“Me quedé con las ganas, mi querido Maestro Manzanero…
De volver a recorrer juntos esos lugares maravillosos, de reír a carcajadas, de comer hasta no poder más y luego arrepentirnos en mitad del concierto.
Extrañaré seguir escuchando sus historias, de conocer la inspiración de cada una de sus canciones o al menos el recuerdo que usted lleva de ellas.
Me quedo con el brillo de su mirada al ver cuánto amaba a sus nietos, a sus hijos.
Saboreo esas horas en su cocina o en la mía, mientras preparaba cosas deliciosas y me compartía sus secretos para que los alimentos supiesen mejor.
Siempre extrañaré cantar juntos y desbocarnos en el escenario, en ese único lugar donde no teníamos límites.
Me quedé con las ganas de hablar y hablar del amor, de nuestros amores que fueron tantos”.