Delirante México

Bala de Terciopelo

/ Ana María Olabuenaga /

Nos estamos volviendo locos. No se trata de una frase de cajón. No es retórica. No consiste en una hipérbole del vivir en México y tampoco es un arrebato o una manía mía. Representa una simple conclusión derivada de lo que acontece, de lo que decimos, de lo que nos dicen y de lo que nos quieren hacer creer. Nuestra locura es real. Delirante México. Alucinante.

Escribo lo que escribo reconociendo que es tremendo y, a pesar de ello, suena casi literario, poético. No lo es. Abandonamos la lucidez que nos daba inteligencia, claridad y sensatez, para sumirnos en la confusión. ¿Dónde estamos? ¿Qué clase de país es este? ¿Quiénes son estos que nos gobiernan? ¿Por qué dicen las cosas que dicen y hacen esto que no deberían hacer?

Ayer caminé hasta el Zócalo para defender al INE, defender mi voto y defender mi libertad. No lo hubiera tenido que hacer. Este Gobierno no necesitaba hacer ningún plan contra sus ciudadanos. Ni el A ni el B ni ninguno. No tenía que mentir ni atentar contra la democracia para hacerse valer, si ganó a la buena, podía volverlo a hacer. A pesar de ello, nuestro Presidente insistió durante toda la semana pasada que los que iban a participar en la concentración en defensa de la democracia eran gente que se benefició de la corrupción, gente que iba a defender a García Luna. ¿García Luna? ¿Qué tiene que ver? ¿Irían también a defender a Napoleón? ¿De dónde salen tantas chifladuras? Demencial.

Por eso caminé entre miles de personas a través de la Plaza de la Constitución de cara a la Suprema Corte de Justicia para llegar hasta nuestra asta bandera, pero no estaba. No es que no estuviera izada, sencillamente no había bandera ¿Acaso alguien tuvo miedo de que nuestra bandera saliera en la foto de una manifestación histórica y masiva contra nuestro Gobierno? El que atenta contra sus ciudadanos, el que insulta a sus clases medias. Un enorme y avasallante disparate. Y ya que estamos en el desquiciamiento absoluto, disculpe la pregunta: ¿duerme usted bien?

Se lo pregunto porque si no pudiera usted dormir o tuviera algo de ansiedad, depresión, o sutil desesperanza, no habría cómo controlarlo. Así como escasean gran parte de los medicamentos, ahora también se agotan los medicamentos neurológicos. México sufre un desabasto de 40 por ciento. Dato brutal y preocupante que, sin embargo, sería la única explicación científica del porqué sucede lo que sucede. ¿Qué están haciendo nuestros gobernantes? ¿Están locos? ¿Será por eso que defienden tanto el litio? Tendremos que acabar bebiéndolo.

Finalmente, ayer los ciudadanos dejaron unas flores color rosa y blanco en la escalinata de entrada a la Suprema Corte de Justicia, máxima autoridad del Poder Judicial y último recurso que nos queda para pedirle algo que parece una locura: que nos proteja de nuestro Presidente. Poder decidir cuándo estos que están ahora se deben de ir. Pedirlo sin querer pensar en que ahí dentro está la ministra amiga del Presidente cuya honorabilidad está cuestionada por el plagio de su tesis de licenciatura y ahora por el plagio de su tesis doctoral y, que en esta petición que se hace, ella tiene un voto. A pesar de todo, la concentración de ayer es lo más sensato y cuerdo que ha sucedido últimamente en el país.

Ana María Olabuenaga

@olabuenaga
https://www.milenio.com/opinion/ana-maria-olabuenaga/bala-de-terciopelo/delirante-mexico

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