Concha Michel: una precursora del feminismo mexicano .

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/ Por Jaime Rivera Velázquez /

El pasado 27 de diciembre se cumplieron 33 años del fallecimiento de Concha Michel, mexicana que destinó su vida a actividades artísticas, políticas y de lucha por los derechos de las mujeres. Nacida en Villa Purificación, Jalisco, el 24 de mayo de 1899, pronto quedó huérfana y sus hermanos mayores se hicieron cargo de la manutención familiar. De niña, estudió en el Convento San Ignacio de Loyola, pero pronto mostró su rebeldía al quemar figuras religiosas, con lo que se ganó la expulsión.

Dueña de una voz privilegiada, obtuvo una beca para estudiar ópera en el Conservatorio de Guadalajara, periodo en el que recopiló canciones indígenas. A los 14 años comenzó a presentarse en público, donde interpretaba corridos revolucionarios y anticlericales. Apenas a los 15 años de edad fue madre de una niña llamada Yolia, quien murió de neumonía en un hospicio, el único lugar donde podía dejarla mientras trabajaba.

Más tarde, se casaría con Pablo Rieder, un artista plástico austriaco con quien procreó a Godofredo, su segundo y último hijo. El matrimonio no duró mucho y, a partir de entonces, Concha Michel comenzaría a involucrarse con las causas de izquierda de la época. Admiraba a Juana Belén Gutiérrez de Mendoza, anarcosindicalista y precursora de luchas feministas. Concha se unió al Partido Comunista Mexicano (PCM) desde los primeros años de éste y escribió la música de Sol redondo y colorado, que por un tiempo sería tomado como el himno del partido.

Recopiló canciones folclóricas de distintas regiones; como cantante recorrió buena parte de México y, en 1930, viajó a la Unión Soviética, donde conoció personalmente a personajes como Alexandra Kollontái, Clara Zetkin y Nadezhda Krupskaia. Sin embargo, con el tiempo se decepcionó de sus propios compañeros comunistas, que no hacían eco de sus posturas feministas, y renunció al partido en 1934, publicando sus razones en un documento llamado Marxistas y “marxistas”. En ese folleto escribió: “No hay todavía en este movimiento una línea precisa que abarque debidamente el problema femenil, y éste es el lado débil del movimiento comunista, inclusive en la URSS”.

Concha Michel fue también una prolífica creadora que escribió 10 obras de teatro, además de incursionar en la poesía, el ensayo y la investigación histórica, lo que dejó ver con la publicación del libro Cantos indígenas de México. Durante su actividad como política y artista trató personalmente a Diego Rivera, Frida Kahlo y Guadalupe Marín; también fue cercana a pioneras del feminismo como Aurora Reyes, Graciela Amador, Esther Chapa y Adelina Zendejas.

En 1974 publicó el libro Dios-Principio es la pareja, una compilación de textos que abre con los siguientes versos:

“Hacia la pareja voy/ pues de la pareja vengo;/ mi patria es el Universo;/ mi Matria, el amor eterno./ Jerarquía de jerarquías/ es el origen supremo;/ fuente de luz y energía/ es el principio del tiempo”.

En este libro, Michel hace un fuerte reclamo al comunismo por no dar un lugar específico a la mujer en la lucha de clases. “Llega a tal grado la necedad de la mayoría de hombres revolucionarios ‘transformadores’ de la sociedad presente, que se consideran con plena autoridad para ‘encauzar’ la liberación de la mujer sin dar la menor oportunidad a que la mujer lo haga por sí misma, pues creen que por todo el tiempo que tienen de ejercer su autoridad arbitraria, están mucho más capacitados que la mujer, aun en el terreno en que ellos son completamente ajenos a la vida y necesidades peculiares de ésta”. Junto a sus reivindicaciones políticas, Concha propuso un programa de acción que incluía cultura adecuada para la mujer trabajadora de campo y de la ciudad, así como atención de maternidad y de salubridad en general.

La jalisciense también radicó en Michoacán y fue amiga cercana de Francisco J. Múgica y Lázaro Cárdenas del Río, a quien le compuso un corrido y le pidió ser padrino de su nieta Citlaly Rieder, con quien vivió en Morelia hasta el final de sus días. En 1988 tuve la fortuna de tratar personalmente a doña Concha Michel y me impresionó su lucidez, a pesar de su avanzada edad.

Concha Michel falleció el 27 de diciembre de 1990 en Morelia, a los 91 años, dejando un gran legado artístico y un ejemplo de lucha feminista que quizá aún no ha sido suficientemente valorado.

Este artículo se nutre de las siguientes fuentes: Michel, Concha, Dios-Principio es la pareja. Costa-Amic, México, 1974; Miller, Beth. (1984) “Concha Michel, revolucionaria mexicana”. Revista La Palabra y el Hombre, núm. 50, Universidad Veracruzana, 1984; Musacchio, Humberto, Gran Diccionario Enciclopédico de México. Andrés León Editor, 1989; Peña, Olga. En busca de la dualidad. La obra literaria de Concha Michel. Editorial Silla Vacía, Morelia, 2015; Estrada, Teresa, Concha Michel: entre corridos, feminismo y revolución. Revista Correo del Maestro, 2016; López, Alberto, “Concha Michel, una mujer adelantada a su tiempo”. El País, Madrid, 1919.

Citlaly Rieder, su nieta, también aportó personalmente valiosos datos y referencias. Agradezco a Francisco Valenzuela su diligente búsqueda de bibliografía y su colaboración para este artículo.

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