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/Yamiri Rodríguez Madrid
Tal vez, para muchos pasó sin pena ni gloria que la semana pasada la Secretaría de Gobernación redujo considerablemente el censo de desaparecidos en el país; para sus familiares no fue así.
Al 22 de agosto de 2023, había 110 mil 964 personas en el censo, pero cuatro meses después la secretaria Luisa María Alcalde expuso dieron que con 16 mil 681 personas: 3 mil 945 fueron encontradas en su domicilio; 4 mil 134 de personas con informe de defunción; 8 mil 405 con un informe por parte de la autoridad local de que ya la carpeta estaba cerrada debido a que ya se había localizado a la persona desaparecida, y 197 personas que estaban en el registro de desaparecidos, pero se encontraban en algún centro penitenciario.
También se ubicó a 17 mil 843 personas en bases de datos, pero aún no se cuenta con la prueba de vida porque no ha sido posible hallarlos cara a cara. Según los datos oficiales, de esta cifra, 14 mil 743 personas fueron encontradas en bases de datos que confirman vida, 3 mil 100 fueron ubicadas a través de las llamadas telefónicas, ya sea hablando con ellos o con algún familiar. Es decir, entre personas localizadas y ubicadas, suman 34 mil 524.
Y de las 110 mil personas, 26 mil 090 están sin datos suficientes para identificarlas; y 36 mil 022, que cuentan con una identidad, pero no se tienen indicios suficientes para hacer algún tipo de acción de búsqueda –solo se cuenta con el nombre o apodo–.
Asimismo, 12 mil 377 son registros confirmados como personas desaparecidas. Adicionalmente, había mil 951 registros duplicados en la base de datos. Esa es la versión oficial.
Sin embargo, al ser Veracruz uno de los estados con mayor número de desaparecidos en el país -oficialmente poco más de 7 mil-, la noticia de la reducción impactó de manera negativa entre los integrantes de los colectivos de búsqueda.
Hay enojo, sí, pero sobre todo preocupación y desilusión entre los familiares. Hace apenas unos días, cuando colocaban las esferas con rostros de desaparecidos en el centro de Xalapa, constatamos que hay a quienes los buscan desde hace 10 o 12 años; para ellos, este tipo de anuncios oficiales, son otro golpe bajo en sus vidas, una reducción en sus esperanzas de encontrarlos vivos. Otra dura Navidad para ellos.
