*Mis Proyecciones en el espejo .
/ Por Paula Roca /
La inspiración llega a mí de muchas maneras. No todos mis pensamientos son negativos, porque algunos me invitan a reflexionar, a aprender y a crecer. Pero a veces esos mismos pensamientos, de forma descontrolada y disfuncional, me bombardean con recuerdos del pasado o con preocupaciones sobre un futuro incierto, desconectándome del presente, de este instante en el que vivo en la realidad.
En esta era de la tecnología y la inmediatez, donde las urgencias y las obligaciones parecen marcar el ritmo de mi vida, muchas veces me levanto pensando en todo lo que “tengo que hacer”, olvidando lo que realmente importa: disfrutar del momento. Me doy cuenta de que a veces no veo el amanecer porque mi prisa me ciega, y en ese afán por cumplir, dejo de estar conmigo misma.
Pero, ¿qué pasaría si decidiera tomarme veinte minutos al día para meditar, para respirar, para reconectar conmigo? ¿Qué sucedería si eligiera mover mi cuerpo, salir a caminar o simplemente detenerme un momento a observar lo que me rodea? Enfrentarme a mis pensamientos no siempre es fácil, pero sé que puedo ser valiente.
Cuando practico la gratitud al comenzar mi día, siento que algo cambia dentro de mí. Esa paz mental me permite conectar con mi creatividad, y desde ahí, logro avanzar hacia mis metas con mayor claridad. En esos momentos de calma y silencio consciente, transformo mis pensamientos en aliados, en herramientas que me guían y no en cadenas que me limitan.
Al final, está en mis manos decidir cómo quiero vivir mis pensamientos: si los dejo ser maestros que me enseñan y me impulsan, o si permito que se conviertan en obstáculos que me alejan del presente. Hoy, elijo estar conmigo misma, en este instante, porque es aquí donde realmente habito…
