Columna Fuera de Foco
Por Silvia Núñez Hernández
Muchos pensarán que lo peor que puede sucederle a una persona es perder su salud. Pero aunado a ello, es estar enfermo y no contar con servicio médico de calidad o vivir en México, donde el sector salud, implementa las peores prácticas en contra de los enfermos de bajos recursos. Pero pese a pensar que todo lo anterior citado es considerar que ya no existe peor situación que pueda enfrentar un ser humano, señores lectores, es que no viven en Veracruz en la 4ª Transformación o Transformación de 4ª.
En el Hospital Regional de “Alta” Especialidad de Veracruz, se están llevando a cabo acciones deshumanizadas por parte del personal que atiende a miles de pacientes que asisten al estar integrados al seguro popular. Quienes su único pecado, es no contar con dinero para poder atenderse de manera particular, todos y cada uno de sus padecimientos. El trato del personal de dicho nosocomio es realmente denigrante y falto de valores.
Los enfermos no sólo tienen que sufrir su padecimiento, sino también el indignante trato que el personal sin ningún tipo de ética profesional mantiene en contra de los pacientes. La pobreza se huele y la mayoría de estos enfermos, son integrados por personas que no cuentan con la posibilidad de defenderse por su falta de preparación académica.
En el Hospital Regional de “Alta” [yo diría Baja] Especialidad, están cometiendo delitos de lesa humanidad al negar a los pacientes las medicinas necesarias para poder contrarrestar la enfermedad que padecen. Esconden los medicamentos, vaya usted a saber con qué fin. Los humillan, los sobajan y los hacen transitar en un oasis de arbitrariedades, propias de psicópatas sin alma, sin algún tipo de valores y civilidad. ¿Dónde está la 4ª transformación? ¿De qué se regodea Cuitláhuac García sino es capaz de imponer rigor en contra de abusivos empleados que integran el sector salud?
¿Por qué digo todo esto? Les cuento:
A Luis le diagnosticaron Diabetes Mellitus tipo II desde hace 12 años. En la actualidad, él requiere aplicarse insulina glargina diariamente para poder contrarrestar los niveles de glucosa en su sangre; el no hacerlo, puede originar daños irreversibles en sus riñones y/o originarle un coma diabético que le puede originar la muerte.
Luis está perdiendo la vista, le cuesta caminar y ha perdido peso. No cuenta con familia que puedan hacerse cargo de su humanidad y por ello, pese a su incapacidad visual y problemas de traslado, tiene que dar las millones de vueltas al Hospital Regional de “Alta” Especialidad de Veracruz para obtener su insulina glargina, en donde la obtiene por medio del Seguro Popular. Su personal –con un pésimo sentido humanista y evidente maltrato a los enfermos que ahí asisten- sólo atinan a decir: “No ha llegado la insulina, si quiere venga mañana a preguntar si ya llegó”. El desabasto no podría pensarse que es su culpa, si en realidad existiera. Le sigo contando.
“Acudí a consulta en fechas 08 de mayo del 2018, 23 de julio del 2018, 25 de agosto del 2018 y 11 de diciembre del 2018 (…) El médico general –en el Hospital General- te emite tu correspondiente receta (…) En esas ocasiones me presenté en las fechas señaladas en las recetas (…) 14:00 horas a la farmacia del Hospital Regional de “Alta Especialidad para surtir la receta con la insulina glargina quienes advertían sobre el desabasto del medicamento (…) Ante la negativa, me vi en la necesidad de contactar a personal de Servicios Materiales [por indicación de la responsable de Relaciones Públicas, Elizabeth Morgado] y después de muchas vueltas, al final me proporcionan la insulina (…) No puede dejar de aplicármela ni un solo día, porque aunado a mi problema de diabetes, tengo pie diabético y retinopatía diabética los cuales también estoy atendiendo (…) En el mes de marzo, para ser precisos el 09 de marzo del 2019, acudí a urgencias del Hospital Regional de “Alta” Especialidad donde el doctor Rafael A. Barradas Chávez me atendió por mi pie diabético y para extenderme la receta para abastecerme de insulina glargina (…) Pase a la farmacia a las 12:00 horas y la persona encargada me notificó que no había en existencia pero peor aún, ni fecha para que llegara (…) Me dijo que volviera hasta el 11 de marzo del año en curso a recursos materiales con “licenciada” Juanita Mendoza (…) Ese día la señora me dijo que regresara hasta el 15 de marzo para “ver” si la insulina ya había llegado y que regresara el sábado 16 de marzo a las 17:00 horas (…) Le dije que si podía ir el lunes, porque para mí transitar por la tarde ya me es complicado por falta de visibilidad, pues seguro me agarraría la noche (…) Me contestó que el lunes 18 de marzo no laborarían por ser día de asueto”
