*Hablemos de justicia histórica, equidad de género y el valor de las mujeres en la política.
22.09.2025 México.-Cada vez que una mujer ocupa un cargo público, no falta el representante del patriarcado que, ante cualquier error, desacuerdo o polémica, se apresura a cuestionar no a la persona, sino al principio mismo de la equidad de género.
El fin de semana me encontré con el siguiente “interesante” comentario de un señor que reaccionó así a una polémica declaración de una diputada local de Morena. En lugar de centrarse en la figura o el tema de la polémica se fue contra los avances ganados por mujeres. Lo que nos permite analizar la importancia de la equidad de género.
“¿De qué nos sirve la equidad… si lo único que llega son personas de esta calidad? ¿No sería mejor que primero llegue gente de valor en todos los sentidos?”, escribió en un comentario que nadie respondió, quiero pensar que porque en su pregunta está la respuesta.
Este tipo de afirmaciones no solo son profundamente controversiales, sino que revelan una incomodidad estructural frente a la redistribución del poder. Vamos por partes.
¿Qué es la equidad de género y por qué es necesaria?
La equidad de género no es una garantía de perfección individual. Es una política de reparación histórica frente a siglos de exclusión sistemática de las mujeres en los espacios de decisión. No se trata de que “lleguen las mejores”, sino de que todas tengan el derecho de llegar, como históricamente lo han tenido los hombres, sin que se les exija excelencia como requisito mínimo.
¿Acaso se cuestiona la utilidad de la democracia cuando un hombre comete errores en el Congreso? ¿Se pide que se suspenda el voto masculino cuando un diputado hace el ridículo? No. Porque el sistema patriarcal da por sentado que los hombres tienen derecho a estar ahí, mientras que las mujeres deben “demostrar” que lo merecen.
El comentario machista: ignorancia disfrazada de exigencia moral
El machismo se exhibe al hacer la misma pregunta “¿de qué sirve la equidad?” pues está exhibiendo su propia falta de comprensión política. Lo que en realidad está diciendo es: “No me gusta que las mujeres tengan poder, y voy a usar cualquier error para desacreditar su presencia”.
Este tipo de discurso es profundamente antidemocrático. No busca mejorar la calidad de la política, sino restringirla a quienes históricamente han monopolizado el poder. Es como si dijera: “La política debe ser para los hombres que yo considero valiosos”. ¿Y quién decide eso? ¿Él?
¿Qué hay detrás de este tipo de comentarios?
Miedo a perder privilegios La equidad de género redistribuye espacios, y eso incomoda a quienes estaban acostumbrados a ocuparlos sin competencia femenina.
Sexismo estructural: Se juzga a las mujeres por su género antes que por sus ideas, mientras que los hombres son juzgados por sus propuestas, si acaso.
Falta de perspectiva histórica: 1.- No recuerdan las declaraciones que los de su género exhiben que son peores pues están incluso normalizadas dentro de la corrupción y podredumbre que han hecho a México implotar 2.-No se reconoce que las mujeres han sido sistemáticamente excluidas, invisibilizadas y deslegitimadas, incluso cuando han hecho aportes fundamentales.
“La equidad de género no existe para complacerte ni para garantizar que todas las mujeres te parezcan ‘valiosas en todos los sentidos’, señalan analistas consultadas por tan interésate reacción.
Existe porque durante siglos, mujeres valiosas fueron excluidas, silenciadas y borradas de la historia política que defiende. Si le molesta que una mujer cometa errores en política, pero no te molesta que lo hagan los hombres, lo que le incomoda no es la calidad: es el género. Y eso se llama machismo,” concluyen las analistas que fueron requeridas por este medio.
La equidad no es un premio, es una deuda
La equidad de género es un principio de justicia, no una concesión. No se trata de que las mujeres “se lo ganen”, sino de que el sistema deje de obstaculizar su participación. Y sí, habrá mujeres brillantes, mediocres, polémicas, conservadoras, radicales, torpes y geniales. Como los hombres. Porque la diversidad es parte de la democracia, no su amenaza.
¿quién decide el “valor”?
La pregunta sobre si “¿no sería mejor que llegue gente de valor?” es profundamente peligrosa. ¿Quién define ese valor? ¿Los que siempre han estado en el poder? ¿Los que creen que la política debe parecerse a ellos? ¿Los representantes del patriarcado?
La equidad de género no busca agradar al patriarcado. Busca desmontarlo. Y si eso incomoda, es señal de que está funcionando.