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/ Escrito por Wendy Figueroa Morales * /
En los últimos años en México hemos sido testigas de los procesos políticos y sociales en nuestro país, desde la elección de una mujer Presidenta, hasta un debilitamiento en las instituciones del Estado.
Este desmantelamiento institucional no solo socava la independencia y la dinámica de operación de los organismos que sostienen al Estado, sino que también pone en riesgo el Estado de Derecho y la protección de los derechos humanos de las ciudadanas y los ciudadanos. ¿Cuál es el objetivo de hacer esto? ¿Centralizar el poder en un partido político y excluir el debate y la discusión?
El año pasado la Cámara de Diputadas y Dipitados aprobó la reforma que extinguía siete órganos autónomos: INAI, Coneval, Cofece, IFT, MEJOREDU, CRE y CNH. La reducción de las instituciones públicas impacta en el acceso a los derechos humanos de la ciudadanía, especificamente de las mujeres.
Esta reducción de las instituciones públicas afecta directamente la garantía y protección de los derechos humanos, especialmente de las mujeres. Este debilitamiento institucional se interpreta en el sentido de una concentración de poder en el Ejecutivo y la pérdida de legitimidad de las Organizaciones de la Sociedad Civil, que han jugado un papel clave en la lucha por la igualdad sustantiva.
Estamos ante un retroceso democrático, pérdida de memoria, pérdida de justicia y un paso atrás en las luchas y conquistas logradas por las mujeres en la historia de nuestra nación. Sin controles y equilibrios democráticos y con la inexistencia de instituciones que supervisen y transparenten al Estado, es posible la impunidad, el abuso de poder y la violación de los derechos humanos.
Esto no sólo es sucede en México, tambien lo vemos reflejado en otros países de América Latina, como Argentina con el presidente Milei, quien ha ocupado su gobieno para demantelar áreas de protección social, de derechos humanos y políticas de género. Como sucedió anteriormente en Brasil, Nicaragua y actualmente en El Salvador, en donde se han desmantelado organismos cruciales para combatir la corrupción.
¿Cómo afecta el desmantelamiento institucional a la población y específicamente a las mujeres? La concentración del poder en un solo grupo o partido político puede tener consecuencias en la vida de miles de personas como: la represión o desprestigio de Organizaciones de la Sociedad Civil y movimientos sociales como los Feminismos (desde sus interseccionalidades), aumento de violaciones de derechos humanos de las personas que se han posicionado en contra del Gobierno, incluso para defensoras y defensores.
El derecho a una vida libre de violencias y a contar con espacios de protección también está en riesgo. Desde hace meses, los refugios que atienden a mujeres, niñas y niños víctimas de violencias están sosteniendo lo insostenible. A estas alturas del año, no se ha entregado el presupuesto comprometido, apenas se ha programado la firma de convenios para la última semana del mes de mayo. Esta situación, lejos de ser un año atípico, una falla administrativa aislada, forma parte de un patrón más amplio de desmantelamiento institucional que pone en riesgo vidas y derechos, porque es algo que ya ha sucedido en tres ocasiones durante los últimos 6 años.
Cada día que pasa sin recursos, los refugios deben operar reduciendo su capacidad de atención, improvisando soluciones ante emergencias y poniendo en riesgo su sostenibilidad. Es desmantelar en silencio una política pública vital y una forma de violencia por omisión que vulnera el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia.
Hoy, como todos los sexenios, en la Red Nacional de Refugios, llamamos a todas las instancias responsables a actuar con la urgencia y la responsabilidad que exige la vida de cientos de mujeres, niñas y niños. Urge establecer diálogos genuinos que no castiguen la denuncia ni silencien la verdad, sino que reconozcan que evidenciar lo que sucede es un derecho democrático que no debe ser sancionado con rompimientos ni represalias.
Las condiciones precarias no pueden seguir siendo ignoradas ni normalizadas. No podemos permitir que los refugios sigan luchando por sobrevivir cuando su verdadera misión es salvar vidas. Es tiempo de respuestas estructurales, no paliativos. La vida de quienes enfrentan violencias no puede seguir esperando.
* Psicóloga Feminista y Directora de la Red Nacional de Refugios, AC
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