- Sin tacto
/ Por Sergio González Levet /
La semana pasada significó el regreso de Dante Delgado Rannauro a las lides políticas. Bueno, es un decir, porque el exgobernador veracruzano es un personaje único que nunca deja de estar en la actividad que lo define y le alienta vida.
Pero Dante regresó a la tribuna pública después de un periodo de recogimiento para rehacer su organismo atacado, durante el cual luchó como él sabe hacerlo, con las uñas y los dientes, en contra de una enfermedad feroz. Y volvió como es su costumbre: por todo lo alto, derrochando energía no obstante su torpe aliño indumentario (Antonio Machado), debido a las consecuencias del mal que lo agobió.
Los meses en que Dante hizo mutis permitieron que su imagen se proyectara en el imaginario colectivo de la militancia naranja y por eso su presencia dilatada avasalló ante una llegada, más que apoteósica, natural y necesaria.
Movimiento Ciudadano vuelve a tener su líder de tiempo completo; aprovecha nuevamente su experiencia, su talento político y su omnipresencia.
¿Quién es Dante Delgado, ahora que está de nuevo entre nosotros? La pregunta podría responderla cualquier integrante de su partido con cierta facilidad:
Dante es pasión viva, estrategia, singularidad. Dante es emoción racional, cerebro y corazón, hígado e hipocampo. Dante es conocimiento, colmillo y ciencia.
De siempre, al fundador de MC se le han atribuido acciones excepcionales para hacer crecer su partido. Muchas de ellas son reales y algunas asombrosas. Lo verdadero es que le han funcionado varias jugadas en el ajedrez político y eso lo ha colocado en el nirvana electoral. A él y a su creación, a su creatura.
En verdad que los triunfos del partido en las más recientes elecciones no son fruto de un espejismo ni le deben al azar su éxito: son producto del trabajo, del intelecto bien aplicado, y se han reflejado profusamente en Veracruz, por ejemplo, con el ascenso inusitado que ha conseguido Luis Carbonell de la Hoz, al interpretar fielmente las ideas de su mentor.
Dante aporta su personalidad y su sabiduría política; sus discípulos, sus seguidores, su militancia siguen la batuta a conciencia, y las piezas se mueven como un reloj, como una naranja mecánica (a clockwork orange, que dijera el escritor inglés Anthony Burguess).
En este Movimiento Ciudadano de 2025, ya con Dante renovado, las aguas han tomado el nivel propuesto por el maestro y se dirigen a las siguientes elecciones. El segundo lugar veracruzano de junio pasado tiende a convertirse en la mejor posición de la oposición, de ésa que la 4T no quisiera que exista y por eso pone a sus genios inorgánicos a negarla concienzudamente en medios y redes en los que ya nadie cree, ni los mismos Goebbels de pacotilla comandados por Chucho Ramírez.
2027 está a la vista, y Dante Delgado está firme en el timón. 2027… y 2029… y 2030… y…












