De la chingada, pero felices

TIERRA DE BABEL

Jorge Arturo Rodríguez

Aperitivo 1: Un fantasma recorre México: el fantasma de la reelección. “Ahí está el punto: es la reelección. Batres se quiere reelegir. Muñoz Ledo se quiere reelegir. Polevnsky se quiere reelegir. Bonilla se quiere reelegir (y sin pasar por las urnas). ¿No lo vemos? ¿Quién más se quiere reelegir?” (Pablo Hiriart).

Aperitivo 2: “No dejar de insistir en la democracia participativa, en darle el derecho a la gente a que decida en consultas, en plebiscitos, y que se aplique la revocación de mandato y, si la gente quiere, que se quite lo de la reelección porque está permitido en algunos casos. Eso fue un abuso que se cometió”. (Amlo) ¿En qué quedamos?

Aperitivo 3: “Si el partido que ayudé a fundar, Morena, se echara a perder, no solo renunciaría a él, sino que me gustaría que le cambiaran de nombre porque ese nombre nos dio la oportunidad de llevar a cabo la cuarta transformación de la vida pública del país. Entonces no se debe de manchar ese nombre”. (Amlo). ¿A poco? Pónganle “Mennen” al bebé.

Aperitivo 4: Propone la Jucopo del Congreso de Veracruz trabajar más y más: “…agilizar los relevos gubernamentales en el ámbito estatal y municipal, a fin de brindar la oportunidad a quienes resulten elegidos de iniciar sus períodos a la brevedad y poner en marcha sus programas y políticas públicas ofertadas a la ciudadanía y evitar así vacíos y hasta conflictos de poder entre las autoridades entrantes y salientes y, por otra parte, ampliar los períodos de sesiones del Congreso, con el objetivo de que esto se traduzca en mayor trabajo legislativo para procurar el desarrollo y bienestar de las y los veracruzanos.” Ta güeno.

Tan pronto y de repente –no es cierto, el despeñadero ha sido doloroso-, nos quedaremos tiesos y mudos, o al revés, como gusten y les agarren las prisas o la desgracia. Se nos seca la boca y no encontramos palabras para “reivindicar la vida, la alegría, la felicidad”. Nuestro vocabulario, así como nuestras posibilidades de sobrevivir, se reducen a unos cuantos términos que en muchas ocasiones vomitan mentiras.

Encima tenemos el Primer Informe de Gobierno federal, y la cosa no pinta ni siquiera los colores patrios, salvo el rojo de sangre y violencia, nada de celebración, pues. ¿De qué chingaos nos vamos a alegrar y estar felices?

Voltaire, en su Diccionario filosófico (se los recomiendo), dice por ahí, hablando de la dicha y la felicidad, que “algunos perros llevan una vida regalada, los peinan, les dan galletas y les destinan hermosas perras; en cambio, hay otros que padecen de sarna, los muelen a palos y los matan de hambre. ¿Depende acaso de esos perros ser dichosos o desgraciados?”

Para Amlito, somos felices, felices, felices y su fuente fue el Inegi. Según el Instituto, en promedio, los mexicanos califican con 8.4 su satisfacción con la vida, en una escala del 1 al 10. La población que se muestra más optimista es la que tiene de 75 años en adelante, este grupo le otorgó una calificación de 8.3.

En el balance general afectivo, los mexicanos calificaron con 6.4 su estado anímico. Los hombres mostraron un mejor estado anímico que las mujeres, las puntuaciones fueron de 6.7 y 6.1 respectivamente.

Los rubros peor calificados fueron la seguridad ciudadana y la situación del país. El tema de la inseguridad se calificó con 5.4 puntos de 10 y la situación de México en general con 6.9 puntos. (eleconomista.com.mx, 22/08/19).

Ahí verán ustedes, porque yo sigo de pesimista, aguafiestas, pajarraco de mal agüero y hasta Grinch, al menos que me demuestren lo contrario.

Vaya, vaya: “Cerebro, ¿Qué vamos a hacer esta noche?, a lo que él responde: Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky, ¡Tratar de conquistar al mundo!”

Ahí se las dejo.

Los días y los temas

David Berman, el líder de Silver Jews, se suicidó en este mes de agosto, a los 52 años. Dejó una canción, entre otras, titulada All my Happiness is Gone (más o menos traducida como “Toda mi felicidad se ha ido”), y dice así: “Donde no pasa nada y nadie pregunta/Pero el miedo es tan fuerte que te deja sin aliento/No hay forma de durar aquí así por mucho tiempo/ Toda mi felicidad se ha ido/Todo se fue a algún lado más allá…”

En entrevista, Laura Esquivel expresó: ‘‘Son dolorosísimos los feminicidios, pero también están los muchachos de Ayotzinapa, o todos aquellos que han sido forzados a dedicarse al narco. Hay todo un aparato que está desintegrando a la sociedad y anulando la posibilidad de que vivamos en paz, dignamente. Pero aún así, soy muy optimista, creo en la posibilidad de crear comunidades sustentables, libres, intercontectadas en beneficio de todos, estamos en el camino.” (jornada.com.mx, 22/08/19).

Pero seamos felices, ¿no? Lo dijo Jorge Luis Borges: “No eres ambicioso: te contentas con ser feliz.” O mejor, “siempre habrá un perro perdido en alguna parte que me impedirá ser feliz”, ¿verdad, Jean Anouilh? Bueno, dijera Sigmund Freud, “existen dos maneras de ser feliz en esta vida, una es hacerse el idiota y la otra serlo.

Como a ustedes les acomode.

De cinismo y anexas

Mario Benedetti escribió “Defensa de la alegría”. Ahí les va:

“Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y las definitivas

defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos

defender la alegría como una bandera
defenderla del rayo y la melancolía
de los ingenuos y de los canallas
de la retórica y los paros cardiacos
de las endemias y las academias

defender la alegría como un destino
defenderla del fuego y de los bomberos
de los suicidas y los homicidas
de las vacaciones y del agobio
de la obligación de estar alegres

defender la alegría como una certeza
defenderla del óxido y la roña
de la famosa pátina del tiempo
del relente y del oportunismo
de los proxenetas de la risa

defender la alegría como un derecho
defenderla de dios y del invierno
de las mayúsculas y de la muerte
de los apellidos y las lástimas
del azar
y también de la alegría”.

Ahí se ven.