Cónclave cimbrara los cimientos de la iglesia católica.

*La Columna .

/Por Fanny Yépez/

Cónclave es una película recién estrenada en México, donde se observa uno de los rituales más secretos y antiguos del mundo: la elección del Papa. Tras la inesperada muerte del Sumo Pontífice, el cardenal Lawrence (Ralph Fiennes) es designado como responsable de dirigir el cónclave. Cuando los líderes más poderosos de la Iglesia Católica se reúnen en los salones del Vaticano, Lawrence se ve atrapado dentro de una compleja conspiración a la vez que descubre un secreto que podría sacudir los cimientos de la Iglesia católica.

Este film se estrena cuando la iglesia católica está atravesando por una crisis de fe por los escandalosos casos de pederastia, enriquecimiento inexplicable de algunos jerarcas, entre otros casos, situación que les ha provocado la pérdida de miles de feligreses.

El temido ministro de prensa Nazi, Joseph Goebbels que la religión es la mejor arma persuasiva en el mundo, por eso los jerarcas religiosos en ocasiones utilizan el pulpito para incidir en la feligresía. Ellos saben que la religión es poder.

Tras el éxito de Sin novedad en el frente, el cineasta alemán Edward Berger viaja al Vaticano para presentarnos un asombroso thriller lleno de intrigas, conspiraciones y pactos secretos y dónde el poder de influencia es la moneda de cambio más valiosa.

En un escenario donde la política y la espiritualidad convergen en un delicado equilibrio, Cónclave, la nueva película dirigida por el ganador del Oscar Edward Berger (Sin novedad en el frente), ofrece una mirada única y cautivadora al proceso de elección de un nuevo Papa.

La trama se centra en el cardenal Lawrence, interpretado por Ralph Fiennes, quien enfrenta una crisis de fe mientras supervisa uno de los rituales más antiguos y secretos de la Iglesia Católica: el cónclave.

La película, basada en la novela homónima de Robert Harris, autor de éxitos como Un oficial y un espía, combina intriga política, drama y misterio en un escenario que pocos han tenido la oportunidad de explorar.

La historia comienza con la inesperada muerte del Papa, lo que obliga a los miembros del Colegio Cardenalicio a reunirse en el Vaticano para elegir a su sucesor. Este proceso, que se lleva a cabo a puertas cerradas en la Capilla Sixtina, se convierte en el eje central de una narrativa llena de tensiones, secretos y revelaciones que podrían cambiar el curso de la Iglesia.

De acuerdo con la producción, el guion, escrito por Peter Straughan, se basa en una investigación exhaustiva sobre el proceso de elección papal, aunque también incorpora elementos ficticios para enriquecer la narrativa. Berger explicó que el cónclave es uno de los secretos mejor guardados del mundo, y que la película busca ofrecer una representación lo más cercana posible a la realidad, sin dejar de lado la licencia creativa necesaria para el cine.

La trama no solo se centra en la elección del nuevo Papa, sino también en los conflictos internos de Lawrence, quien atraviesa una profunda crisis de fe. Según Berger, el personaje había solicitado permiso para retirarse a un monasterio, pero su petición fue denegada por el Papa fallecido. Este dilema personal añade una dimensión emocional a la historia, ya que Lawrence debe enfrentarse a sus propias dudas mientras lidia con las intrigas políticas del cónclave.

La película fue rodada en los legendarios estudios Cinecittà de Roma, donde se recrearon escenarios emblemáticos como la Capilla Sixtina y la Casa Santa Marta. Según explicó la diseñadora de producción Suzie Davies, el objetivo era capturar la esencia del Vaticano combinando elementos históricos y modernos. Por ejemplo, la Casa Santa Marta fue diseñada para parecer una “cárcel elegante”, mientras que la Capilla Sixtina se restauró utilizando a los mismos pintores que habían trabajado en decorados anteriores.

Más allá de la intriga y el drama, Cónclave plantea preguntas sobre el futuro de la Iglesia y la posibilidad de cambio dentro de una institución profundamente conservadora. Según Berger, la película invita al público a reflexionar sobre temas universales como la fe, el poder y la búsqueda de propósito.

Los funcionarios del Vaticano parecieron estar de acuerdo con la premisa impactante de la película, añade Straughan, así como con su retrato de las maquinaciones políticas de un cónclave. “No queríamos ser ineficaces en nuestro enfoque de la Iglesia, que tiene muchos defectos, pero queríamos ser respetuosos con el corazón de la Iglesia Católica”, dice.