*Alguien como tú
/ Gladys de L. Pérez Maldonado /
El abuso sexual infantil es todo contacto o actividad sexual entre una niña, un niño y adolescente (NNA) y una persona que ejerce una posición de poder sobre él o ella, sin su consentimiento o valiéndose de amenazas, violencia física, psicológica u obteniendo su consentimiento por medio de engaños.
Se configura con acciones de naturaleza sexual, que además de comprender la invasión física del cuerpo humano, pueden incluir actos que no involucren penetración o incluso contacto físico alguno, como forzarles a realizar comportamientos eróticos, ver imágenes pornográficas o exponerles a ver relaciones sexuales de otras personas, exhibir los genitales delante de las NNA con el fin de excitarse sexualmente, observarles cuando se están vistiendo, desvistiendo o cuando están en el baño, realizar insinuaciones verbales con contenido sexual reiterado, por mencionar algunos.
El abuso sexual infantil es una de las agresiones más violentas contra la integridad física, psicológica de la niñez, se trata de un problema social y de violación de una serie de derechos universales de la infancia, de manera especial el derecho a la seguridad social, el derecho a decidir sobre su cuerpo y sexualidad, el derecho a que sea respetada la privacidad e intimidad, el derecho a la paz, el derecho a la protección de la salud, el derecho a vivir libre de violencias, violando el valor intrínseco de todo ser humano como es la dignidad.
No existe un perfil de la persona agresora, suele ser alguien que el NNA conoce, integrantes de la familia, parientes, amistades, maestros/as, entrenadores/as, niñeras y otros adultos en posición de poder o autoridad y en quienes ellos y ellas confían.
La mayoría de la gente emplea indistintamente los términos pedófilo y pederasta para referirse a quienes realizan este tipo de actos, considerándolos sinónimos.
El psicólogo Oscar Castillero Mimenza, redactor especializado en Psicología Clínica en Barcelona, España, considera que aunque profundamente vinculados ambos conceptos no se refieren exactamente a lo mismo.
Castillero señala que la pedofilia o paidofilia es una parafilia, es decir, un trastorno de la inclinación sexual que se caracteriza por la presencia de fantasías recurrentes y productoras de un elevado nivel de excitación sexual, el objeto de deseo o lo que provoca la atracción sexual son niños o niñas prepúberes, normalmente hay una gran diferencia entre la edad del pedófilo y la de la persona sujeta de deseo, recurre con frecuencia a imágenes pornográficas y estimulaciones en base a sus fantasías, pero no tiene por qué intentar mantener relaciones sexuales.
Por otro lado, un pederasta es aquella persona en que las fantasías propias del pedófilo las ha llevado a la realidad. Esto es, la pederastia es la comisión de una conducta de abuso sexual a una niña, un niño y adolescente, aun si la relación sexual es consentida por la persona menor de edad se tipifica su conducta como delito.
En ambos casos se está hablando de la presencia de una vinculación ilícita entre un adulto y un NNA, existiendo una atracción de tipo romántico o sexual de parte del primero hacia el segundo, la principal diferencia está en el hecho de que la atracción sexual se concrete o no en una acción.
Dicho de otra forma, mientras que el pederasta ha mantenido relaciones sexuales con un NNA, el pedófilo no llega a realizar el acto sexual.
La pedofilia es un trastorno de la inclinación sexual o de la elección del sujeto sexual, sin embargo, quien la padece es capaz de darse cuenta de lo que supone para los menores implicados, los daños provocados y el hecho de que se trata de un delito grave tipificado por la ley, su capacidad de decisión no se encuentra alterada, de ahí que actividades llevadas a cabo por los pedófilos son punibles por la ley como corrupción de menores, pornografía infantil, entre otros.
Así pues no todos los pedófilos son pederastas, mientras que por norma general todo pederasta es pedófilo, concluye Oscar Castillero.
El abuso sexual en la infancia es un problema de vital importancia para la salud mental de las personas que lo sufren, ha sido considerado un factor de riesgo para el desarrollo de variedad de trastornos psiquiátricos entre los que se incluyen la esquizofrenia, trastorno disociativo o depresión.
El psicólogo Daniel López Mongay, sostiene que contrario a lo que se dice, una de cuatro niñas y uno de cada seis a ocho niños han sufrido abuso sexual en la infancia, muchas de las víctimas nunca revelan el abuso, por lo que estas cifras podrían ser mayores.
Los estudios de prevalencia indican que las mujeres sufren más abusos sexuales durante la infancia, pero estos resultados pueden estar influenciados por un sesgo en las denuncias. Se cree que los hombres pueden encontrarse con más dificultades para relevar el abuso, debido a los estereotipos culturales de masculinidad e iniciadores de las relaciones sexuales.
Los abusos sexuales en la infancia ocurren en todas las clases sociales, culturas, comunidades, con independencia de la funcionalidad o no de la familia. No todos los abusadores han sido víctimas de abusos sexuales durante su infancia, los estudios indican que una de cada ocho víctimas acaba abusando sexualmente a NNA.
No solo hombres son abusadores sexuales, la literatura sugiere que entre un 20-25 % de los casos de abuso sexual han sido perpetrados por mujeres. Los menores de 5 años y los adolescentes están en mayor riesgo de ser víctimas de mujeres. La técnica de grooming, cuidado en español, es utilizada por los pederastas para ganarse la amistad y la confianza de NNA antes de que el abuso empiece, así, el menor no quiere perder la cercanía con la persona abusadora o violar su confianza, ya que consideran que su relación es especial y no explican a nadie el abuso. (Fuente: www.psicologiaymente.com ).
La infancia es el futuro de nuestra sociedad, defendamos su integridad y dignidad como personas…¡No al abuso sexual infantil!…