Cuatro Días en Guerra .

*Después de que mi esposa arreglara la habitación que nos sirve de refugio y procurando superar algunas dolencias físicas comparto aquí con los lectores algunas reflexiones en torno a la guerra que Hamás, con la indirecta dirección de Irán ha precipitado en nuestro país.

Joseph Hodara

Aún no sabemos por qué Benjamín Netanyahu despreció las graves advertencias que le transmitió el liderazgo egipcio sobre una probable agresión desde Gaza siguiendo una estrategia apenas imaginada por la inteligencia israelí.

Ciertamente, los interrogantes suman y nos abruman: ¿por qué Bibi no ha levantado hasta aquí una amplia coalición cuando Gantz le sugirió desde hace días sin condición alguna? ¿Y dónde están sus brazos cercanos cuando todos en este país no vacilamos en poner en peligro la vida de hijos y nietos? ¿Y por qué dilató sin explicación alguna una pública aparición al lado de soldados y policías que hoy arriesgan sus vidas?

Tal vez conoceremos respuestas cuando estos sombríos episodios tendrán algún fin alentador. Tal vez.

Mientras tanto los resultados de esta ofensiva que obliga a recordar a Pearl Harbour y a Nueva York en su momento devuelven la unidad a los israelíes después de 73 públicas manifestaciones de protesta.

Los sepelios a más de 900 ciudadanos muertos, la atención a miles de heridos atendidos en hospitales que valientemente amplían sus espacios, la generosa conducta de la población civil en favor de las fuerzas militares y policiales movilizadas, las futuras operaciones militares en todos los rincones del país: temas que hoy nos abruman.

Y en el interim importantes zonas de Gaza son destruidas, Israel alienta a los gazatíes a migrar a Egipto, y su atención se concentra en el Líbano, país que constituye hoy en un hostil bastión gobernado desde Irán.

Mientras tanto, aquí procuramos contar con alimentos básicos y anticipar la posibilidad de reducciones en el suministro de agua potable y de electricidad.

Y más allá de nuestras domésticas inquietudes: apoyo sin condiciones a soldados y policías que hoy arriesgan sus vidas para asegurar la fecunda continuidad de nuestro país.

Estamos seguros: las diásporas hoy nos entienden y apoyan sin límites ni vacilaciones.


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