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28.08.2023 BPNoticias.- El pasado sábado las dos aspirantes a presidir el Frente Amplio por México, Beatriz Paredes y Xochitl Gálvez se pronunciaron por erradicar las prácticas del patriarcado, entre ellas destacó la senadora Beatriz, la urgencia que le hacían algunos para que declinara en favor de su compañera en los foros.
Hubo quien las tachó de brujas por atreverse a decir que la campaña para que Beatriz declinara era parte de la cultura del patriarcado; las acusaron incluso de “deshonestidad intelectual”, el tema para otros pasó bajo el pacto de silencio y sin un ápice de reflexión, otros más las señalaron de hacer un circo descalificando su propuesta de tirar el patriarcado porque eso era un pecado, pero ellas no cedieron y lo expresaron claro y fuerte como eje transversal de sus proyectos porque sino dijo bien Beatriz Paredes: “¡Estamos jodidas!!!
El patriarcado es un sistema de dominio institucionalizado que mantiene la subordinación e invisibilización de las mujeres y todo aquello considerado como ‘femenino’, con respecto a los varones y lo ‘masculino’, creando así una situación de desigualdad estructural basada en la pertenencia a determinado ‘sexo biológico’.
No obstante que este concepto se ha extendido entre las mujeres feministas y sus compañeros solidarios que no temen que se derribe este sistema tan lleno de injusticias, los hombres inmersos en ese sistema cultural que solo ven a la mujer como la gran matriz de la nación, y algunas mujeres que secundan esta mirada sin gafas violeta que no les permite ver que somos más que eso, lo consideran un gran pecado y siguen persiguiendo a quien ose luchar por sus derechos o haga visible las desigualdades, injusticias, violencia de género (otra palabrita que les choca) y hasta discursos de odio esgrimen cada que pueden contra quién alce la voz. Ellas, las mujeres patriarcales solo lo permiten mientras te retiran el habla y se agachan sometidas al deseo del otro.
El Patriarcado tiene su origen histórico en la familia, cuya jefatura ejerce el padre y se proyecta a todo el orden social. Esta situación se mantiene a través de regímenes, hábitos, costumbres, prácticas cotidianas, ideas, prejuicios, leyes e instituciones sociales, religiosas y políticas que definen y difunden una serie de roles a través de los cuáles se vigila, se apropia y se controla los cuerpos de las mujeres, a quienes no se les permite gozar de una completa igualdad de oportunidades y derechos.
La justificación para odiar conceptos y a quienes los arengan para avanzar en los derechos de las mujeres, es que ellos, son muy buenos con las mujeres y las respetan. Y no lo dudamos. Hay varones que son una “dama” con las mujeres, utilizando su léxico, pero están inmersos en esa matrix y no quieren darse cuenta que hay muchas y muchas más situaciones inocultables en su comportamiento que agravian a las mujeres más que golpearlas y matarlas.
Dado que este sistema de dominación se justifica a través del ‘sexo biológico’, el orden que impone es normalmente percibido como natural y no como una construcción social que puede ser transformada. Por lo tanto, los roles que desde el patriarcado se imponen a las mujeres por el hecho de serlo, suelen ser percibidos como fijos y no intercambiables.
A las insumisas las condenan al exilio pues no deben alzar la voz, hay temas tabúes, hay conversaciones que no deben iniciar y menos como candidatas de la oposicion gritar para romper el cómodo patriarcado, que dicho sea de paso no sólo afecta a mujeres sino también a hombres. ¿O creen que el que hayan bajado a Zoe Robledo del sueño de su vida y le obligarán a presentar a la sobrina de López Obrador como quien si alcanzará la gubernatura de Chiapas no es un juego del patriarcado, donde un solo hombre decide el destino de los demás?
De la misma forma, aquellos comportamientos y preferencias sexuales que difieran de lo que es tradicionalmente atribuido a los varones y mujeres, son considerados como conductas desviadas y fuera de la norma, siendo condenadas fuertemente por todas las instituciones sociales y políticas existentes, ya que éstas actitudes ponen en tela de juicio la heterosexualidad, que es una de las bases más firmes que dan permanencia y validez a las estructuras patriarcales .
En contraste con lo anterior, en las últimas décadas se ha demostrado que el orden impuesto por el patriarcado es un producto social transformable, puesto que ha venido siendo objeto de reconfiguración gracias a la lucha feminista y del colectivo LGTTBI, que vienen logrando el reconocimiento gradual y el respeto de los derechos que se les había negado previamente.
Sin embargo, debido a su fuerte implantación en las estructuras sociales, ciertas estructuras patriarcales persisten y adquieren gran fuerza a través de procesos e instituciones considerados como legítimos, como la globalización, el neoliberalismo económico, las empresas transnacionales, la política y el Estado moderno. Éstos expanden e implantan ciertas ideas y actitudes en la sociedad, que continúan manteniendo a las mujeres en situaciones de mayor desventaja, pobreza y exclusión, incluso en las sociedades consideradas como más “avanzadas”.
Tienen que darse cuenta que el uso de la violencia fisica, simbólica, virtual, digital, social , etc, sirve para imponer y ratificar a través del miedo, el sometimiento de las mujeres, de lo femenino (y en su caso de hombres, del diferente) y de todo aquello que desafía la autoridad masculina que en ese momento manda, ocasionando graves situaciones de vulneración de derechos humanos, políticos y sociales.
Esto a su vez, origina la necesidad de huida y búsqueda de protección de quienes se ven amenazadas por dicha violencia, creando la figura de persecución por motivos de género, relevante en el caso del derecho de asilo pero, esa es otra historia.