Hoy, Día de las Madres, escucharemos por doquier discursos y felicitaciones; se inundarán las redes con mensajes rosas, aunque esto diste de la cotidianeidad.
En febrero de 2022, una mujer de 43 años y su pequeña de 9 años fueron asesinadas al interior de su vivienda en Coatzacoalcos. A mediados de abril, en Atzalan, otra mujer y sus dos hijos de ocho y diez años, también fueron asesinados. Y no podemos pasar por alto el número de huérfanas y huérfanos que han quedado a consecuencia del feminicidio en Veracruz y en México.
Si enlistamos los problemas a los que se enfrentan muchas madres en su día a día, nos llevaría un buen rato, pero por citar unos cuantos ejemplos está el hueco que les hizo en sus bolsillos la desaparición de Prospera; el que cancelaran el programa de estancias infantiles les provoco un viacrucis a muchas que tienen la necesidad de trabajar; tampoco hay recursos públicos para los refugios de mujeres violentadas y sus hijos, ni tratamientos completos para muchas enfermedades que aquejan a las mujeres como el cáncer de mama o de ovarios. Es decir, hay un mar de necesidades y poca voluntad para solucionarlos.
En otras administraciones la Secretaría del Trabajo daba capacitación y herramientas a mujeres jefas de familia para que pudieran emprender sus propios negocios en ramas como la panadería o el estilismo. Hoy, pese a la crisis económica en la que estamos inmersos, ya no hay nada de eso.
De los pocos esfuerzos que se realizan por aminorar la problemática, está la iniciativa que próximamente presentará la diputada local Anilú Ingram Vallines para atender a las y los menores huérfanos por feminicidio. Somos -y parece que seguiremos siendo-, la segunda entidad con mayor número de asesinatos de mujeres por razones de género y poco se ha volteado a ver a los hijos que muchas de ellas dejaron.
Así, más que una felicitación en este día, lo que se necesita son resultados para todas las madres no solo en su día, sino los 365 del año.
@YamiriRodriguez
