*Respecto a actividad política, fue miembro del Partido Comunista y activista de izquierda.
/ Escrito por Wendy Rayón Garay /
13.07.2025 /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- “El acto más trasgresor que hizo fue ser ella misma” afirmó Perla Labarthe, actual directora del Museo Frida Kahlo, en entrevista para Cimacnoticias. A 118 años del natalicio de Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón, la pintora es reconocida por ser un icono y una figura que desafió los mandatos de género quien además rompió los estereotipos de la feminidad en su arte y vida personal.
Para Perla Labarthe, Frida fue una mujer con una visión única y honesta del mundo. La evolución de su persona, identidad y trabajo estuvieron marcadas por sus propias convicciones, necesidades y deseos de ser quien ella quería ser. Cómo resultado, apuntó que estos elementos fueron determinantes en la apreciación e inspiración que la artista es actualmente para muchas mujeres en el mundo.
En un contexto social del México post revolucionario, se esperaba que las mujeres regresaran al ámbito doméstico para encarnar su rol como madres. Sin embargo, Frida rompió muchos esquemas de su época: querer ser una pintora por derecho propio y proyectarse en sus pinturas, vestimenta y hasta en su propio hogar, la Casa Azul. De esta manera, sus pinturas, dibujos, diarios y cartas expresan su personalidad y resistencia desde el arte.

“En los que también vemos a una mujer que a través del en arte, fue que puede encontrar una nueva manera de expresarse, una nueva de manera de entenderse, una nueva manera de vivir y de compartir”, compartió Perla Labarthe. Frida nunca se declaró parte activa de algún movimiento artístico, incluso nunca asistió formalmente a una escuela de pintura, ya que usaba el arte para entenderse a sí misma sin percatarse que encontró una vía para hacer eco su voz, algo que la mayoría de las mujeres no tenían.
También añadió que, de esta manera, Frida reflexiona acerca de ella misma, de su entorno, de quién quiere ser y eso lo hace también a través de su pintura. En muchos de sus autorretratos se lee cómo se percibe a sí misma, cómo se proyecta, cómo se representa generando una reflexión en el resto sobre su propia identidad y entorno.
Pese a que Frida usaba su arte para entender sus sentimientos, abordaba temas considerados complejos o poco comunes. A través de autorretratos y naturaleza muertas construyó temas que podrían resultar incomodos como los feminicidios, que en su tiempo no eran conocido como hoy los entendemos en toda la extensión de la palabra, pero que la manera en que eran proyectados logro hacer difícil olvidarlo: «Son imágenes que se quedan en la memoria, en el recuerdo por esta capacidad que tiene de impacto» menciona Perla Labarthe.

Su identidad
Parte importante de su identidad fue la manera en que se vestía. Perla Labarthe comentó que actualmente en la Casa Azul, hogar de la infancia de Frida y actualmente un museo en su memoria, está presente la exposición «Las apariencias engañan» que muestra más de 300 piezas de ropa de la artista que dividen su identidad en dos ideas: como una persona discapacitada y el amor por México.
Durante sus 18 años y tras haber sufrido poliomielitis (a los 6 años) que le dejó una pierna más corta que la otra, la artista comenzó a usar pantalones y trajes masculinos para disimular las secuelas físicas que le dejó la enfermedad, particularmente en su pierna derecha. Mas adelante, tras el accidente de autobús que fracturo su columna vertebral y dañó múltiples partes del cuerpo, su vestimenta se volvió aún más significativa.
En su etapa joven formó parte del grupo estudiantil «Los Cucarachas» y uso ropa de mezclilla, gorras de obrero junto con actitudes sarcásticas hacia figuras de autoridad. De adulta, optó por el vestuario tehuano, una indumentaria tradicional del Istmo de Tehuantepec compuesta por múltiples bordados, faldas largas, tocados florales, rebozos y joyas llamativas que le permitieron expresar su orgullo mexicano y ocultar sus corsés ortopédicos.
A través de su ropa, Frida jugo con las dualidades de género. Aunque solía mostrarse con faldas, bordados y trenzas que resaltaban su feminidad, también acentuaba su bigote y sus cejas gruesas en autorretratos. La mezcla entre lo masculino y lo femenino cuestionaba las normas impuestas sobre el cuerpo y el comportamiento de las mujeres.


