- DESDE A JANELA.
/ FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO /
El pasado 5 de febrero quedó demostrado que ya no se celebra más el “Día de la Constitución” entendida como la norma suprema elaborada por un consenso nacional.
En todo caso, a partir de este año se recordará que México tuvo una constitución y se cultivará la esperanza de que, dentro de algún tiempo, pueda volver a tenerla.
Podrán decir que nunca se cumplió a cabalidad con ella, y estoy de acuerdo, muchas veces fue letra muerta; pero nunca había sido ni secuestrada por un solo grupo ni mucho menos, pisoteada de manera tan burda como lo han hecho desde el 2018 hasta la fecha.
La constitución y las leyes que de ella emanan han sido desobedecidas en incontables ocasiones por las autoridades federales y locales sin que exista consecuencia alguna.
Sentencias y suspensiones de amparo ignoradas deliberadamente, procesos penales selectivos e interminables (a pesar de que la ley los prohíbe) instaurados contra adversarios políticos e impunidad absoluta contra sabidos delincuentes que forman parte del “segundo piso de la transformación que no fue ni tampoco será” y como cereza de ese pastel, reacciones desmedidas contra los órganos que aún quedan autónomos cuando osan proceder en contra de alguien que pertenece al régimen que gobierna el país; el caso del fiscal de Morelos que fue destituido de manera fulminante solamente por proceder en contra de Cuauhtémoc Blanco por un delito sexual (ni si quiera político) ilustra perfectamente lo aquí señalado.
¡Qué pena que un gobierno extranjero tenga que señalar y en su caso arreglar, por la buena o por la mala, lo que México debiera de arreglar por sí mismo si en verdad honrara y obedeciera a su constitución!
La falta de respeto al actual Poder Judicial de la Federación y su posterior sometimiento no hacen más que demostrar que en México se ha perdido totalmente la observancia de la constitución y lo que es peor, a casi nadie le importa.
Y si eso sucede en lo político, en lo social la falta de observancia del Estado de Derecho es aún peor.
Ya que, a pesar de que se promulgan hermosas leyes que versan sobre la violencia de género, el interés superior de los menores, las desigualdades y el olvido de las comunidades indígenas, el combate a los delitos de alto impacto, etc.; y que además los candidatos favorecidos por el régimen para ocupar los cargos judiciales que les van a regalar, porque eso es lo que va a suceder, se andan placeando sin ton ni son (y sin control alguno) presumiendo sus supuestas virtudes.
Nada más que aplicar y llevar a la realidad esas hermosas leyes es punto más que una tarea titánica.
A guisa de ejemplo, nos dicen y presumen que ha creado en el país y en muchas entidades federativas un padrón de violentadores, el cual en teoría les acarrearía serios problemas y para inscribirlos en él, se necesita que sean sentenciados.
Ahí está el problema, ¿Saben que en México más del 90 por ciento de investigaciones, incluidas las de violencia familiar, se encuentran detenidas en las fiscalías sin tal vez nunca llegar a un juez de control?
Esa sola situación hace totalmente inoperante dicho padrón.
También tenemos el caso de los menores que requieren alimentos y que, según nuestros gobernantes y sus candidatos a ocupar un puesto judicial, tienen infinidad de vías jurídicas para lograr cobrárselos a quien se los tiene que dar y que en realidad no cobran nada, porque si se van por la vía penal, caen en lo que se mencionó líneas arriba (90 por ciento de investigaciones inconclusas) y si lo hacen por la familiar, los cobros judiciales no pasarán de ser unos simples exhortos.
Y así podemos enumerar ley por ley promulgada y contrastarla con la situación práctica que la hace inaplicable y nos daremos cuenta que cada año la hipocresía de las autoridades y legisladores mexicanos va aumentando; ya que cada vez presumen mejores leyes y también las mismas, son cada vez más inaplicables.
Como hemos visto, el 5 de febrero cada vez será menos celebrable y muestra de ello es que en este último, lo único que se recordará fue que, faltándole el respeto a los poderes constituidos de la Unión, una monigote se envolvió en la bandera hablando de una soberanía nacional cunado ella es la primera que la violenta con su actuar porril y maleducado.
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