Xavier Tello.
Desde que las primeras vacunas para covid-19 llegaron a México el jueves pasado, ha surgido una pregunta que se ha convertido en duda, luego en reclamo y ahora en motivo de indignación. ¿Por qué “el gobierno ha prohibido” que se compren las vacunas a quienes puedan pagarlas de manera privada?
Es un cuestionamiento normal, si tomamos en cuenta que el resto las vacunas del esquema básico de inmunizaciones, se encuentran disponibles de manera comercial. La intención de este apunte, es aclarar la situación.
¿Puedo comprar mi propia vacuna contra covid-19 o el gobierno lo prohíbe?: No puedes, porque no se venden ningún lugar del planeta.
La respuesta larga es: El gobierno de México no está “prohibiendo” nada. Actualmente las vacunas disponibles en el planeta solamente cuentan con “autorización para uso de emergencia”. Como su nombre lo indica, esto solamente permite… su utilización durante la emergencia. En un lineamiento paralelo al de la FDA, COFEPRIS en México, otorgó el mismo estatus regulatorio para la vacuna de Pfizer-BioNTech.
Me explico: Antes que nada, hay que entender que las vacunas contra covid-19 ya aprobadas, se encuentran aún en fase 3 de sus estudios clínicos. La mayoría ni siquiera ha llegado a esta fase y por lo tanto ni siquiera pueden aplicar a un uso de emergencia. Como en los primeros análisis de resultados se observó que contaban con eficacia y seguridad adecuadas y dada la emergencia internacional, se les concedió esta autorización. Sin embargo, habrá que esperar 12, 18 o 24 meses a que estos estudios hayan sido terminados, publicados y analizados. Vaya, la autorización de uso de emergencia puede retirarse en cualquier momento si se notara algún efecto colateral importante que no había sido documentado previamente.
Para que un medicamento, biológico o dispositivo médico pueda ser comercializado de forma privada, requiere de un registro sanitario completo. En el caso de México, como en el de otros países, esto requiere completar y documentar perfectamente y someter a COFEPRIS un dossier que incluye: certificados de buenas prácticas de manufactura, certificaciones analíticas y de estabilidad, control de calidad y procesos de análisis del biológico, con los cuales aún no se cuenta.
Seguramente que toda esta documentación, conjuntamente con los resultados finales de los estudios de fase tres (tardarán), serán sometidos en el futuro para poder contar con un registro sanitario adecuado que permita la comercialización.
En este momento, toda la producción de los laboratorios que ya cuentan con autorización de uso de emergencia, está siendo encaminada a proveer directamente a los gobiernos de los países y las entregas que han contratado son para atender de manera gratuita a sus ciudadanos; es decir, ningún laboratorio cuenta en este momento con presentaciones comerciales de sus vacunas, ni inventarios para comercialización privada. Una vez más, no hay nada qué comprar, porque no hay nada a la venta.
¿La iniciativa privada debería participar en la logística y administración de las vacunas?
Por supuesto que si.
En los Estados Unidos y en otros países, los gobiernos han entendido que la labor de vacunación para el 70% de su población adulta será titánica, por decir lo menos; y para asegurar una distribución adecuada y profesional, se han aliado o han establecido contratos con diferentes proveedores como aseguradoras, administradoras de salud (HMOs), cadenas de farmacias e incluso grupos de médicos y hospitales privados.
Hasta el momento, el gobierno de México no ha dado alguna señal de querer hacerlo por esta vía y personalmente creo que esta es una pésima posición.
Al momento de escribir este texto, no hemos recibido más de 53,000 dosis de la vacuna de Pfizer-BioNTech y ya se comienzan a notar dificultades logísticas, de distribución y organización. En el momento que estemos recibiendo embarques de más de 250,000 dosis semanales y debamos llevarlas a todos los rincones del país, seguramente estaremos en problemas.
Desde un inicio, esta administración decidió pelearse, romper relaciones y vetar a los principales proveedores de logística y distribución farmacéutica, por ello, en este momento México cuenta únicamente con la capacidad logística de las Fuerzas Armadas. Además, el grupo de vacunadores que han sido entrenados es muy pequeño.
Existen diversas estimaciones de cuánta gente deberá ser vacunada diariamente para cumplir la meta del 70% de vacunación de los adultos. La mía, considerando que la mayor parte de las vacunas requerirán dos dosis, es de alrededor de 320,000 inyecciones diarias con el fin de completar 90 millones de mexicanos al final de 2021. Si no se cuenta con una enorme infraestructura, un plan logístico adecuado y el personal debidamente entrenado, esto será imposible.
Evidentemente, el realizar contratos con grupos médicos o de servicios privados, implica un gasto. Sin embargo, ya existía de cualquier modo un costo operativo a considerar, el cual por cierto no sabemos de qué partida presupuestal provendrá.
El problema es más grave si tomamos en cuenta la pésima comunicación que el gobierno ha tenido en este punto. Desde un ambiguo mensaje en el que se arguye la sola rectoría del Estado sobre las vacunas, hasta una extraña noticia en la prensa en donde se dice que el gobierno facilitaría la vacuna a empresas que quisieran aplicarle a sus empleados, lo cual pudiera poner en duda la “gratuidad” y daría privilegios a sectores que tuvieran la capacidad de comprarla para grupos específicos.
El peor mensaje de todos es, sin embargo, el del partido político oficial, quien ya está aprovechando la situación para mencionar la llegada de las vacunas como un logro de esta administración con miras a las elecciones del año entrante.
Estamos perfectamente a tiempo de que el gobierno de México recapacite sobre el auxiliarse con operadores logísticos y administradores privados, con el fin de acelerar y hacer más fácil la administración -siempre gratuita- de esta vacuna.
¡Vámonos a los Estados Unidos! … ¿O no?
Quizá el mito más grande que leemos en este momento, es el de que la vacuna será libremente comercializada en los Estados Unidos.
Esta confusión surge porque, como lo mencioné arriba, el gobierno norteamericano ha decidido celebrar contratos con la iniciativa privada para que sean ellos quienes ayuden en la labor de vacunación. Por ello, vale la pena aclarar unos puntos:
- Las vacunas no se venderán libremente en los Estados Unidos. Algunas cadenas de farmacias han sido contratadas para administrarla, por lo que la vacuna será gratuita, aunque las farmacias pueden cobrar el costo de la inyección el cual será reembolsado por el sistema de salud o aseguradora que tenga cada persona.
- Si las vacunas son o no administradas de manera indiscriminada, es una potestad de cada estado. Sin embargo, es posible que se solicite una identificación (como el número de seguro social), con el fin de llevar un registro adecuado. Si este es el caso, que no cuenta con una identificación válida en los Estados Unidos, podría no ser vacunado. Esta decisión depende de cada estado.
- El proceso de vacunación en Estados Unidos tiene un calendario que establece que la población general podrá aplicarse la vacuna, seguramente, hasta finales de la primavera. Por lo tanto, quien tenga pensado viajar a los Estados Unidos a intentarlo, puede esperar a esas fechas. Para entonces, debería también estar disponible en México.
- Si alguien piensa que puede sortear los puntos 1, 2 y 3, deberá tomar en cuenta que las primeras vacunas de Pfizer BionTech y de Moderna, requieren dos dosis; por lo tanto deberán permanecer de viaje los 21 días requeridos para las dos dosis.
Sobre el derecho de los países a tener acceso a vacunas para proteger a su población, frente al potencial económico de los países más ricos, escribiré en otro artículo.