Muchos hombres se autodefinen no violentos porque no asesinarían ni violarían, pero…¿si nos enfocamos en las “otras” violencias”?
La violencia hacia las mujeres va mucho más de lo “visible”, de los golpes y los femicidios .
Muchos hombres se autodefinen no violentos porque no asesinarían ni violarían, pero ¿y si nos enfocamos en las “otras” violencias”? Esas que no se ven a primera vista y que, por lo mismo, son mucho más comunes y cotidianas como, por ejemplo…
la violencia que ejerciste cuando le robaste la idea a tu compañera de trabajo; o cuando, con aire paternalista, le quisiste explicar a una mujer especialista, su propio tema.
la violencia de cuando discutes con tu pareja, la manipulas y luego niegas lo que dijiste, para hacerla creer que está loca. La ley del hielo por 1 día o varios. También violenta.
Tu silencio es violento. Tus ganas de empatar también
Violento es que no te hagas cargo de lavar un plato o de limpiar el WC; o hacerte el dormido el sábado a las 6 am cuando los niños (as) se despiertan, para que la madre los atienda; o cuando, aunque la guagua de meses se despierte 8 veces en la noche, tú duermas como un lirón. También es violento no llevar ni acordarte de la cita de tu hijo (a) al médico. O no ser parte del chat del colegio. Y el no hacerte cargo del disfraz del día de la primavera, también.
Fuiste violento cuando presionaste a tu pareja recién parida a follar o cuando la presionaste en cualquier momento a tener sexo contigo. Es violento cuando, por no querer follar, al otro día estás enojado.
La violencia de quedarte callado cuanto tu amigo abusador se jactó de lo que hizo. O al reírte de ese chiste machista y misógino.
Tu silencio es violento. Tus ganas de empatar también. #NotAllMen
El “punto para el marido”
La violencia de que por ahí a los 20 años alguien te haya sacado a bailar, le hayas dicho que no y te haya gritado enrabiado con su cara muy cerca de la tuya “¡te creí muy bonita acaso, pa qué cresta vení si no quería bailar”.
Es violento no pagar la pensión alimenticia porque estás furioso con tu ex. O querer la tuición compartida para no pagar y dejarle tus hijos a su abuela. Se llama violencia vicaria ¿esa la conoces?
La violencia obstétrica, una de las más normalizadas, que sucede a cada minuto desde que un acto tan natural e íntimo como el parto, se industrializó para convertirse en un trámite donde el protagonista es un “diostor”, dejando en el olvido a la madre y al bebé. Apurar los tiempos del parto aplicando fármacos innecesarios, sin explicar ni preguntar nada a la parturienta porque te tienes que ir rápido a otros compromisos, como a un partido de paddle, ponte tú. Hacerle la episiotomía de rutina. ¿Y cuándo el ginecólogo, cuando te está cociendo tu vulva destruida te hace el “punto para el marido”? Violento ¿no?
Pirámide de violencia con cúspide de femicidio.
La violencia de pagarle menos a la trabajadora de tu empresa que es mujer. La violencia de que tengamos que pagar más en la Isapre. Y de que, siendo mujer, en la entrevista laboral te pregunten si quieres ser madre; y también muy violento es que cuando te vas de post natal, pierdas tu status en el trabajo; o que tengas que sacarte leche dentro de un baño.
Violento fue que cuando quise retirar del banco el vale vista por un fondo estatal que me adjudiqué, me exigieran un certificado de soltería, ya que de haber estado casada necesitaba la autorización del marido. Año 2016.
Violencia de tener que tomar hormonas desde adolescentes para no embarazarnos. Hoy tenemos Chat GPT, audífonos inalámbricos y podemos congelar óvulos, pero los grandes científicos aún no han podido dar con la pastilla para que los hombres no fecunden…
Todas estas violencias sostienen un sufrimiento silencioso. Depresión, ansiedad e inseguridad ¿a que conoces más mujeres que se empastillan para vivir que hombres? Es que las mujeres están locas ¿no? ¿O será que estas violencias invisibilizadas terminaron por zafarnos a todas? La pirámide con cúspide de femicidio. Esa misma que tanto te acomoda sostener con tus micromachismos cotidianos.
La Central- Chile