**Ventana Política
/Veronica Ortiz /
Hace dos semanas comentaba en este espacio sobre el proceso de selección de representante y eventual candidata presidencial del Frente Amplio por México. Tocan ahora algunas reflexiones sobre el procedimiento llevado a cabo en el otro frente, el de la alianza integrada por Morena, PT y PVEM.
A diferencia de lo ocurrido del lado de la oposición, donde la figura de Xóchitl Gálvez emergió hace menos de tres meses, en el campo oficialista Claudia Sheinbaum fue siempre la corcholata favorita del presidente Lopez Obrador, y todos los caminos llevaban a su designación.
De ahí que en el programa original no hubiera necesidad de debates ni presentación de propuestas, bastaba la cercanía presidencial. De hecho, tampoco estaba previsto que la jefa de gobierno dejara el cargo con tanta anticipación. Así lo dijo el propio López Obrador al responder a las denuncias de Marcelo Ebrard, el único perdedor que no quiso ver lo que estuvo claro desde el inicio.
Para darle gusto a Marcelo, que se tomó muy en serio eso de la contienda pareja, el presidente forzó las renuncias de los demás aspirantes, aunque rechazó la propuesta de debates, sabiendo que Ebrard sería muy superior.
Si bien cada uno propuso encuestadoras de su elección, tuvieron que ajustarse a la muestra y condiciones diseñadas por Morena, por lo cual las encuestas levantadas dieron cifras muy parecidas. Aún así hubo rostros desencajados como el de Adán Augusto López quien a pesar del dineral invertido fue rebasado por Fernández Noroña.
Culminado el proceso, Sheinbaum recibió el bastón de mando del presidente que con ese gesto confirmó lo que se empeñó cinco años en desmentir: que nunca cedió su papel de jefe del movimiento y su actuación como líder partidista y no jefe de estado.
Procede ahora la integración del equipo que acompañará a Claudia Sheinbaum y, con mayor o menor entusiasmo, las corcholatas perdedoras han ido encontrando acomodo. Adán Augusto como encargado político y futuro coordinador de campaña; Ricardo Monreal como coordinador territorial, Fernández Noroña como vocero. Falta el cargo para Manuel Velasco. Y, desde luego, la gran incógnita, Marcelo Ebrard,
El excanciller buscó ganar tiempo pidiendo la reposición del proceso, pero lo cierto es que va perdiendo adherentes dentro de Morena día con día. Más aún, desde la conferencia matutina, el presidente dejó en claro que su reclamo es totalmente improcedente.
¿Por qué habría que repetirse un ejercicio que salió como se tenía previsto?
Si Ebrard no quiere romper con AMLO, como ha reiterado, acabará cediendo y regresando al redil. O quizá todavía apueste a negociar su candidatura con MC. La encuesta publicada en El Heraldo esta semana lo coloca en mejor posición que a Samuel García.
Mientras tanto, Morena llegó al desenlace previsto, luego de una gran simulación y de enormes cantidades de recursos, cuyo origen no será investigado.