16.07.2023.- A pesar de ello y de los enormes pasos dados en el último siglo para alcanzar la igualdad, las realidades específicas que afrontan las mujeres mayores -por ser mujeres y por ser mayores- siguen estando invisibilizadas.
Aún encontramos pocas investigaciones que afronten a relación entre discriminación de género y discriminación por edad y las mujeres mayores son las grandes olvidadas en las grandes campañas de sensibilización contra la violencia machista y en las iniciativas dirigidas a fomentar la igualdad, tanto a nivel nacional como internacional.
Sin embargo, como se ha señalado desde HelpAge International, el plan sobre justicia y derechos económicos no tiene en cuenta el trabajo no remunerado que siguen realizando las mujeres mayores en todo el mundo, ni reconoce la ausencia de las mujeres
mayores en las estadísticas económicas oficiales.
Estas lagunas son el reflejo de una sociedad que ignora las necesidades de las personas
mayores y en la que la vejez está cargada de connotaciones negativas.
Algunos de los principales estudios realizados en nuestro país sobre la discriminación y violencia hacia las mujeres mayores muestran que aún existen muy pocos programas, políticas y medidas específicas que incorporen, de forma simultánea, el enfoque de género y el enfoque de edad.
Esta carencia evidencia una enorme invisibilidad de las mujeres mayores y es la base de las desigualdades y discriminaciones que afrontan. A pesar de todo, cada vez más mujeres rompen la imagen tradicional de la vejez y se enfrentan a la feminidad impuesta por una
sociedad patriarcal.
Al mismo tiempo, nos encontramos también con más activistas e investigadoras que reclaman una gerontología más feminista y un feminismo que valore las experiencias de las mujeres mayores y no se olvide de sus necesidades.
En este marco es necesario enfocar al edadismo como uno de los factores de las ausencias de las mujeres mayores en estadísticas y políticas públicas en México.
La discusión alrededor del término edadismo, la discriminación por edad, se ha popularizado a través de actrices de Hollywood, grandes figuras del espectáculo que lucen sus canas con orgullo o cuentan abiertamente los efectos de la menopausia, hartas de los mensajes que ensalzan la eterna juventud femenina.
Conoce el Eddadismo mencionado por Madonna debido a las críticas a su edad.
Un informe sobre el edadismo elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), señala que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas y son las mujeres mayores sus principales víctimas.
La médica y coautora del documento de Naciones Unidas, Vânia de la Fuente-Núñez, concluye que este estigma tiene su origen en las normas patriarcales arraigadas en la sociedad y en una búsqueda incansable por la juventud. “Las mujeres mayores también son invisibilizadas en la sociedad. Lo vemos claramente en los medios de comunicación, donde raramente tienen un papel de diálogo, no aparecen”, detalla.
Además de la sociedad, también se ve afectada la economía por el edadismo, que provoca la pérdida de talento femenino en el mercado laboral. La coautora del informe señala que este tipo de discriminación cuesta cada año miles de millones y dificulta la búsqueda del primer empleo. “Las jóvenes sufren mayor presión para aparentar ser mayores de lo que son”, subraya la médica.
Otra voz experta, la de Ana Belén Fernández, directora de la cátedra de edadismo de la Universidad de Vigo, la primera en España dedicada a este asunto, enfatiza que la participación de las mujeres en los medios de comunicación tiene un efecto positivo para la lucha contra el edadismo. La toma del protagonismo en campañas publicitarias y en producciones audiovisuales refuerza los movimientos de equidad. “Somos conscientes de que los tiempos están cambiando, pues la esperanza de vida cada vez es mayor y no podemos acortar nuestra vida útil”, concluye la catedrática.
El colaborador de televisión Kiko Matamoros (66) -actualmente prometido con la modelo Marta López (26), cuarenta años menor-, sí le ha puesto nombre a esta problemática que ambos aseguran sufrir: “Es una agresión, el edadismo es la tercera causa de discriminación en el mundo después del racismo y la homofobia”, denunciaba en el Diario el País.
Pero, repasemos la definición de edadismo: Se trata de un tipo de discriminación basada en los prejuicios existentes respecto a la edad, afectando especialmente a las personas mayores, conformando, en realidad, una desigualdad estructural con diversas consecuencias para quienes lo sufren. Los efectos del edadismo incluyen desde trastornos físicos a mentales, como mayor estrés y menos esperanza de vida, riesgo de autoexclusión, limitación del acceso al mercado laboral, brecha digital… entre otros factores señalados por el Ministerio de Sanidad.
Algunas Voces refieren que el edadismo era incluso “peor” que el machismo, en una entrevista donde también calificaba de machista que el presentador le preguntase si estaba “en igualdad de condiciones que una persona de 20 años a la hora de enamorarse”.
En realidad, para las mujeres el edadismo y el machismo no van por separado: se interseccionan agravando la discriminación que viven en su día a día: las que tienen una avanzada edad experimentan una discriminación etaria superior respecto a los hombres y un machismo mayor del que viven las mujeres jóvenes, según acredita el Ministerio de Igualdad. De hecho, la OMS también concluye que son las mujeres mayores las que se ven más afectadas por las múltiples formas de discriminación.
Una “doble discriminación” que se vincula a su invisibilidad social: las mujeres mayores son menos vistas, menos escuchadas y menos atendidas. Las dificultades que se derivan del edadismo y el machismo son visibles en diferentes ámbitos de la vida: a nivel social, el interés y referencialidad de las mujeres se deteriora de forma más rápida respecto al de los hombres y sufren una mayor presión estética a la hora de ocultar el envejecimiento.
Según la OMS, las mujeres mayores sufren más discriminación por su edad que los hombres mayores, así como una mayor discriminación por género que la que viven las mujeres jóvenes.
“Como mujeres somos siempre demasiado jóvenes o demasiado viejas para hacer cosas porque la edad perfecta es ser un hombre”, sostiene la creadora de contenido británica Claire Training. Y no se equivoca: las desventajas de ser “demasiado mayor” o “demasiado joven” también dificultan e incluso impiden el acceso de las mujeres al mercado de trabajo, afectando a su carrera profesional y también a su capacidad de acceder a una posterior pensión.
“Las mujeres mayores han formado parte por lo general de la fuerza laboral durante menos años, han ganado menos dinero y es menos probable que reciban pensiones o que tengan ahorros sustanciales al jubilarse”, establece el informe de la OMS.
Cabe destacar que las mujeres se ven más negativamente afectadas a nivel financiero, ya que tienen más dificultades para obtener ingresos independientes y no es habitual que dispongan de activos fijos. Además, recordemos que más de dos millones de mujeres en España (el 11,5%) sufre violencia económica, una forma de violencia de género caracterizada por la incapacidad de controlar o producir sus propios ingresos.