperas de elecciones he vivido, tanto he visto, que a toda costa procuro sustraerme a las pasiones en que caen las personas en su deseo que gane el candidato, el partido de su preferencia, o porque llevan de por medio un interés en ello.

Apenas me iniciaba en el ejercicio periodístico, a principios de los años 70, en el Diario del Sur de Acayucan, ya desaparecido, cuando sufrí amenazas por primera vez. Juniors encabezados por “El papayón” (así era conocido) me esperaron una noche, a la salida de la redacción, armados con metralletas para amenazarme que si no apoyaba al candidato de ellos sufriría las consecuencias. Hubo una segunda vez. Estaban molestos porque daba igual tratamiento a los dos candidatos de entonces. No me inclinaba por ninguno. Informaba con la mayor objetividad posible. Siempre me he dicho que desde entonces me curé de espanto, aunque, a decir verdad, nunca sentí temor alguno. Me envalentonaba, eso creo a la distancia, la juventud que me hacía no tener conciencia del peligro real que corría, pero también el hecho de que estaba seguro que estaba haciendo lo correcto.

Por aquellos años (alguna vez lo narré en este espacio) me tocó cubrir como reportero el vandalismo poselectoral por la inconformidad de un resultado que llevó a la quema de la radiodifusora, mueblerías, negocios y casas en Jáltipan, que llevó a la cárcel a muchos radicales y a que les aplicaran la entonces famosa ley fuga a unos cuantos (asesinato vil). Gracias a mi amistad con un comandante policiaco fui el único reportero testigo de todo porque la ciudad estaba prácticamente en estado de sitio y él me introdujo y me protegió. De aquella época vienen las quemas de los palacios municipales de Las Choapas y de Pánuco. Eran famosas entonces las ciudades de Misantla y Acayucan porque en cada proceso electoral municipal inconformes tomaban los palacios municipales y mantenían rehenes. Los bloqueos de carreteras y caminos eran comunes, y ya ni se diga el incendio de vehículos.

Los viejos periodistas como yo, los viejos políticos, saben que nada apasiona tanto a pueblos enteros que las elecciones de sus autoridades municipales, pero esta vez concurren elementos que nos debieran llevar a la reflexión.

Estamos en la creencia de que en Veracruz son 14 partidos políticos los que participan, cuatro de ellos locales. Yo añadiría uno más, que se agregó al margen del INE, del OPLEV y del gobierno: el de la delincuencia organizada, de las siglas que sean. Es preocupante que muchos aspirantes se hayan retirado por amenazas de hombres armados, aunque haya quienes digan que en realidad son policías que amedrentan para evitar la derrota de los candidatos de Morena. No es preocupante, es una realidad que hay aspirantes muertos, como es realidad que el gobierno desató una persecución contra candidatos opositores, generando un ambiente de mucha tensión, preparando un coctel explosivo que si no se tiene cuidado podría estallar el mismo día de las elecciones, e incluso antes (con la detención de Gregorio “Goyo” Gómez en Tihuatlán supe que los huastecos querían tomar y quemar instalaciones y vehículos de las policías, bloquear carreteras, causar desmanes, incendiar el norte, pero muy responsablemente el dirigente estatal del PRD, Sergio Cadena Martínez, los logró tranquilizar).

Con todo y estos asegunes, hasta ahora la fiesta se había venido llevando en paz. Ayer surgieron indicios, versiones, informaciones de que se habría iniciado una guerra sucia contra los opositores, que podría acabar de calentar los ánimos, ya de por sí bastante encendidos, y que estarían conformados grupos de choque para tratar de reventar los resultados en las casillas si ven que los candidatos de Morena van perdiendo. Deseo que no sea cierto. El país y el Estado ya están muy polarizados como para echar el cerillo encendido que falta para incendiar la pradera, que ya está muy seca.

