Desastre y desapariciones en Acapulco tras el huracán Otis (I): preámbulo

 

*Por Laboratorio de Estudios sobre Violencia en la Frontera (LEVIF)/ COLEF

29.11.2023 .- En lo que queda de 2023 y durante 2024, dedicaremos la columna “Frontera de ausentes” al desastre ocasionado en Acapulco, Guerrero, por el huracán Otis, que alcanzó el máximo nivel (cinco) el 24 de octubre de 2023. Aunque utilizamos una idea amplia de frontera, no circunscrita a la frontera norte de México, mantenemos el centro en los ausentes, en los desaparecidos: el punto de partida es que el huracán Otis ha tensado y roto fronteras metafóricas. Las fronteras (límites) del Pacífico con la tierra, en la bahía acapulqueña y en otros lugares, se han desbordado. Lo considerado normal (aunque precario urbanísticamente y con una planificación sin considerar problemas ambientales) y lo atribuido a un desastre “natural”, está desdibujado, y algunas de las reflexiones que proponemos intentarán deslindar qué corresponde a qué. Por su parte, las fronteras de las desigualdades que, por ejemplo, dividen claramente las zonas adineradas de las casas precarias, podrían ayudarnos a comprender algunas reacciones sociales o políticas durante y después del huracán.

La idea amplia de desaparición posibilita que en las entregas de los próximos meses escribamos sobre verificación de cifras de personas fallecidas y desaparecidas, causas particulares de desaparición (como la marítima) o afectaciones a búsquedas previas en una ciudad y entidad federativa caracterizadas por sus altos números de desaparecidos y fosas.

Pero el desastre ha sido generalizado: edificios particulares siguen semidestruidos, la economía del turismo está colapsada, hay cientos de negocios informales borrados y empresas formales en quiebra; árboles caídos, zonas sin luz, dificultad para recibir telecomunicaciones o una situación cronificada de quema de residuos en barrios periféricos, que ocasionan problemas de salud [1]. También escribiremos sobre la desaparición de edificios y el efecto que pueden tener en “espacios de abandono” o la afectación a la naturaleza, como las desapariciones de fauna y flora (los cerros que enmarcan la bahía y el conocido, y ahora destruido, Parque Papagayo).

José Ángel fue recientemente hallado sin vida. Fotografía cortesía Lizzy Herrera.

Como declaración de principios, nos proponemos contextualizar los rumores que, desde el impacto del huracán, han venido escuchándose, y que podemos recopilar por comunicaciones personales, monitoreo de redes y prensa [2]. Aunque se trate de un tema habitual en situaciones catastróficas de este tipo, sobre todo en las primeras horas y días después del huracán, ha presentado las particularidades de ser rumores sobre la información básica; el paradero de cuerpos vivos o muertos; la inacción institucional y sobreactuación de la naturaleza; o catástrofes futuras:

En conexión con lo anterior, analizaremos la situación real de las cifras oficiales de personas muertas y desaparecidas en el huracán Otis. Al momento, no existe una cifra exacta, no sólo por las afectaciones de un desastre de este tipo, sino por el rezago característico en esta materia en las administraciones públicas mexicanas. Esta aparente inconmensurabilidad se acrecienta en asuntos públicos dónde, per se, la opacidad es su cariz particular, como el caso de la desaparición de personas. En este sentido, Otis puede potenciar la “cifra negra” sobre una casi perenne “cifra negra” de personas desaparecidas [3]. Para esta verificación, realizaremos varios ejercicios de acotación, para no reproducir patrones de desinformación. Por ejemplo, y aunque el centro analítico de estas entregas —por la disponibilidad de información y posibilidades de investigación— sea Acapulco, intentaremos relacionarlo con las decenas de municipios afectados en todo Guerrero [4].

Fotografía Lizzy Herrera.

