Cómo debería reconciliarse Biden con el Consejo de Derechos Humanos de la ONU

*La decisión del Gobierno de los Estados Unidos de “volver a reconciliarse” con el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, con sede en Ginebra, es un gran paso hacia el apoyo multilateral a los derechos humanos, que el presidente estadounidense Joe Biden ha prometido. Sin embargo, todavía falta resolver algunos detalles clave, escribe Kenneth Roth, director ejecutivo de Human Rights Watch.

Kenneth Roth, Executive Director, Human Rights Watch

El expresidente Donald Trump renunció al puesto que Estados Unidos tenía en el Consejo, en especial por las reiteradas críticas al Gobierno de Israel y porque entre sus miembros están “algunos de los infractores más graves del mundoEnlace externo”. El secretario de Estado de Biden, Antony Blinken, ha indicado que el Gobierno de su país va a reconciliarse con el Consejo “inmediata y enérgicamente”. Algo que, por ejemplo, ya ha comenzado para la sesión especial de este mes sobre el golpe de Estado militar en Birmania (Myanmar). Estados Unidos, de momento, es un mero observador. Pero Linda Thomas-Greenfield (la candidata de Biden como embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas en Nueva York) dice Enlace externo que el Gobierno estadounidense “se presentará” como candidato para volver a formar parte del Consejo, presumiblemente en la próxima oportunidad, en octubre.

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Thomas-Greenfield, sin embargo, añade dos reservas. En primer lugar, describe la determinación de su Administración de “rechazar a quienes violan los derechos humanos de la ONU que quieren ser legitimados” con motivo de su adhesión al Consejo. Y en segundo lugar, indica que el Gobierno buscaría “menos resoluciones contra Israel”.

La Administración señala con acierto que el Consejo, entre sus 47 miembros, incluye a algunos gobiernos muy abusivos, como China y Rusia. Que parece que se han unido al Consejo solo con el objetivo de minar su trabajo y desviar las críticas de sí mismos. Aunque el problema no debería exagerarse: incluso con sus actuales miembros, el Consejo vota de manera regular para investigar y condenar en lugares como Birmania, Siria, Irán, Bielorrusia, Eritrea, Burundi, Venezuela, Libia y Corea del Norte. Aun así, librar al Consejo de sus miembros más abusivos es un objetivo loable.

46º período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos
El Consejo se creó en 2006 fundamentalmente para resolver el problema de los miembros abusivos, que había asolado a su predecesora, la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. La solución fue celebrar elecciones competitivas para permitir la oposición a aquellos candidatos que no hubieran “mantenido los más altos estándares en la promoción y protección de los derechos humanos”.

Durante algunos años este planteamiento ha permitido avances con el rechazo de los candidatos abusivos a través de una votación (Bielorrusia, Azerbaiyán, Sri Lanka, Rusia) o retirado su candidatura antes de sufrir una derrota humillante (Siria, Irak). Pero las agrupaciones regionales de las que se seleccionan los candidatos ahora juegan a menudo con el sistema presentando “listas cerradas” (es decir, el mismo número de candidatos como vacantes), lo que en la práctica niega la elección a otros gobiernos. El Grupo Occidental es uno de los principales infractores, porque a sus gobiernos no les gustan las campañas que, de otro modo, serían necesarias para asegurarse un puesto en el Consejo.

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