Digo al principio que, por salud mental y emocional, procuro ver las cosas con frialdad, aunque de pronto surgen hechos inesperados que me alarman y me pregunto si no estoy cayendo en un estado paranoico (es posible, claro está). Ayer no pude mantener mi equilibrio cuando leí en la tarde el titular y la nota principal y vi la foto del portal del diario Excelsior: arribó al hangar de la Guardia Nacional en la Ciudad de México, en un c17 de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, el director de la CIA, William J. Burns, en el mayor hermetismo, aparentemente para afinar detalles de la visita que hará el 8 de junio la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris.

¿Por qué no un equipo profesional, de los que tienen muchos? ¿Por qué prácticamente en la antevíspera de las elecciones viene el mismísimo director de la CIA? ¿Qué están viendo en Estados Unidos que no vemos nosotros? ¿Qué información tienen? ¿Qué esperan en las vísperas de las elecciones, durante las mismas y como consecuencias de ellas? La llegada, además, coincidió con el comentario que publicó, con una portada y un duro comentario sobre AMLO, la influyente y prestigiada publicación inglesa The Economist, de que “Estados Unidos no debería voltear la vista ante el artero autoritarismo en su patio trasero. Al mismo tiempo que envía vacuna, Biden debería enviar advertencias silenciosas”. ¿Acaso la llegada de Burns es una de ellas, la primera? Estoy seguro que los verdaderos izquierdistas verán con recelo esta visita, que los va a inquietar.

El 6 de junio debemos salir a votar todos por el candidato de nuestra preferencia para que los resultados sean contundentes y se eviten sospechas y jaloneos que nos lleven a escenarios que nadie desea; a votar, como dice la Iglesia católica, en forma razonada. Yo agregaría que en forma calmada. Está de por medio el futuro de Veracruz y del país, el de nosotros, pues.

La doctora Lira Rocas aspira a suceder a Sara Ladrón de Guevara

Con el lema “Que nadie se quede atrás. Diseñando futuro”, la doctora Ana Beatriz Lira Rocas hizo oficial ayer su intención de participar en el proceso para elegir al nuevo rector o rectora de la Universidad Veracruzana para el periodo 2021-2025.

Ante representantes de medios de información y comunicación, con ese motivo presentó el proyecto “Inclusión, igualdad y sostenibilidad universitaria”, que, comentó, es su punto de partida para reflexionar sobre el futuro de la máxima casa de estudios.

Ese proyecto, que dijo que construyó junto a un nutrido grupo de académicos, artistas, estudiantes y administrativos, se sustenta en ocho ejes: 1. Que nadie se quede atrás. 2. Que toda académica y académico sea reconocida y reconocido. 3. Que prevalezca la dignidad laboral. 4. Que impere la eficacia y la eficiencia financiera y administrativa. 5. Que se consolide una cultura digital robusta. 6. Que la vinculación sea fuente de reconocimientos y de recursos. 7. Que se impulse la promoción y difusión de la cultura y el deporte. 8. Que reine la cultura de la legalidad y el respeto a los Derechos Humanos.

La economista financiera e investigadora de la Facultad de Economía fijó el punto central de su proyecto en el estudiante, porque dijo que es el motivo de la existencia de la UV y alrededor de quien debe diseñarse la estrategia para superar la disrupción pandémica causada por el Covid-19. Consideró también de vital importancia reconocer la contribución de todo el personal para enfrentar los efectos de las condiciones actuales.

Su exposición la hizo con bastante conocimiento de causa y respondió con mucha solvencia las preguntas de los reporteros. Dejó la impresión de que conoce muy bien la situación de la universidad y de que tiene ya muy enfocadas las decisiones que tomaría para sostener la marcha ascendente de la UV, con base en la nueva cultura digital, pero sin perder la esencia, los valores y los principios que han sustentado y distinguido a la más importante universidad del sureste del país.

Hizo la presentación de la aspirante la también doctora Juan Elisa Escalante Vega y acompañaron a la doctora Lira Rocas el director del grupo Tlen Huicani, Alberto de la Rosa; la consejera alumna, Dulce Zeferino Hernández; el funcionario del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, Miguel Ángel López Parra; el analista de la Dirección General de Vinculación de la UV, Luis Armando Domínguez Cruz, así como la académica del campus Veracruz, Miriam Remess Pérez.