Un tema clave será explicar, por lo tanto, el contexto de desapariciones en el puerto guerrerense, tanto las que se han reportado luego del huracán Otis, como las que las antecedieron. Así, describimos el contexto de violencia en Guerrero desde el primer lustro del siglo XXI hasta octubre de 2023. También analizamos las desapariciones en la coyuntura del huracán, a partir de sus particularidades y dimensión, especialmente el aspecto marítimo de las desapariciones. Finalmente, sintetizaremos lo expuesto, ya que detectamos la necesidad de analizar las desapariciones a partir de los retos que se planean para la búsqueda, la acción colectiva y la actuación de las autoridades, considerando el continuum de las dinámicas de violencia en la entidad guerrerense.

Con esto, asumimos que la desaparición de personas no ha sido un hecho aislado. Aunque la coyuntura que vive actualmente Acapulco está condicionada por los efectos del huracán, la ciudad y la entidad guerrerenses, históricamente, han estado asociadas a prácticas delictivas (tanto estatales como delincuenciales) que violentan derechos humanos. De modo que, aunque en la coyuntura establezcamos las particularidades de desapariciones relacionadas estrictamente con el paso del huracán, es inevitable analizarla en el marco de las dinámicas que presenta la entidad. Así, ¿acaso podríamos suscitar preguntas como la especial vulnerabilidad de colectivos, la relación entre pobreza crónica y desapariciones o el modo en que se pueden pensar continuidades entre tipos de desapariciones?

Precisamente, la dimensión geográfica es relevante porque las desapariciones (y la propia posibilidad de desaparecer o ser desaparecido) ocurren en un espacio determinado. No se trata sólo de afirmar que las desapariciones acaecen en una ubicación y evento concretos, sino que la estructura espacial, tanto material como social, nos permite explicar las desapariciones. La perspectiva geográfica nos ayuda, por lo tanto, a esclarecer quiénes desaparecieron (o fueron desaparecidos), cuáles fueron las causas, en qué circunstancias ocurrieron o por cuáles medios. A la vez, las desapariciones configuran el espacio social y material, de manera que aquellas ausencias y sus circunstancias nos permiten descifrar el sentido y carácter de un lugar calificado como “periférico”, “baldío” o “abandonado”.

Esta perspectiva, entonces, nos ayuda a comprender que un desastre como el que ha afectado al municipio guerrerense no solamente es natural, sino también social. Así, las personas desaparecidas en los deslaves, en las crecidas de ríos o en el océano se explican por la interacción de distintas causas espaciales, como la fuerza del huracán y las características del terreno sobre el que se construyó —y modificó— la ciudad, así como el diseño urbanístico y las desigualdades sociales.

Además de las desapariciones humanas, este evento también nos muestra que a la lista de personas debemos sumar la desaparición de otros seres vivos, como animales y plantas. Incluso, la de los demás objetos materiales, desde pertenencias personales a autos, barcos encallados o hundidos, o edificios abandonados. Todo ello para, en definitiva, pensar en cómo interaccionan los habitantes humanos y no-humanos acapulqueños y en de qué forma aquellas interacciones entretejen las múltiples desapariciones.

En este aspecto, la situación de un Acapulco compuesto por edificios en obra gris o negra, de lugares en el imaginario del Pacífico Sur pero que han quedado aparcados de los nuevos circuitos turísticos, a los que se une la destrucción de edificios, sobre todo los construidos más recientemente, nos obligan a plantear una suerte de teoría sobre los edificios abandonados antes y después del huracán.

En las últimas entregas, con el próximo año avanzado, haremos balance sobre la situación. Se trata de una investigación en marcha, que puede cambiar según las circunstancias de la ciudad y cómo vaya reaccionando el Estado. La perspectiva de los meses puede, por ejemplo, que facilite un consenso sobre las cifras de muertos y desaparecidos. Ese mismo paso del tiempo nos dará la perspectiva para asentar certezas, que nos ayuden a construir una cronología de cómo se produjo la seguridad a partir del día uno del post-huracán: ¿aumentaron delitos o aparecieron nuevos? ¿Se militarizó, aún más, el municipio? ¿Qué manifestaciones de autodefensa o vigilantismo se suscitaron?

Quizás, en un año, al llegar a las últimas páginas, logremos más claridad en lo descrito y el puerto acapulqueño no pinte, como ahora, desolado.

