Cuando el destino nos alcance.

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/ Liébano Sáenz /

El gobierno de México ha realizado un encomiable esfuerzo en la negociación con el gobierno de EU. El margen para México es muy estrecho, en parte por razones estructurales, pero también porque los gobiernos mexicanos no han actuado con acierto en la seguridad pública. La reforma judicial es un precedente indefendible desde cualquier punto de vista. En esas condiciones negociamos.

Es cierto que se ha alcanzado lo mejor posible o, en otras palabras, lo menos malo dentro de lo muy malo que pudiera ser. El aplazamiento de los aranceles por 90 días es mejor que su aplicación inmediata, pero no contribuye a la certidumbre y por ello la economía mexicana crecerá a tasas muy bajas y de manera muy diferenciada. Aún con la circunstancia prevaleciente, hay sectores que han sido severamente afectados por las restricciones impuestas a exportaciones.

El destino habrá de alcanzarnos en once meses, cuando el acuerdo comercial sea objeto de revisión, según la letra del entendimiento, y renegociación según la determinación del presidente Trump. Nada bueno debe esperarse porque la idea que prevalece en él es que el déficit comercial es un problema por resolver y no cómo es, la consecuencia propia de la integración económica de los tres países. Reducir el déficit alude, inexorablemente, a la relocalización de la industria de México a EU. Se puede reducir la presencia de productos de origen chino, pero eso no es lo que más preocupa, en todo caso se trataría de sustituirlos por productos norteamericanos y desde hace mucho tiempo la industria de ese país perdió esa batalla con el oriente.

El tema de la seguridad es lo que más debe preocupar; de hecho, probablemente representa un dilema complejo para la presidenta, ya que decenas de mexicanos presuntamente criminales o sentenciados fueron entregados a la justicia estadounidense con el propósito de ser castigados. Sin embargo, muchos de ellos podrían obtener el privilegio de la libertad por parte de las autoridades de EU, a pesar de los crimines cometidos en México a cambio de información que, además, no se compartirá con el gobierno mexicano por desconfianza. No se descartan acciones que comprometan la soberanía nacional y esta es la otra dimensión de cuando el destino nos alcance.