Detrás de una llamada de auxilio. Crónica de una periodista.

Por Mina Moreno.

7:30 pm S.O.S.

El martes 2 de febrero 2021 aproximadamente entre las 7:30 a las 7:55 de la noche, el candado de la puerta principal del acceso a mi refugio personal fue violado.

Al ver, el candado violado regrese a casa para realizar el reporte correspondiente, existe una distancia de 150 metros desde la puerta principal hasta donde se encuentra mi refugio personal, estoy a campo abierto.

Soy periodista y defensora de Derechos Humanos bajo el Mecanismo de Protección para personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, ante la situación grave que se presentó active la medida que tengo asignada…un sencillo botón de pánico, el cual apreté un sin número de veces por bastante tiempo y nadie del personal de seguimiento que se encuentra de guardia llamó.

Lamentablemente, es la realidad de varios, que sólo tenemos como medida de protección un pequeñito aparato negro, con diferentes botones, en el centro tiene uno color azul, rodeado por otros pequeños, por eso se le dice botón de pánico.

Fuí, yo la que apreté el botoncito con el número asignado al centro de atención y relate lo que estaba ocurriendo, me señalaron que ellos realizarían el reporte al 911 para que se presentará una patrulla y se llevará el asentamiento del hecho, como parte de la denuncia que yo haría.

Así, que jalando aire, en medio de la oscuridad de esa noche, me dispuse a regresar a la puerta principal para esperar esa bendita patrulla…que nunca llegó.

8:55 pm dos mujeres en soledad.

Llevamos una hora esperando llegué la bendita patrulla, me encuentro con mi hermana Bèa con quién vivo, pedí realizarán un seguimiento cada media hora, recibo una llamada para saber que estoy bien y me preguntan ¿ya llegó la patrulla?

En esta hora he meditado y comprendido, porque quienes se encuentran en el Mecanismo siempre han dicho el botón de pánico no sirve, nunca llega la ayuda y comprendí porque nos han matado a tantos compañeros periodistas.

En medio de esa soledad, dimensione en carne propia, las consecuencias terribles de la orfandad en que nos encontramos bajo el estado mexicano en manos del lopezobradorismo.

9.15 pm ese apoyo sí se siente.

Grabé un pequeño video y lo subí a Twitter para que quedará constancia de lo que estaba sucediendo.

Lo compartí en todos los chats de periodistas dónde estoy activa y fue gracias a la respuesta del gremio periodístico que llegaron 4 patrullas con elementos policíacos y al estar en la zona comprendieron la gravedad de la situación.

Ellos realizaron un reconocimiento del lugar, además me escoltaron a mi refugio personal junto con mi hermana.

Después, de momentos de tensión, estoy enormemente agradecida con el gremio periodístico por su apoyo, sus llamadas telefónicas, sus mensajes, pues fue gracias a los compañeros periodistas que las patrullas sí llegaron.

Y hoy, puedo contar esta historia.

No se mata la verdad, matando Periodistas.

A lo largo, de más de dos años desde que asumió el poder el presidente López Obrador han asesinado un sinfín de activistas, defensores de derechos humanos y periodistas.

Cada día, ejercer el periodismo en México, se vuelve un acto de absoluta valentía, porque se acorrala, se persigue, se amenaza, se hostiga, se tortura, se asesina con total impunidad a quienes representan la libertad de prensa.

Bajo el lema abrazos y no balazos, que lanzó el Presidente Andrés Manuel López Obrador, el crimen organizado entendió bien el mensaje, sobretodo el relativo a los balazos.

Hoy matar a periodistas en México se ha convertido en un deporte favorito que muchos ejercen con crueldad y total impunidad.

Compañeros periodistas han sido acribillados, otros han sido levantados y torturados, Julio Valdivia en el mes de septiembre 2020 fue encontrado decapitado.

¿Cuántos más?

Un estado que no puede garantizar la seguridad de sus ciudadanos, de los periodistas, es un estado fallido.

Es un estado que evidencia la falta de capacidad para garantizar el respeto a la vida, a las libertades esenciales y fundamentales de protección a la libertad de prensa, al ejercicio de informar, es un estado fallido.

Un estado que fomenta el odio hacia los periodistas a través de calificativos denostativos, que calumnia, que ofende, que denigra, que injuria, que insulta, que vilipendia, que ultraja, llamando a los agentes de la comunicación prensa fifí, prensa chayotera, es un estado fallido.

Un estado que constantemente permite la violación del derecho a la vida, así como a la libertad de pensamiento y expresión, contemplados en los artículos 4.1 y 13 de la Convención Americana, en relación con el diverso 1.1
obligación de respetar los derechos del mismo instrumento en perjuicio de los periodistas, es un estado fallido.

Día a día crece el número de periodistas asesinados en México, y ¿qué hace el estado?

Nada.

Soplan vientos de crimen e impunidad para el ejercicio del periodismo, porque en México nos están matando y el estado mexicano bajo el lopezobradorismo sólo realiza discursos oficiales alejados de la realidad, esa que yo palpé y viví en carne propia, el día 2 de febrero.

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