COVID-19, EL VIRUS DEL MIEDO.

DE FRENTE Y DE PERFIL.

RAMÓN ZURITA SAHAGÚN.

El llamado coronavirus se ha transformado en el virus del miedo, aunque el pánico se vive más en la mente que en lo físico, ya que el contacto no se evita y, aparentemente, el contagio mantiene sin cuidado a los mexicanos.

Una y varias veces se han explicado los métodos para evitar la propagación del virus, sin que se tomen en cuenta, principalmente porque el contagio se está presentando en forma esporádica y los casos detectados, hasta el momento, han sido de poca consideración, tomando en cuenta la magnitud de la población nacional de 120 millones de habitantes.

Sin embargo, el coronavirus avanza de forma considerable, se reproduce y se expande por territorio americano, luego de asolar primero a la región asiática y mantener en jaque, actualmente, la zona europea y hacer presencia en el norte del continente americano.

Las precauciones son muchas, aunque algunos lo subestiman, los llamados a la serenidad y atender las recomendaciones se multiplican, pero en México continúan dándose los eventos masivos (ya son menos) y sin importar las consecuencias se relegan los mensajes de todo tipo.

El virus del miedo se advierte en algunos rostros, mientras se replican los memes, se hacen bromas y la gente toma a chascarrillo los llamados de gobierno, de especialistas y las noticias provenientes de países afectados por el COVID-19 que ha provocado miles de muertes en diversas naciones.

No atienden las recomendaciones, pero si fomentan el pánico, con compras masivas, el acumulamiento de mercancías, dejando las tiendas y supermercados casi vacíos, pero sin dejar de asistir a eventos multitudinarios.

Se topa uno a la gente en las calles con el temor reflejado en el rostro, con la incertidumbre del futuro, mueca que desaparece al encontrarse con conocidos, con los que intercambian bromas, borrando el susto de antes.

Critican abiertamente a las autoridades por no sumir en un estado de sitio al país, tratando de mantener la serenidad, aunque las decisiones también son criticadas y la determinación gubernamental de suspender clases por un mes, adelantando las vacaciones de Semana Santa no cayeron bien en algunos sectores que ven alterados sus planes para esas fechas.

Se notifica que los partidos de fútbol se jugarán con estadios vacíos y se permite la celebración de un festival musical, en el que participan decenas de miles de asistentes y se permite la jornada cívica del Comité de Participación Comunitaria.

Pareciera ser que no se toma en serio la declaración de la OMS de una pandemia que tiene en jaque al mundo y que inevitablemente llegará a México antes de que terminen el mes, como pronostican algunos científicos conocedores del tema.

En esta ocasión vale la pena olvidarse de ideologías y prestar atención a todo lo que se difunda con seriedad, ayudarnos, trabajar en equipo, prestándonos unos a otros auxilio y sin perder el sentido del humor dejar de quejarnos de esto y aquello. Recordar que los días de asueto escolar se tomaron por precaución y que no son vacaciones.

La situación es complicada y puede serlo más si esto se expande y no se atienden los consejos, recomendaciones y ejemplos de lo que ha venido sucediendo en otras naciones.

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