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*Este texto es una colaboración entre el LEVIF (https://www.colef.mx/levif/), de El Colegio de la Frontera Norte, y A dónde van los desaparecidos.

El Laboratorio de Estudios sobre Violencia en la Frontera (LEVIF) es un proyecto académico y humanista de El Colegio de la Frontera Norte que tiene como objetivo analizar la violencia criminal en esta región fronteriza, generar eventos y documentos de divulgación científica sobre el tema.

Jesús Pérez Caballero es escritor y jurista, Investigador por México adscrito a El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Matamoros. Su último libro es El delito de halconeo (Tirant lo Blanch).

Mario Pavel Díaz Román, Doctor en ciencias sociales por El Colegio de México, analiza temas de criminología empírica, delincuencia organizada, derechos humanos y prevención del delito. Actualmente, se desempeña en el sector público, en la rama de su especialización.

Adriana González Veloz es estudiosa de la realidad social, realiza consultoría independiente y fue Directora de Análisis de Contexto de la Comisión Nacional de Búsqueda. Su último artículo es “Análisis de Contexto: Una Herramienta para el Acceso, Ejercicio y Garantía de Derechos”. 

Xavier Oliveras González es geógrafo, profesor-investigador en El Colegio de la Frontera Norte, Unidad Matamoros. Puede leerse su último artículo,“Beyond natural borders and social bordering: the political agency of the lower Rio Bravo/Grande”, en Geopolitics.

Patricio Villarreal Ávila es artista escénico y dramaturgista. Es integrante del colectivo Teatro Ojo. Su última obra publicada es la serie 8 nuevos presagios (DocumentA/Escénicas)

La opinión vertida en esta columna es responsabilidad de quien la escribe. No necesariamente refleja la posición del LEVIF ni de A dónde van los desaparecidos.

Referencias

[1] Celso Castro, “Toneladas de basura, detonante para una emergencia sanitaria”, El Sol de Acapulco, 14 de noviembre de 2023, https://www.elsoldeacapulco.com.mx/local/toneladas-de-basura-detonante-para-una-emergencia-sanitaria-10996591.html

[2] La labor de periódicos locales (como El Sur de AcapulcoEl Sol de Acapulco o Amapola Periodismo, entre otros) fue, sobre todo en las primeras horas, básica. Sugerimos repasar la hemerografía de esas fechas en su totalidad, pero, de primeras, destaca la cronología crítica sobre la reacción de las autoridades, según Arturo de Dios Palma, Emiliano Tizapa Lucena y Jesús Guerrero, “Tlacolol-Otis desmaquilló a los tres órdenes de gobierno con un Acapulco devastado”, Amapola Periodismo, 1 de noviembre de 2023, https://amapolaperiodismo.com/2023/11/01/tlacolol-otis-desmaquillo-a-los-tres-ordenes-de-gobierno-con-un-acapulco-devastado/ , a partir del párrafo 11.

[3] Baste recordar las diferencias por el censo y las métricas de desaparición forzada, que habrían llevado a la ex Comisionada Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas en México, Karla Quintana a presentar su renuncia. Un contexto y chequeo de hechos al respecto lo hace Siboney Flores, “AMLO denuncia a Karla Quintana de alterar el registro de desaparecidos, pero 66 instancias de todo el país alimentan la base”, Animal Político, 14 de noviembre de 2023, https://animalpolitico.com/verificacion-de-hechos/fact-checking/falso-karla-quintana-registros-desaparecidos

[4] Ajuchitlán del Progreso, como otros pueblos de la Tierra Caliente guerrerense, a seis horas en carro de Acapulco, sufrió devastaciones por el huracán, sobre todo, por la crecida del río Truchas y la caída de postes, además de resultar en cientos de muertes de animales y destrucción de sembradíos. Itzel Urieta, “Afectaciones en Tierra Caliente aún no son contabilizadas”, Amapola Periodismo, 30 de octubre de 2023, https://amapolaperiodismo.com/2023/10/30/afectaciones-en-tierra-caliente-aun-no-son-contabilizadas/

*Fotografía de portada: Lizzy Herrera