Consorcio Oaxaca ¿Quién sigue?

Soledad Jarquín Edgar/

SemMéxico, 21 febrero 2019.- Desde la semana pasada y hasta estos días, diversos medios, tanto en Oaxaca como entre algunos de los que se editan en la ciudad de México, se han dado a la tarea de reproducir entre su “información” una que no tiene otra misión que descalificar a una de las más importantes organizaciones defensora de los derechos humanos de las mujeres en Oaxaca, me refiero a Consorcio para el Diálogo Parlamentario y la Equidad Oaxaca.

La “acusación” sin remitente tiene que ver con el uso de recursos públicos que las organizaciones de la sociedad civil mexicana, todas, reciben para realizar las labores de acuerdo a sus fines de origen o creación.

Esta acusación a Consorcio Oaxaca está ligada a los recursos nacionales y extranjeros que han recibido, sin embargo, el señalamiento se centra en los obtenidos del Instituto de la Mujer Oaxaqueña durante la gestión de Anabel López Jiménez.

Preocupan estas acciones en tiempos de los demonios sueltos, como las declaraciones del “altísimo”, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, que enfila sus baterías asegurando que no habrá recursos para las organizaciones civiles, porque se presta a la intermediación que ha originado discrecionalidad, opacidad y corrupción, como asegura en la Circular Uno que fue dirigida al gabinete legal y ampliado el 14 de febrero.

Por otro lado, Consorcio Oaxaca es una de las organizaciones no gubernamentales que en Oaxaca ha dado apoyo a las familias de las víctimas de la violencia feminicida y el feminicidio, de lo cual hay varios testimonios, prácticamente desde su establecimiento en 2003, cuando tomó ambos asuntos como su tarea principal, desde entonces bajo la dirección ejecutiva de Ana María Hernández Cárdenas.

En 2006 fue Consorcio la organización que junto con otras muchas de mujeres y hombres formaron el Colectivo Huaxyacac, siendo una resistencia de la sociedad organizada ante el gobierno que entonces encabezó Ulises Ruiz y que más tarde llevó a la pérdida del poder para el PRI en la elección en la que ganó Gabino Cué. Esa es sin duda alguna una herida que para el aparato gubernamental priista todavía no cierra.

El trabajo de Consorcio en la búsqueda de justicia y seguridad para las oaxaqueñas las ha llevado a realizar diversas manifestaciones y reclamos a las autoridades estatales, en la exigencia de justicia para las mujeres. Incluso recientemente, Consorcio Oaxaca se unió a las voces de diversas organizaciones y feministas de Oaxaca para exigir la salida –vía determinación del Congreso local- del fiscal general Rubén Vasconcelos Méndez (El Ilusionista), en respuesta a sus declaraciones tras su comparecencia ante diputadas y diputados de Oaxaca.

Es así que hay varias vías que buscan el desprestigio de la sociedad civil organizada y siempre hay que empezar por las más fuertes, dicen con sabiduría quienes saben de este proceder desde el poder político. De ahí que la pregunta entre las feministas oaxaqueñas sea ¿Qué organización sigue, contra qué persona van a seguir? En esta andanada de “informaciones” que salen –ni duda se tiene- de instancias del propio gobierno, quien debería agradecer y no agredir a estas organizaciones por el trabajo que realizan, sin el cual, está visto, las cosas estarían peor. Y por otro lado, la organización del movimiento amplio de mujeres, tiene una larga historia en Oaxaca, y es gracias al movimiento feminista y sus demandas que muchas cosas han cambiado. Lo inamovible parecen ser dos asuntos que se traducen en asesinatos de mujeres y la participación política. Y ambos temas siguen dejando mal vistos a los gobiernos en turno.

Una de las tareas de Consocio, amén de los talleres, cursos, asesorías, publicaciones y manifestaciones públicas, reitero, en ese afán de buscar justicia para las mujeres, ha sido llevar un recuento hemerográfico de los asesinatos de mujeres que día con día se cometen en Oaxaca. Documento que se puede consultar en su página web. Un recuento que ha sido fundamental y que las propias instancias de procuración de justicia realmente no tenían hasta hace poco y, si la tienen, de una u otra forma lo niegan. Y que ha dado posibilidades reales de conocer el tamaño de la emergencia que vive Oaxaca desde hace tiempo y que se insiste en minimizar desde la tribuna gubernamental.

Es importante decir que un medio serio de información difícilmente podría ofrecer a sus lectores o lectoras “una fuente sin fuente”, como lo es la red de Mujeres Oaxaca, que publica un documento donde desglosa lo que consideran la verdad y donde se afanan en ensuciar –esa es la palabra correcta- a la defensora de derechos humanos Yésica Sánchez Maya.

Ignoro si existe esa red. Los muchos años de periodista me hacen pensar que no existe, que detrás de eso de Mujeres Oaxaca están hombres interesados en descalificar la tarea de esta organización que dicho sea de paso recibe también financiamiento de fuentes internacionales ¿por qué o para qué? para la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos (IM Defensoras), una vertiente más del trabajo de Consorcio Oaxaca.

Eso es lo que molesta. Ni duda. Estamos frente a una organización que trabaja, que no saca el dinero de los ahorros de nadie, que en México y en muchas partes del mundo hay mecanismos y programas para financiar –si así se quiere mirar- estas tareas que no tienen más objetivo que impulsar acciones que buscan generar cambios.

Y no hay que echar en saco roto que hay molestia por parte de algunos funcionarios, sobre todo desde este mes de febrero, cuando se puso sobre relieve la inseguridad y sus consecuencias violentas contra las mujeres, la ineficacia de quienes tienen que responder a la procuración e impartición de justicia: Secretaría de Seguridad Pública, Fiscalía General, Secretaría de la Mujer Oaxaqueña y claro el propio Tribunal.

Tan es así que hay quejas de periodistas que se suman a las agresiones y amenazas veladas que hacen, por ejemplo, desde la Fiscalía General de Oaxaca. Una pena la exhibición que dan las autoridades impotentes ante lo que la sociedad organizada puede hacer.