/ Verónica Malo Guzmán /
En el país de los otros datos, Cuauhtémoc Cárdenas es un traidor, Carmen Aristegui una conservadora, Alejandro Gertz no inventa delitos, Yasmín Esquivel solo tuvo un error de juventud, Delfina Gómez es una mujer honesta, José María Rioboó es el mejor contratista del mundo, Manuel Bartlett un patriota —y todo un demócrata—, los niños enfermos de cáncer son golpistas y El Chapo Guzmán es “el Señor Joaquín Guzmán”.
Para mí que la brújula moral de López Obrador se encuentra totalmente descompuesta; fundida, y que “la luz” que recibe de la Comisión Federal de Electricidad hace que vea de forma deformada a muchos personajes de la 4T y de la vida nacional.
Quien fuera el verdadero adalid de la democracia en el país, el primer candidato de izquierda, ganando las elecciones en el 88 y despojado de su triunfo por el entonces secretario de gobernación Manuel Bartlett, es para López Obrador un adversario. Un personaje que está “del lado equivocado” de la historia.
López Obrador, quien se cree la expresión misma de la moralidad política, dijo: “estás con el pueblo o con la oligarquía”. Y todo porque Cárdenas osó a participar en un grupo que, si acaso, apenas esboza una lista de pendientes que se requieren solventar en el país. ¿Contrapeso a la 4T? Obvio no.
En otras palabras, ¿por qué tanto brinco con la visceral —y condenable— reacción del presidente ‘estando el suelo tan parejo’?
Pero, pues, tampoco se requirió de mucha crítica ya que, después del rapapolvo presidencial realizado por partida doble en las mañaneras del viernes y del martes, Cuauhtémoc Cárdenas decidió que siempre no. Que no sería “adversario” de López Obrador. Y después de más de un año de trabajar con el mencionado colectivo, se deslindó de los organizadores con tremendo papelón (bueno, solo una cartita)…
En tanto el “Colectivo por México” se pregunta por otro rumbo para el país en tiempos de la Cuarta Transformación, todo indica el Ing. Cuauhtémoc prefirió no poner en riesgo el sueldo y la posición de su hijo.
