Destacan la importancia del Trabajo Social en la atención a casos de violencia de género.

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/ Escuela Nacional de Trabajo Social  /

En el marco del Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y como parte de los 16 días de activismo, la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) presentó la conferencia “Feminismos y violencias”, en la que participaron la doctora Mariana Lugo y la maestra Victoria Fernández Rocha, ambas trabajadoras sociales, y moderada por la doctora Josefina Hernández Téllez, académica del Programa Único de Especializaciones en Trabajo Social.

Durante la conferencia, la doctora Lugo explicó los tipos de feminismos, sus características y propuestas, dejando claro que la violencia es el eje central del feminismo, que la violencia contra las mujeres no es aleatoria ni individual, y que refuerza las estructuras que mantienen a las mujeres en posiciones desfavorables en el ámbito social, económico y político.

También explicó que el feminismo liberal busca la igualdad de derechos y oportunidades a través de reformas legales e institucionales y considera las violencias como resultado de las desigualdades. Este tipo de feminismo busca crear estrategias de atención a la violencia como: impulsar leyes contra la violencia de género, crear instituciones especializadas en el tema, protocolos de atención y prevención, y campañas de sensibilización institucional. Un ejemplo de estas estrategias es la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia.

Por su parte, el feminismo radical busca la raíz del problema, pues para este tipo de feminismo la violencia no es individual sino estructural que se da mediante el patriarcado, que funciona como un sistema de dominación que organiza todas las relaciones sociales y donde se ejerce control sobre los cuerpos y las vidas de las mujeres. Sus estrategias están centradas en la creación de refugios, centros de atención y redes de apoyo.

El feminismo marxista, explicó, aborda la violencia de género desde la opresión del sistema, para éste la violencia está enraizada en el sistema capitalista y la división sexual del trabajo, desde este enfoque se vislumbra cómo el patriarcado y el capitalismo se refuerzan mutuamente. Este feminismo propone transformar las estructuras económicas y sociales que generan las desigualdades, a través de las cooperativas de mujeres, la sindicalización y organización laboral, la asignación de un salario por el trabajo doméstico y la creación de espacios de cuidado.

Para el feminismo interseccional y descolonial las violencias no son solo de género, sino también de etnia, clase y posición económica, sus formas de resistencia son los centros especializados de atención a mujeres migrantes, mujeres con discapacidad, mujeres de la diversidad sexual; esta estrategia de resistencia está basada en la recuperación de saberes ancestrales.

La doctora Lugo abrió espacio también a los entornos digitales, al hablar del feminismo digital, que define como un ciberespacio de lucha y resistencias. En éste, las violencias machistas se reproducen, amplifican y adquieren nuevas formas en entornos digitales. Las estrategias, en este caso, están centradas en la promoción de la alfabetización digital y la ciberseguridad con perspectiva de género.

Recordó que una herramienta para el Trabajo Social es la escucha activa y recalcó la importancia de reconocer que cada mujer experimenta y resiste las violencias desde su
propia posición, historia y contexto, por ello, las y los trabajadores sociales que atienden temas de violencia de género deben buscar la articulación institucional y comunitaria, analizar cuáles son las redes formales e informales que se pueden tejer en beneficio de las víctimas de violencia.

Mariana Lugó concluyó su participación recordando que queda un futuro de resistencias unidas y que, como en un caleidoscopio, cada giro ofrece una nueva configuración, es por ello que, los feminismos se entrelazan para crear una red robusta de resistencia, pues la lucha contra la violencia machista es un esfuerzo colectivo.

Por su parte, la maestra Victoria Fernández, explicó la aplicación de la metodología Tello- Ornelas al contexto institucional, pues mencionó: es importante tener una metodología que respalde la intervención, en este caso, de las violencias.

A través del ejemplo de las Unidades Territoriales de Atención y Prevención de la Violencia de Género del gobierno de la Ciudad de México y de escuelas secundarias, abundó en los procesos, modelos, técnicas y herramientas que las y los trabajadores sociales utilizan al momento de crear y aplicar modelos de intervención.

De acuerdo con esta metodología, se requieren 5 elementos: definición del objeto de
intervención, diagnóstico social integral, construcción conceptual del cambio, estructura
metodológica, evaluación y validación.

Ante la pregunta ¿qué puede hacer el Trabajo Social en instituciones que atienden las
violencias? la maestra Fernández respondió que, “se genera una propuesta de modelo de
intervención para que las y los trabajadores sociales puedan intervenir cuando las mujeres
acuden a los centros de atención.”

Agregó que, primero se debe definir la situación social inicial, lo que permite identificar las
áreas y los momentos en que las y los trabajadores sociales deben intervenir. Mencionó
que, si bien sus ejemplos fueron en instituciones públicas robustas, esta metodología puede aplicarse por igual en instituciones y asociaciones diversas, pues toda aplicación del
Trabajo Social es atravesada por métodos, técnicas e instrumentos, así como el trabajo con
otras áreas.

A manera de conclusión, ambas ponentes coincidieron en la importancia de llevar el
conocimiento desarrollado en la academia al trabajo en campo utilizando herramientas y
metodologías específicas del Trabajo Social, con el fin de posicionar a la disciplina como
fundamental en la atención en casos de violencia de género.

Fuente: DGCS