Comunicación Social.

**CON SINGULAR ALEGRÍA :

/ POR GILDA MONTAÑO /

La Comunicación Social es el arma que me ha permitido generar información y transmitirla para el conocimiento de quienes aquí viven. El crear una política pública en este sentido y no trabajar solo en el día a día, es lo que cualquier Coordinación de Comunicación Social necesita. A partir de esto, se debe crear un programa con objetivos, metas, estrategias, calendarización y certificación de que las cosas se hicieron correctamente.

 

Cuando alguien te pregunta qué es la Comunicación, no tienes idea de lo que le puedes contestar. ¿Cuál comunicación y de cuándo? Multifacética, multidisciplinaria, el principio y el fin de toda relación, llena en este momento todos los espacios y llega a todos los lugares del mundo. Que puede ser el absurdo cotidiano, desde que nos damos a entender hablando, desde la prehistoria; o desde que Gutenberg nos hizo el honor de fabricarnos unos libros.

 

O después, cuando inventó una clave un día el señor Morse y que con ello, nació el telégrafo. Que Graham Bell hizo un aparatito que llamó en su tiempo poderosísimamente la atención, con el que se podía hablar tan lejos como se quisiera, que se llamó teléfono. Que la informática ha venido a barrer, con su famoso Microsoft y luego Internet, con la información de todo el orbe. Y todo porque de repente, el Pentágono –agencia de investigación norteamericana- decidió que debía tener estrecha comunicación con sus más allegados generales.

 

Todo sea por la comunicación y en aras de la misma.

 

Así, ésta se desarrolló muy rápido y espléndidamente a finales del siglo pasado, al entrar la radio y la televisión en contacto con el mundo. Que fue Orson Wells, actor norteamericano, ganador de un Oscar de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas, considerado genio de la radio y el cine, famosísimo actor y con un talento desbordante, quien por primera vez en la vida puso en marcha –y por su puro antojo- el gran sistema de radio de esa época, contándoles a los neoyorquinos que los bellos y dulces marcianos habían llegado ya, y no precisamente bailando el cha-cha-cha.

 

Que nuestro país no se queda al margen de haber tenido alguna vez, uno de los mejores periódicos del mundo, y por muchos años: Excélsior; y que ahora el Norte y Reforma, se la rifan también con el que sea, y le ganan. Y el Universal, por supuesto. Que nuestra televisión mexicana, está a la altura de las mejores del mundo: Televicentro, después llamado Televisa, cotiza en la Bolsa Mexicana de Valores y tiene un primerísimo lugar. Y de sopetón y para terminar el milenio, entró la otra televisora que está apuntalando muy en serio: Azteca. Y el once, y el de la UNAM.

 

Luego vino la informática, que también es parte de las comunicaciones más sofisticadas que existen en la historia de la humanidad. Ahora, mediante un pedacito de pantalla, te puedes comunicar con el resto del mundo, y en un santiamén.

 

En espacio de cincuenta años, la comunicación ha cambiado majestuosamente. Impresionantemente. Lo que nuestros jóvenes han vivido hasta ahora, es algo que nosotros jamás entenderemos. Ellos nacieron con la computadora en juegos que se conectaban a la televisión: Atari e Intelivision. Nosotros, los que nacimos en los cincuentas, vimos crecer solamente y nada menos que la televisión. Grises y opacos; luego un mexicano creó el color: González Camarena, ingeniero mexicano, quien inventó la televisión a color.

 

Creíamos que esos conductores de la XEW, que transmitían primero por radio, y que luego se transformaron en actores de blanco y negro, -como en una de esas películas de Woody Allen, (director-actor cinematográfico norteamericano, gran crítico social),

eran enanitos que podíamos sacar por atrás de la televisión, para ponerlos a bailar y a cantar, para nosotros solitos. Hubo quien abrió esa caja cuadrada que tenía adentro una mini pantallita, y se dio el grande toque de su vida.

 

Pero, en serio… ¿Qué es la comunicación? ¿Es en verdad una ciencia o siquiera una técnica? Porque antes, los títulos que se daban en las facultades de ciencias políticas, y que se crearon hace cincuenta años, eran precisamente esos: los de licenciado en ciencias y técnicas de la comunicación. Y le han agregado ya maestrías y doctorados. El mío en la UNAM, fue de Periodismo y Comunicación Colectiva.

 

La comunicación, es la “actividad humana por excelencia”, que ha sido usada desde siempre y por siempre, con muchos fines. Entre otros, por ejemplo, en la política, al integrar y dar sentido a la información, la publicidad, la propaganda y las relaciones públicas. Al unir todo esto, se deriva un nombre común, que ha dado pauta incluso, para que muchas universidades e instituciones de educación superior del mundo, tengan carreras a las que llamamos Comunicación Social.

 

El profesor de asignatura de Oficinas de Prensa, Manuel Buendía agregaba que la comunicación social es un “elemento constitutivo del ejercicio del poder”, cuyo objetivo se refiere a “la gestión democrática de los intereses de la sociedad”, así como al “óptimo funcionamiento de las instituciones de una administración pública moderna”.

 

La información periodística, es uno de los medios fundamentales por los que la Comunicación Social expresa sus mensajes y contenidos, con una cobertura indispensable para que los mismos tengan repercusión en la conciencia y conducta de los individuos que conforman la sociedad.

 

A su vez, la información periodística es un componente de la realidad social que está constituido en sí, como un todo, por un universo informativo basto, general, múltiple y complejo, cuyo desarrollo se encamina a que la opinión pública tenga una perspectiva consciente y congruente de lo que pasa en las esferas políticas, económicas, sociales y culturales.

 

 

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