/ Por: Zaira Rosas /
La tendencia temática de estos días ha sido el último sencillo de Shakira en colaboración con Bizarrap. La sesión #53 se posicionó hasta en los noticieros deportivos no sólo de México, sino de varias partes del mundo. Todo lo anterior debido a las evidentes alegorías que la cantante hace sobre su ex marido y la ruptura. Por lo anterior de inmediato surgieron todo tipo de comentarios y si bien se trata de un tema de farándula, tiene detrás un fondo que urge visibilizar y va ligado a la categorización que culturalmente se asigna a las mujeres.
Otra canción que igual se posicionó al siguiente día del estreno de Shakira, fue Flowers de Miley Cyrus, tema que va ligado a su relación amorosa con el actor Liam Hemsworth. Ambas composiciones llegaron a ocupar los primeros lugares de listas musicales y tabloides, además se les comparó por abordar rupturas amorosas desde distintos panoramas. Y en realidad su diferencia estriba en que fueron escritas en distintos puntos de un duelo.
A lo largo de la historia se han realizado múltiples expresiones artísticas que narran amores y decepciones, esta no es la primera, sin embargo, sí se posiciona como revelación por tratarse de una mujer señalando todo lo que hizo su ex. ¿Quién gana en la narrativa? El morbo, el interés social que tenemos en saber qué más hay detrás, en encontrar culpables y la identificación de tantas personas no es casualidad, la infidelidad es ampliamente conocida y estudiada incluso por científicos como Esther Perel.
Lo que no se tolera en el mundo actual es a una mujer exponiendo su vida privada, porque durante siglos se nos ha adoctrinado para pensar en los demás, antes que en nosotras. La costumbre social obliga a Shakira a cargar con las responsabilidades que no tuvo Piqué, porque tendría que actuar más como madre y no como mujer. Porque debería de tener sororidad con quien no la tuvo, etc. Las discusiones digitales dirán #SeanShakira o #NoSeanShakira, los segundos esperan que las mujeres superen como si nada todo, que no hablen o expongan porque eso perpetua que quienes cometan un daño sigan impunes y sin castigo.
También está el necesario empoderamiento femenino presentado por Miley Cyrus, donde deja atrás la idea de un amor romántico, donde una parte completa a otra. Nuevamente es necesario visibilizar que esta canción llega en otra etapa de duelo, una donde ha dejado de culparse a sí misma por el dolor de un matrimonio fallido, donde tiene mejor manejo emocional y claridad sobre su presente.
El que canciones así se posiciones es por la identificación de la audiencia, tanto hombres como mujeres han pasado situaciones similares, vemos a las celebridades, pero también son seres humanos, que al igual que el común sienten y piensan. Sus historias son reflejo de nuestra realidad, un momento en el que mucho hacemos, pero poco entendemos de lo que sentimos. Vivimos una etapa donde surgen nuevos conceptos que nos obligarán a replantear todo lo que conocemos y bajo qué dogmas hemos vivido.
Sí hacen falta más canciones como la de Shakira si eso pone sobre la mesa la responsabilidad afectiva, la maternidad y la paternidad. sí necesitamos más productos comerciales que generen más diálogos que debates y sobre todo hemos de considerar qué tan válidas son las etiquetas si para el género no aplican igual, dejemos de llamar asertividad a un lado y en el otro es agresiva. Creativos a unos y locas a otras.
Si vamos a ponernos a desempeñar papeles morales seamos parejos y conscientes de dónde comienza verdaderamente la responsabilidad, es con una madre que expresa todo en una canción, con un padre que no tuvo lealtad hacia su hogar o incluso con cada uno de nosotros que alimenta el morbo de un chisme. Es momento de comenzar a ser más conscientes de lo que hacemos y somos somo sociedad. Si no cuestionamos lo que hasta ahora sabemos, ¿cómo podremos recibir nuevas ideas?, si no aprendemos a conectar con lo que somos, nunca entenderemos por qué hacemos lo que hacemos.
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