El artista Julio Anaya Cabandig presenta su versión del Guernica en Málaga.

/María Esther Beltrán Martínez  Fotos: J. Carlos Santana/

16.08.2024. Málaga, España.-  La Colección del Museo Ruso de Málaga presenta una versión adaptada del Guernica del artista malagueño Julio Anaya Cabandig. La obra, que se trata de un préstamo de la Fundación Mecenas Museo Casa Natal de Picasso, además de otras dos del mismo autor y dos piezas de Picasso procedentes del Museo Casa Natal.

La obra del Guernica es una obra realizada por el artista malagueño en 2023 para su muestra individual ‘Wunderkammer’, que tuvo lugar en Nanzuka Underground de Tokio.

La obra está realizada en 18  cartones abandonados, el artista utiliza la técnica depurada y la semejanza radical a las obras maestras originales, marcan el acercamiento del espectador a las mismas y provocan una reflexión inmediata sobre el valor de las obras de arte, la forma de transmisión del mensaje y, usando sus propias palabras, entender la obra de arte como artefacto que apunta al espectador con el objetivo de desconcertarlo.

Anaya ha reproducido fielmente las obras picassianas aportando su propia visión e integrando sus técnicas y estilos, su propio camino.Durante la inauguración José María Luna, indicó en relación a las obras de Anaya Cabanding en esta muestra, las piezas se inspiran en trabajos de Picasso, concretamente en los retratos de mujeres llorando.

“Estas figuras son una extensión en imagen de las reflexiones del artista sobre la guerra y el sufrimiento humano, que anteceden a la creación de ‘Guernica’. Para cerrar el círculo, el Museo Casa Natal aporta dos obras más, en este caso del propio Picasso y de la serie Sueño y Mentira de Franco, que forman parte de un préstamo temporal de la familia Arias”.

Voceros explican que no puede extrañar que Julio Anaya Cabanding haga de Picasso un interlocutor con el que dialogar y al que homenajear en su trabajo. Son varias las razones que nutren esa actitud. Más allá del origen compartido de ambos, evocado por Picasso mediante el Mediterráneo y la Antigüedad clásica –también en la escritura, con continuas referencias a su ciudad natal– y por Julio Anaya Cabanding, precisamente, a través de la cita al genio malagueño y a la escuela pictórica que se desarrolló en Málaga en el siglo XIX, el joven encuentra en el maestro un pintor de pintores, justo lo que él es: ambos son artistas que visitan, se apropian y reformulan la historia del arte y otros muchos registros culturales.

Agregan que este Guernica responde a la poética que ha distinguido a Julio Anaya Cambanding en el escenario artístico internacional: 18 cartones recuperados –no podemos olvidar que Picasso introdujo los materiales desclasados y el objet trouvé– que han sido ensamblados para que, como material efímero y desechado, se constituyan no sólo en soporte para una obra de arte eterna, sino también que la imagen se haga objeto. Justo ahí, en esos puntos de fricción, radican algunas de las grandes contribuciones del joven artista malagueño. Tampoco puede ser desatendido el diálogo con Sueño y mentira de Franco, la estampa germinal para Guernica, en la que comienza a larvarse la futura y portentosa obra: aquellos motivos sobre el papel regresan al papel, como ahora regresa a Málaga, con toda la carga poética que puede tener este viaje, el Guernica que aquí pintara Julio Anaya Cabanding.

El Guernica es una obra emblemática que recuerda el sufrimiento y las consecuencias de la guerra. A principios de 1937, en plena Guerra Civil, Picasso aceptó la petición del Gobierno español de hacer un gran mural para el pabellón que representará al país en la Exposición Internacional de París.

Este encargo tuvo como fruto una de las más importantes obras icónicas del último siglo. Conocido como el  Guernica, este mural narra el bombardeo de esta localidad del País Vasco el 26 de abril de ese mismo año por parte de los ejércitos alemanes e italianos.

El terror de personas y animales en medio de la destrucción, en una composición que reúne referencias a la tradición pictórica occidental, los hallazgos formales del cubismo y los símbolos surrealistas que Picasso había venido usando repetidamente, con esta obra desborda lo íntimo para alcanzar un significado colectivo.