ALMA GRANDE
Por Ángel Álvaro Peña
Mientras los partidos políticos nos tienen distraídos con la negativa de reducir a la mitad sus gastos y regresar el resto a la Hacienda Pública, esos mismos partidos en la Cámara de diputados se sirven con la cuchara grande el presupuesto legislativo.
En días pasados se informó que los 500 diputados de diferentes partidos políticos gastaron de enero a abril del presente año 239 millones de pesos, independientemente de sus salarios. La Junta de Coordinación Política pidió trasparentar los ingresos y gastos de las ocho bancadas legislativas.
Diputados de Morena exigieron a Mario Delgado, su coordinador, rendir cuentas de los recursos de su fracción, porque hay quienes aseguran que parte de ese dinero que se maneja a discreción por el coordinador de la bancada, fue destinado a la campaña del colimense en busca del liderazgo de su partido.
Sin embargo, Delgado Carrillo se niega a rendir cuentas y no es el único coordinador parlamentario que oscurece el destino de esos dineros, que son demasiados, cuando se habló, desde ese mismo órgano parlamentario, que deben reducirse los gastos al mínimo e imperar la austeridad.
Morena ejerció 105 millones 193 mil pesos; el PAN, 36 millones 936 mil pesos, y el PRI, 26 millones 189 mil pesos. El PT reportó egresos por 18 millones 979 mil pesos; Movimiento Ciudadano, 17 millones 503 mil pesos; Partido Encuentro Social, 15 millones 477 mil pesos; Partido Verde Ecologista de México, 10 millones 883 mil pesos, y PRD, 7 millones 870 mil pesos.
Es demasiado dinero para un país hundido en la miseria y la corrupción. Son los legisladores de todos los partidos, quienes deben dar el ejemplo de sensibilidad y buen desarrollo de la política, pero sobre todo los diputados de Morena deben ser congruentes con los postulados de la 4T, que tiene entre sus principios la austeridad republicana.
Este es otro de los motivos por los cuales debe reducirse al mínimo el número de diputados en la Cámara, porque hubo diputados de representación proporcional porque se carecía de partidos de oposición, como una manera de otorgarle representatividad a las minorías de los partidos políticos, algunos de ellos saliendo de la clandestinidad. Ahora la realidad política y legislativa del país es muy diferente y debe regresarse a la representación por distrito sin consideración de unas minorías que sólo actúan para conservar su registro.
Luego de la reforma política de López Portillo la oposición inició su periodo de crecimiento y dejó al PRI en un lugar poco privilegiado desde el año 2000; ahora, frente a un desgaste inimaginable del PRI y del PAN, la oposición y el poder se nutren de algunos partidos pequeños, que se denominan satélites, por el hecho de que sólo quieren conservar su registro, el cual les otorga presupuesto, de tal suerte que ante la ampliación del número de diputados los partidos políticos se convirtieron en un negocio.
Este gasto excesivo de los diputados debe llamar la atención para que el número de legisladores, tanto diputados como senadores, se reduzca a la cantidad con la que contaba antes de esa reforma política; porque ahora la oposición está suficientemente representada, lo que no está correctamente representado es el pueblo, que haya o no legisladores por los que votaron en la cámara, estos nunca voltean a verlos, sólo en tiempos electorales y esto es lo que debe exigírseles a los representantes de la sociedad.
Quienes defienden este tipo de representación parlamentaria aseguran que no es mucho el dinero que se destina a esos 200 diputados sobrantes, pero si vemos que en gastos como los realizados en cuatro meses, en tiempos en los que no asistían a las sesiones, imaginemos el dinero que deben gastar con y sin comprobantes.
Estamos hablando de personas que quieren lujos, que optan por los privilegios y no por la representación que les obliga a vivir como viven sus representados.
A pesar de las transformaciones, de los cambios de poder, de la aplastante emisión de votos por la austeridad, los diputados hacen oídos sordos de esta nueva realidad y siguen viviendo con lujos, en periodos donde no deben gastar más que lo poco que pueden utilizar en tiempos de pandemia.
Ahora habrá que ver los sobreprecios del gel, de los cubrebocas, de los jabones, de los tapetes sanitizantes, y de todo tipo de artefactos que adquirieron para no contagiarse de coronavirus.
El próximo año se van estos diputados, los mexicanos deberán elegir a unos que no les salgan tan caros y que se comprometan a reducir el número de colegas en la Cámara de Diputados, porque los legisladores de representación proporcional son el vehículo ideal para crear nuevos partidos que deben también ser reducidos ya que no muestran diferencias con otros. Las diferencias entre partidos políticos ahora son las siglas y los colores, con personas con las mismas costumbres, poco populares y menos congruentes con la historia de los legisladores mexicanos.
Los nuevos partidos políticos no quieren transformar la realidad de sus representados, sino la realidad de las finanzas personales. Los partidos viven del mismo presupuesto que puede destinar ese dinero a causas más nobles como hospitales o escuelas, pero esos diputados que viven del presupuesto son los primeros en cuestionar las medidas de salud dictadas por personas en el gobierno que deben trabajar contra la pandemia a pesar de la austeridad que les impone un presupuesto reducido porque deben destinar dinero a que los diputados y senadores vivan como reyes. PEGA Y CORRE. – La carencia total de contacto con la realidad en el PRI se hace evidente en las declaraciones de su líder nacional, Alejandro Moreno, quien en declaración de prensa señala que las implicaciones de la elección en Estados Unidos van desde consolidar las nuevas condiciones del T-MEC hasta temas como seguridad, migración y medio ambiente. Cuando en realidad debe estar preocupado por la sobrevivencia de su partido en las próximas elecciones. Con esos líderes, para qué quiere el PRI enemigos o contrincantes…
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