Desplazamiento por razones climáticas, una aproximación desde las mujeres .

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En el corazón del Corredor Seco Centroamericano las historias de Alma y Silvia, dos mujeres migrantes que salieron de Honduras en 2021 revelan un fenómeno complejo en el cual los efectos del cambio climático juegan un papel muy importante. Ambas mujeres habitaban en la zona costera hondureña. Salieron de su país meses después de que las inundaciones provocadas por Eta e Iota, dos intensos huracanes que azotaron Centroamérica a finales de 2020, afectarán su vivienda y sus fuentes de empleo.

Alma y Silvia tienen situaciones en común: salieron de su país con sus familias, no identificaron como una causa de su migración los efectos del cambio climático, y no recibieron información por parte de las autoridades migratorias y de asilo en México ante su necesidad de protección internacional. Las dos mujeres colocaron a la violencia como causa principal de su desplazamiento sin identificar que la causa original de su migración fue la pérdida de las condiciones físicas y materiales tras los huracanes que azotaron su país, sus comunidades.

Desde el Instituto para las Mujeres en la Migración, AC (IMUMI) lograr esta identificación tampoco ha sido una tarea sencilla, pero sí primordial de revisar. Hasta hace unos años no registrábamos al cambio climático como una de las causas de la migración; y las autoridades no la consideran a la hora de otorgar protección internacional o regularización migratoria ya que la legislación nacional e internacional no contempla esta causal explícitamente. Aunque el proceso no ha sido sencillo, y se necesitan datos oficiales locales, regionales y globales sobre el desplazamiento por los efectos adversos del cambio climático, los datos que vamos registrando, a partir de los casos que acompañamos, nos van dando el pulso de las necesidades que enfrentan las mujeres y sus familias y la importancia de adecuar los marcos jurídicos.

En el documento Desplazamiento por razones climáticas, una aproximación desde los derechos de las mujeres,publicado hace unos días, exploramos la necesidad de reconocer la interconexión entre el género y el desplazamiento por los efectos del cambio climático, como pieza esencial para el desarrollo de planes de adaptación efectivos y estrategias de mitigación a nivel local, estatal e internacional.

El documento analiza cómo los roles de género, el acceso desigual a los recursos y la dependencia económica causan mayor vulnerabilidad para las mujeres, en comparación con los hombres, durante los desastres naturales, por lo que la migración se convierte en una alternativa para hacerle frente a los impactos negativos del cambio climático. De acuerdo con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados, en el primer semestre de 2024, 18,439 mujeres solicitaron asilo, representado el 45% del total de solicitantes, sin embargo, se desconoce si algunas de las razones para buscar protección derivan de los efectos del cambio climático.

Para Alma y Silvia, quienes también enfrentaron amenazas de pandillas en Honduras, la combinación de violencia y desigualdades estructurales, junto con los impactos adversos del cambio climático, jugaron un papel decisivo que motivó su desplazamiento. Esta realidad supone grandes retos para las personas que se desplazan y para los gobiernos de los países de origen, tránsito y destino.

Las experiencias migratorias de Alma y Silvia no son excepcionales, sino parte de una realidad cada vez más presente ante la cual, las respuestas institucionales del gobierno mexicano siguen siendo insuficientes, poniendo en evidencia la necesidad de políticas que reconozcan este tipo de desplazamiento y que tomen en consideración las necesidades particulares de las poblaciones que se desplazan por estas razones.

El documento enuncia una serie de recomendaciones a los gobiernos de Centroamérica y México, así como a la sociedad civil para implementar un enfoque colectivo, interseccional y crítico a la hora de abordar la intersección entre el cambio climático y el desplazamiento que ayuden a proponer soluciones concretas y colaborativas a nivel internacional e intergubernamental. Por ejemplo, a través de la recopilación de datos que muestren el impacto del cambio climático en la vida de las personas en movilidad; el reconocimiento del cambio climático como una causa de desplazamiento; la protección internacional de las poblaciones a través de una interpretación amplia de la Declaración de Cartagena y reformas a la Ley sobre Refugiados, Protección Complementaria y Asilo Político; así como acciones concretas de protección para mujeres y niñas en contextos de movilidad, cuya vida ha sido afectada por el cambio climático.

Las mujeres son mayoría entre el número de muertes en desastres naturales, con catorce veces más posibilidades de morir. Es necesario dignificar y reconocer el papel que desempeñan en las respuestas a los efectos del cambio climático, a través de su resistencia y lucha, y generar acciones que les permitan acceder a protección internacional.

Fuente : desinformémonos