Al conocer a detalle la denuncia de Luis, la columnista solicitó a la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Namiko Matzumoto Benítez su intervención, por la violación flagrante en contra de los enfermos que tienen la necesidad de ocupar este denigrante servicio que da la Secretaría de Salud a cargo actualmente de Roberto Ramos Alor [a quién por cierto le he notificado de estas arbitrariedades a través de mensajería de WhatsApp, y el funcionario se dedica a leer sin intervenir en el problema]. La titular de la CEDH, giró instrucciones para que la dependencia a su cargo interviniera en el delito flagrante que la SESVER se encuentra perpetrando en contra de los enfermos que asisten al Hospital Regional. La delegada de la CEDH, Adalmira Díaz del Ángel citó a Luis para el martes 19 de marzo del año en curso para hablar con el administrador, de nombre Ricardo y así dar solución a la falta de atención del personal y también al desabasto de insulina [no tan sólo para Luis, sino para todos enfermos que asisten a dotarse del medicamento] que persiste en ese hospital.
Luis llegó antes de la cita señalada con la delegada de la CEDH aquí en Veracruz. “Silvia, fui a farmacia a preguntar si ya había insulina (…) La de la farmacia me dijo que no había llegado (…) Sin más, me subí a esperar a la Lic. Adalmira Díaz del Ángel, para entrar con el administrador y solicitar su intervención”.
Lo curioso de todo esto, es que en la interlocución del administrador con la delegada de CEDH en Veracruz, mostró “preocupación” por lo sucedido en el hospital. Se dijo apenado e informó que preguntaría en farmacia para cuando llegaría la insulina y si no, se lo comprarían externamente y hasta se lo llevarían a su casa.
“No le dije nada Silvia, de que yo ya había ido a preguntar (…) El administrador tomó su teléfono y llamó de su oficina a farmacia y preguntó sobre la insulina (…) La responsable le dijo que si había y que inmediatamente la enviaría a su oficina (…) Ahora mi pregunta Silvia es, ¿Desde cuándo me la están negando?”.
Alertada la delegada de la CEDH, dio fe de la mala saña del personal, quien se encuentra escondiendo la medicina a los enfermos, a lo que le solicitó a Luis interponer la queja formal ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos por ser un delito flagrante por parte del personal del Hospital Regional de “Alta” Especialidad en Veracruz.
Inconcebible y nefasta acción, que pone en riesgo la salud de los pacientes que visitan dicho nosocomio. Saltan muchas preguntas a esta infortunada acción:
¿A cuántas personas les estarán negando el medicamento? Existen enfermos que viajan largas horas desde sus comunidades –pese a estar enfermos- para poder abastecerse de insulina.
¿Será ésta la causa por la que enfermos de cáncer no han podido acceder a sus quimioterapias?
¿Quién estará haciendo negocio con las medicinas del sector salud?
¿Estará de acuerdo el director general, Sócrates Gutiérrez Castro del evidente hurto que se está cometiendo en el nosocomio a su cargo?
¿Será que la orden de esconder el medicamento viene del propio secretario de Salud, Roberto Ramos Alor y por ello no le interesa dar solución al problema?
Inaudito, inverosímil y deplorable. Indudablemente la corrupción que persiste en el gobierno de la 4ª Transformación, es palpable y evidente. Pese a la máxima de Andrés López Obrador de “No mentir, no robar, no traicionar”, en Veracruz, se pone de manifiesto que existe un lacerante abuso de poder de quienes están enquistados en el gobierno de Cuitláhuac García Jiménez. Nada ha cambiado. Los veracruzanos se sienten arrepentidos de haber apostado a un cambio, que hasta el día de hoy no ha llegado.
Desafortunadamente pese a las miles de denuncias, el gobernador del estado veracruzano, se las pasa por el arco del triunfo y ha permitido todo tipo de actos de corrupción por parte de sus subordinados con cargos “fifís” y mucha “hambre” para enriquecerse ilícitamente.
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