La vestimenta de Frida tuvo muchos elementos estéticos, fue una declaración y una forma de resistencia para comunicar sus dolores físicos, herencia cultural y postura política que, en consecuencia, a lo largo de su vida Frida construyó una imagen visual que se convirtió en un modelo.
«Estos dos elementos permiten a Frida crear una identidad, crear prácticamente un icono, porque hoy es muy fácil reconocer a esa mujer, a esa artista a través de sus textiles, a través de su manera de arreglarse el pelo, de maquillarse, del uso de esta joyería y creo que pues para todos nosotros el vestir muchas veces se convierte en una expresión de quienes somos» -Perla Labarthe, actual directora del Museo Frida Kahlo.
De acuerdo con Perla Labarthe, la artista manifestó muchos aspectos de los que hoy en día muchas mujeres pueden identificarse, incluso cuando nunca se autodenominó como «feminista», puesto que no era un término usado en aquella época, sino que fue una interpretación posterior que se hace desde la actualidad a su figura y lo que representa para algunas mujeres.
Su historia
Haciendo un repaso por su vida, Frida Kahlo nació el 6 de julio de 1907 en la Ciudad de México. Toda su vida vivió en la Casa Azul, conocida actualmente como el Museo Frida Kahlo, desde que sus padres el alemán Wilhelm Guillermo Kahlo y la mexicana Matilde Calderón la adquirieron en 1904. La artista fue la tercera de cuatro hijas: Matilde, Adriana, Cristina y Frida.
A los 6 años enfermó de poliomielitis, una enfermedad viral que puede causar problemas de parálisis o respiratorios, lo que le causó que su pierna derecha quedara más corta. Esto fue motivo para que recibiera burlas desde niña; sin embargo, las consecuencias de la enfermedad no le impidieron poder estudiar hasta que alcanzó el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria.
El 17 de septiembre de 1925, tuvo un accidente, pues el autobús en el que viajaba fue arrollado por un tranvía provocando fracturas en varios huesos y lesiones en la espina dorsal. Fue gracias a la inmovilidad de varios meses que comenzó a pintar y, posteriormente, a relacionarse con varios artistas, entre ellos la fotógrafa Tina Modotti y el muralista Diego Rivera.

Cuando Frida se casó con Diego en 1929, ambos se mudaron a la Casa Azul y otras veces en el estudio del artista en San Ángel, aunque también tuvieron estancias cortas en Cuernavaca, Detroit, San Francisco y Nueva York. El matrimonio estuvo marcado de varios abortos e infidelidades de Diego que desataron una crisis emocional en la pintora y su divorció en 1939, un año más tarde volvieron a casarse.
En su vida fue maestra en la Escuela Nacional de Pintura y Escultura «La Esmeralda» y tanto su trabajo como vida cotidiana retrató el arte popular mexicano. Al contrario de los pintores surrealistas, ella describió que no pintaba sus sueños, sino su realidad. Esto la llevó a presentar su arte en diversas galerías en Estados Unidos, exposiciones y museos.
Su salud se vio perjudicada entre 1950 y 1951 cuando permaneció internada en el Hospital Ingles. Un año después tuvo una amenaza de gangrena, por lo que tuvieron que amputarle la pierna derecha. Respecto a actividad política, fue miembro del Partido Comunista y activista de izquierda. Logró acondicionar la Casa Azul para dar asilo a León Trotsky y a su mujer. Creía en su lucha fielmente, que semanas antes de fallecer participo en una protesta en contra del intervencionismo político de Estados Unidos en Guatemala, provocándole una embolica pulmonar que terminó con su vida el 13 de junio de 1954.