Doloroso

**Nos Faltan 60.

Carlos Ferreyra Carrasco.

El periodista que por el hecho de serlo acepta vivir con salarios muy inferiores a los de cualquier artesano o trabajador manual, incluyan barrenderos, pasa la vida defendiendo al desamparado, dando voz a los marginados y arriesgando siempre la vida.

Ese señor, inconcebible, es incapaz de organizarse en su propia defensa. Evita los temas que lesionen los intereses económicos del medio donde labora, y deja sus propios intereses fuera de su trabajo.

Crítico en el cumplimiento de su tarea como informador, acucioso al investigar a los tramposos y los corruptos, es incapaz de unirse con sus colegas en defensa, mínima, de sus derechos, el mas importante después del respeto a sus tareas cumplidas, un salario digno, que permita una vida estable y sin agobios para su familia.

Siglas nacen y mueren sin que representen nada para los profesionales de los medios. Un edificio hermoso y de propiedad en el limbo, entregado al gremio, podría ser el punto de convergencia de las organizaciones profesionales, como alguna ocasión lo fue y convertirse en centro neurálgico de la información, el sitio al que concurran, oficialistas u opositores, quienes tengan algo qué decir.

Sueño de un amanecer trágico. ¿Cuantos van? Dicen que casi 60 en el trienio pero cuatro para iniciar el año que está previsto como el de la consolidación del control absoluto sobre lo que debe saber el pueblo, por determinarlo en tal forma el gobierno.

Ha sido tan recurrente la ejecución de periodistas, tan igual a plena luz del día, en zonas pobladas, que no queda sino aceptar que ya no se trata de advertencias sino de saber que si no estás conmigo, no estarás con nadie.

La ilustración adjunta, tomada de las siempre útiles redes, detalla puntualmente el pensamiento de un autócrata, de un dictador, de quien posee la verdad única y no admite contradicciones.

La pena por hacerlo es grave, fatal y lo peor, saberse sacrificado y con la conciencia de que la suya será una muerte impune, sin averiguación ni castigo, debe ser peor que la muerte misma.

Y no valen, aunque necesarias, las manifestaciones de un día por una persona. El luto debemos llevarlo siempre en el alma y el recuerdo para el mandatario debe ser permanente…

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