Consejeros electorales bajo amenaza.

*Zurda.

/ Ruth Zavaleta Salgado /

Ominosa, despreciable y repugnante, fue la amenaza que, sin rubor ni recato, hizo el morenista Sergio Gutiérrez, de iniciar juicio político contra los consejeros electorales que presentaron una propuesta alternativa de repartición de curules relacionadas con el tema de la sobrerrepresentación, en el contexto de la sesión de ayer, cuando se debatía el anteproyecto de Acuerdo del Consejo General del INE para asignar las diputaciones y senadurías del periodo 2024-2027.

El anteproyecto, que fue votado a favor por ocho consejeros electorales y tres en contra, ratificó la asignación de curules, tal y como se filtró en días anteriores: Morena, PT y PVEM obtendrán 364 curules en la Cámara de Diputados, y 83 en la de Senadores. Movimiento Ciudadano, 27 y 5, respectivamente. El resto lo obtiene la oposición. Esta distribución de curules no es como la que proyectó la Secretaría de Gobernación, pero, de todas formas, el presidente López Obrador tendrá la mayoría calificada para aprobar sus reformas de la venganza en la Cámara de Diputados, no así, en la de Senadores, en donde le faltarían dos votos. Sin embargo, existe el riesgo de que algunos legisladores, ya sea voluntariamente o bajo presión, acompañen la votación del oficialismo y con ello, logren concretar el plan C presidencial.

La alternativa para frenar esta conformación legislativa fue presentada por la consejera Claudia Zavala (apoyada por tres consejeros), quien propuso que 8% de la sobrerrepresentación fuera asignado conforme a los votos obtenidos por partido, tal y como lo dice la Constitución, pero bajo una formula diferente a la del anteproyecto, en ese contexto, Morena obtendría 53 diputaciones plurinominales, y no 75; el PVEM 8, en lugar de 20, y ninguna al PT, en lugar de 13.

La novedosa fórmula produce mayor equidad de la repartición de plurinominales, pero, ciertamente, es muy diferente a lo que se ha hecho en anteriores elecciones, precedente que sirvió de argumento al oficialismo para oponerse, sin reconocer que, en 1998, fue López Obrador quien protestó por la injusta repartición de plurinominales. Pero, en ese entonces, él era de oposición y las autoridades le dieron la razón y frenaron la intención priista de lograr una supersobrerrepresentación.

Paradójicamente, frente al riesgo de perder curules, algunos representantes del oficialismo, acusaron de incongruentes a los tres consejeros que votaron en contra del anteproyecto, les señalaron que no estaban votando en el mismo sentido que lo habían hecho en otras elecciones, sin embargo, vale preguntarse ¿quiénes son los incongruentes, aquellos que antes se quejaban de ser víctimas de elecciones de Estado, y hoy abusaron de su poder para hacer lo mismo, o las y los consejeros que buscaban crear una solución para que prevalezca el régimen democrático? Porque el debate de ayer se trataba de eso, de hacer que la democracia perdure y no regresemos al régimen de lo que Vargas Llosa definió como “dictadura perfecta”, en donde una fuerza política hegemónica, sirvió para que el Presidente en turno, ejerciera el poder sin contrapesos.

Incongruentes son aquellos que dicen que son demócratas, pero están votando los dictámenes de las iniciativas presidenciales para elegir popularmente a ministros, jueces y magistrados, y con ello, desaparecer la independencia judicial, y poner en riesgo la protección de los derechos y libertades de las personas.

Incongruentes son los que no quieren rendir cuentas de sus acciones, por lo que quieren desaparecer cualquier institución que les represente contrapeso, bajo el argumento de que el pueblo votó para que hicieran eso, tal y como lo hicieron ayer en la Cámara de Diputados, en donde la mayoría morenista aprobó el dictamen para desaparecer al Inai, a la Cofece, el IFT, el Coneval, la Mejoredu. Por si fuera poco, también aprobaron el dictamen para que la Guardia Nacional quede bajo el control de la Sedena. Entonces, votar por un cambio de régimen democrático a uno autoritario ¿es ser congruente?