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/ Por: Bibiana Belsasso /
“Sin empleo digno y políticas públicas, la equidad no llega”, asegura Michelle Ferrari, presidenta del Women Economic Forum (WEF) Iberoamérica 2025. El 28 y 29 de octubre, la Ciudad de México será sede de este importante evento, bajo el lema “Mujeres de Impacto: Construyendo Comunidades Sostenibles”.
Esta semana platicamos para La Razón con Michelle Ferrari, presidenta del WEF Iberoamérica, sobre la importancia de empoderar a las mujeres en el mundo económico.
“Hay que cerrar la distancia entre el discurso y las decisiones que cambian vidas: generar empleo desde el sector privado y hacer cumplir políticas públicas que acompañen a las mujeres en todas las etapas”, dijo.
Ferrari cuenta que la sede será en México, y que esto permite poner a nuestro país en el mapa, con un evento de altísima categoría, que cuenta con una agenda diversa y multisectorial alrededor de equidad e inclusión.
A la capital mexicana llegarán participantes de Chile, Perú, Bolivia, Costa Rica, Panamá y Argentina, además de España y varios países de Europa, Medio Oriente y Norteamérica.
“Hay un poco de cada región; eso enriquece la conversación y la vuelve accionable”, nos dice.
Para Ferrari, que además dirige Great Place to Work México, el anclaje económico del foro no es casualidad: “Venimos de presentar avances y retos en la ONU”.
Los datos son contundentes: “No alcanzaremos los Objetivos de Desarrollo Sostenible si las mujeres no están en el centro de las soluciones. Hoy, sólo 23% de los asientos parlamentarios a nivel mundial son ocupados por mujeres, y menos del 3% llegan a ser CEO. Con esa subrepresentación, hablar de paz o de erradicar la pobreza se vuelve muy difícil”.
La traducción económica de esa ausencia, añade, también es clara: “Si integráramos plenamente el talento femenino en puestos de decisión, el impacto en el PIB global sería de trillones. No es una consigna ideológica: es productividad”.
México tiene paridad formal en varios espacios políticos, pero la foto cambia en las empresas. “En alta dirección seguimos rezagadas. En la cultura todavía pesa el machismo y eso ralentiza a los indicadores”.
Con la llegada de la primera Presidenta a México, se imprime una perspectiva distinta: “Se han activado programas de cuidados y se está intentando reconstruir la infraestructura que necesitan las mujeres para acceder a trabajo de calidad. Es un buen inicio”.
Aun así, la distancia entre la ley y la vida cotidiana persiste.
“En promedio, las mujeres ganan 30% menos que los hombres. Son 70 pesos por cada 100 en el mismo puesto. Y encima llevan el trabajo no remunerado de cuidados”, apunta.
Ferrari defiende avanzar hacia la paridad salarial con dientes: “Existen políticas, pero no son obligatorias ni transparentes. En Reino Unido, por ejemplo, las empresas informan públicamente cuánto ganan hombres y mujeres por puesto. La transparencia corrige”.
¿Por qué Chile, Colombia o Costa Rica muestran mayor participación laboral de mujeres que en México?, le pregunté. La respuesta es que “en México aún tenemos prejuicios inconscientes en la toma de decisiones y estructuras que impiden el ascenso. Si no hay apoyos y pipelines bien diseñados, se produce un abandono masivo en la gerencia media”.
La maternidad es un punto de quiebre. “Cuando llegan los hijos, muchas abandonan o renuncian a crecer porque no existe trabajo flexible, teletrabajo bien implementado o apoyo en brecha digital. Las cifras hablan: madres con hijos pequeños tienen participación laboral en torno al 38%, frente a casi 60% entre mujeres sin hijos pequeños. Sin infraestructura de cuidados, no hay igualdad posible”.
Otra época muy complicada para las mujeres en la vida laboral es en la llamada “economía de plata, la silver economy”. Es el de las mujeres de 50 años en adelante.
“A esa edad se juntan la menopausia, la doble o triple jornada de cuidados (hijos adolescentes, padres mayores) y, además, sesgos de contratación a favor de perfiles más jóvenes. Perder a una mujer de esa generación es perder experiencia y valor económico. Eso es la silver economy: comprender que el consumo, el conocimiento y el liderazgo de las mujeres 50+ son potencia y oportunidad, no un costo.
“Se tiene que visibilizar lo invisible. Medir lo que pasa después de los 50. Diseñar programas integrales que acompañen el ciclo completo: salud menstrual, embarazo, crianza, divorcio, soltería, menopausia y cuidados. Las compañías que lo hacen bien ya muestran lo obvio: cuando atiendes estas realidades, el talento florece y la productividad sube”, explica Ferrari.
Ella insiste en que empresas y Gobierno deben caminar juntos. “El empleo digno lo crea el sector privado; la capacidad de sostenerlo depende de políticas públicas. Si las leyes de paridad salarial, licencias parentales, estancias infantiles, igualdad en concursos y compras de gobierno no tienen obligatoriedad y consecuencias, quedan en la buena voluntad. Y la voluntad, sin incentivos ni sanciones, se agota”.
Por eso le atribuye un rol central al WEF Iberoamérica: “Esta plataforma acelera cambios porque reúne a CEO, líderes de sostenibilidad, emprendedoras, activistas y organismos internacionales. Ahí es donde alineamos agenda, compartimos métricas y compromisos, donde la narrativa se vuelve política interna y presupuesto”.
Ferrari dice: “Hay dos ejes que cambian la vida de una mujer: la pareja que eliges (si decides tenerla) y tu independencia financiera. Nadie llega a empoderarte: te empoderas tú.
“Entre los recursos de vida son indispensables para poder negociar como mujer, tener autoconfianza, crear una red de apoyo y de relaciones y deben tener tolerancia al error. A muchas nos educaron para no pedir. Hay que tomar riesgos, entender que equivocarse no te define y aprender a pedir aumentos y oportunidades con la misma naturalidad con la que lo hace un hombre. Eso se aprende”.
Sobre las generaciones más jóvenes, Ferrari observa fortalezas y debilidades. “Traen una manera de pensar distinta: buscan propósito, justicia y transparencia. Alzan la voz ante el acoso con mayor rapidez y eso tiene un lado luminoso: no normalizan lo inaceptable”.
Pero advierte: “También percibo menor resiliencia. A veces se denuncia por umbrales muy bajos y con pruebas débiles. Eso puede lastimar casos sólidos y credibilidad. El reto es combinar cero tolerancia con debido proceso y educación para todos”.
Ferrari cree que el mundo corporativo es hoy la palanca más rápida para mover la aguja. “Ahí están miles de trabajadoras y trabajadores y los liderazgos que pueden cambiar procesos mañana. Si logramos que equidad y diversidad bajen a objetivos medibles, a bonos, a indicadores de desempeño, el cambio se nota en un año, no en una década”.
El Women Economic Forum Iberoamérica operará en dos velocidades: presencial (28–29 de octubre) y digital, la semana siguiente.
“Queremos que directivos, padres de familia, académicos y servidores públicos escuchen estas conversaciones. No es un evento para mujeres; es una hoja de ruta para sociedades”, enfatiza.












