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BEIRUT, el Líbano/ Damasco, Siria – Más de 11.000 mujeres embarazadas se han visto afectadas por la escalada de bombardeos sobre el Líbano. Se espera que unas 1.300 de ellas den a luz en el próximo mes, a pesar de que se calcula que una cuarta parte de las infraestructuras del país han quedado destruidas. El sistema sanitario, que ya estaba al límite antes de la crisis actual, se ha visto al borde del abismo: unos 100 centros de atención primaria y dispensarios han cerrado sus puertas, al igual que varios hospitales.
El Secretario General de las Naciones Unidas declaró la semana pasada que la crisis en el Líbano «ha adquirido una naturaleza y una magnitud totalmente diferentes», desarraigando a más de un millón de personas, muchas de las cuales han cruzado la frontera hacia la también asediada Siria.
Cuando comenzaron los bombardeos en el sur del Líbano, «no sabíamos adónde ir», declaró Soumaia al UNFPA, el organismo de las Naciones Unidas encargado de la salud sexual y reproductiva. «No teníamos familia ni amigos a los que acudir».
Su marido y ella huyeron con sus ocho hijos. En ese momento, Soumaia estaba embarazada. Juntos se dirigieron a Siria, un viaje que duró cuatro días con poca comida. Sin embargo, al llegar se encontraron con las fronteras cerradas.
Pasaron varios días más antes de que pudieran entrar en el país. Posteriormente, caminaron hasta un refugio en Al-Horjelah, en la zona rural de Damasco.
Fue allí donde dio a luz a un mortinato: «Me desperté en mitad de la noche con un dolor agudo y calambres. Cuando fui al baño, me di cuenta de que algo iba mal. Estaba en mi quinto mes de embarazo y había perdido a mi bebé».
Soumaia fue trasladada de urgencia al hospital de maternidad, donde los médicos pudieron extraerle la placenta y controlar la hemorragia. «Perder a mi bebé en medio de todo este caos fue el golpe definitivo», declaró.
Desplazados una y otra vez
La mayoría de los desplazados internos en el Líbano, alrededor del 52%, son mujeres y niñas. Dania* es una de ellas. Se ha visto obligada a trasladarse tres veces desde que comenzó la crisis, dos de ellas estando embarazada.
La primera vez que huyó de su casa en Kfar Kila, en la frontera sur libanesa, fue en noviembre de 2023. En ese momento estaba embarazada de cuatro meses y los ataques aéreos contra su pueblo se intensificaban. Ella, su marido y su hijo de 4 años se mudaron a casa de unos amigos en Nabatieh. Más tarde, se mudaron con unos familiares de Dania, que también habían sido desplazados. En mayo de 2024, dio a luz a una niña, Aya, por cesárea, en el hospital Sheikh Raheb.
«Nabatieh fue atacada en septiembre. Estábamos en modo supervivencia y tuvimos que volver a marcharnos inmediatamente, pero no teníamos ni idea de adónde ir y ya habíamos gastado todos nuestros ahorros», comentó Dania.
«Cuando se produjo el primer ataque aéreo, yo estaba muy cerca», recordó. «Mi marido había sacado a mi hijo a pasear y, durante unos minutos, pensé que estaban muertos. Mi primer instinto fue agarrar a Aya ya que en ese momento la tenía mi hermana en brazos, como si estuviera más segura conmigo, y correr hacia la puerta para encontrar al resto de mi familia. No me di cuenta de que me había quedado sorda temporalmente y no podía oír a mi madre gritando: “Están muy cerca de la casa, puedes verlos desde esa ventana”».
La familia abandonó Nabatieh y se trasladó a Beirut, donde se instaló en la Escuela de Educación Media Basta, un refugio temporal que alberga a docenas de familias.
«Ahora compartimos el aula con el hermano de mi marido y su familia de tres miembros», explicó Dania al UNFPA. La pequeña Aya, que ahora tiene 6 meses, es la más joven del refugio, pero no por mucho tiempo. Otras dos residentes están embarazadas.
Refuerzo de los servicios sanitarios
El UNFPA presta apoyo a los servicios de salud materna para mujeres embarazadas desplazadas en 30 hospitales de todo el Líbano. Este apoyo incluye los costos de los procedimientos y el aporte de medicinas y suministros para partos seguros y atención obstétrica de emergencia. También se han entregado suministros, métodos anticonceptivos y medicamentos de salud reproductiva a 70 centros de atención primaria en Akkar, Aley, Chouf, Saida, Sour, Trípoli y Zahle.
El UNFPA también está desplegando unidades médicas móviles en los refugios de todo el país para evaluar las necesidades, prestar servicios básicos de atención sanitaria y derivar a los pacientes a otros centros para que reciban atención adicional. También se ha impartido formación de actualización sobre atención obstétrica de emergencia al personal de los hospitales gubernamentales para ayudar a los profesionales sanitarios a reconocer los signos de peligro durante el embarazo, identificar las infecciones de salud reproductiva y prescribir métodos anticonceptivos.
El UNFPA también presta apoyo a los servicios sanitarios y psicosociales en Siria, a través de asociados como la Asociación Siria de Planificación Familiar.
Soumaia, en el refugio de Al-Horjelah, recibió apoyo de la Asociación Siria de Planificación Familiar tras su trágico parto de mortinato.
«Me dieron vitaminas y analgésicos, así como un kit de higiene. También me dieron medicinas y alimentos para mis hijos», recuerda Soumaia. «Ni siquiera tenía ropa para mí ni para mis hijos. Pero se pusieron en contacto con otras organizaciones y nos ayudaron a conseguir lo que necesitábamos».
También recibió apoyo psicosocial para abordar su duelo. «La psicóloga me escuchó. No me metió prisa ni me juzgó. Por primera vez desde que pasó todo esto, me sentí escuchada».
* Se ha cambiado el nombre por motivos de privacidad y protección.
Fuente UNFPA.org