Por Yamiri Rodríguez Madrid
La Unicef reveló hace unos días, a través de una encuesta, que 17 por ciento de los niños y jóvenes en edad escolar, no pueden acceder a clases virtuales. Aunque muchos asumimos que en cada hogar hay luz, una televisión e Internet, la cruda realidad, sobre todo aquí en Veracruz, nos dice otra cosa.
Durante décadas hemos sido considerados como uno de los estados más pobres del país. Esta pobreza que duele, que lástima, no sólo azota a nuestros pueblos indígenas, sino también a quienes viven en los cinturones de las ciudades, en las comunidades rurales.
Unos cuantos actores políticos le han hecho parte del trabajo a la oposición, regalándole a familias pantallas y algunas computadoras, aunque por el número de personas con rezagos, es casi imposible ayudarlos a todos.
Algunos restaurantes, negocios, en solidaridad, han puesto a disposición de estudiantes un espacio con Internet para que ahí puedan conectarse y tomar sus clases, hacer sus tareas. Un gesto de la buena naturaleza del veracruzano.
En el sexenio anterior, la Federación, a través de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) entregó televisiones a muchas familias de escasos recursos, dado que cambiaría el sistema de análogo a digital. Hoy, a la vuelta de los años, sin duda fue una ayuda importante. También se impulsó el programa México Conectado, para aumentar la conectividad a Internet en todo el país; por cuestiones partidistas se dejó de lado.
Conforme avanzan las semanas, más complicado se torna para muchos niños y jóvenes continuar con su carga académica, por lo que este ciclo escolar 2020-2021 pudiera convertirse en uno de los de mayor deserción si nuestras autoridades no actúan rápido, si no se invierte en infraestructura que modernice el sistema educativo, sino se ponen las pilas para que nadie se quede atrás. La educación no puede retroceder a ser solo para los privilegiados.
@YamiriRodríguez
Foto ElSoldePuebla