El ataque a Irán no es ajeno al resto del mundo .

*

/ Por: Zaira Rosas /

El 22 de junio despierto con las noticias inundadas de titulares que anuncian el ataque de Estados Unidos a Irán, el presidente Donald Trump destaca esta acción como exitosa pues impide el crecimiento de armamentos nucleares de Irán, Israel también alaba el ataque pues desde tiempo atrás mantiene una tensión constante con Irán, y aunque este último es considerado un país de extrema violencia y represión por algunas naciones, el ataque realizado de manera anticonstitucional por parte de Donald Trump, enciende distintas opiniones a lo largo del globo terráqueo.

En medio del caos mediático y de los discursos que parecen lejanos, es innegable que la acción puede impactar también a México y el resto del mundo, no solo por las percepciones políticas y los apoyos distribuidos de las naciones, sino también de manera económica y por supuesto cuando una nación se impone dejando de lado el diálogo, los tratados internacionales e incluso la opinión de sus legisladores, quienes más sufren el impacto son las vidas humanas.

Estados Unidos ha intervenido nuevamente en Medio Oriente, en una acción sin el respaldo del Congreso ni de organismos internacionales, bajo el argumento de seguridad global. Pero, esto en realidad no tiene un argumento sólido y lleva años de conflicto que conforme el poder en turno se intensifica, sobre todo contemplando que aquí también interviene Israel.

Durante años, este país ha denunciado que Irán representa una amenaza, no solo por su programa nuclear, sino por el respaldo que ofrece a grupos como Hamás o Hezbollah. Sin embargo, la historia no puede contarse en blanco y negro. Israel también ha sido parte de una política sistemática de ocupación y represión hacia el pueblo palestino. Y en este fuego cruzado, Estados Unidos suele posicionarse como aliado incondicional de Tel Aviv, lo cual complica aún más cualquier intento de paz en la región.

Pero más allá de los líderes, los intereses y los ejércitos, están las personas. Irán no es solo un país con aspiraciones nucleares. También es un lugar donde viven millones de mujeres, jóvenes, niños y trabajadores. Muchos de ellos luchan desde dentro contra su propio sistema, arriesgan sus vidas por más libertad, y ahora, además, tienen que sobrevivir a las bombas extranjeras. Lo anterior es uno de los escenarios que podría apuntar a revoluciones internas y por ende aún más violencia al interior de Irán.

Pese a hablar de conflictos en naciones lejanas, no somos ajenos, hay consecuencias globales que veremos reflejadas en la economía, por ejemplo, si Irán decide cerrar el Estrecho de Ormuz —una de las principales rutas de transporte de petróleo del mundo—, los precios del petróleo se dispararían, y con ellos, la gasolina, el gas LP, los productos importados e incluso los alimentos. Aumenta la inflación, se encarece la vida cotidiana. Todo por un conflicto que parece lejano, pero que termina colándose hasta en la tiendita de la esquina.

En medio de un conflicto creciente la información juega un papel fundamental, no basta con informarnos solo a través de redes sociales, necesitamos contexto y contrastar opiniones para poder establecer posturas críticas y empáticas, aunque nuestro gobierno no forma parte del campo de batalla, no debería ser indiferente, pues mantenemos relaciones diplomáticas, comerciales y energéticas con quienes sí están involucrados.

Desde lo individual compartir lo que pasa en el mundo es una forma de visibilizar lo más importante: la humanidad y hacer un llamado para que nuevamente se establezcan los intentos de paz, pues en medio de la lucha de poder quienes más sufren son personas civiles que como cualquiera de nosotros también tienen derechos y anhelos de mejores oportunidades, guardar silencio ante los distintos ataques no es solo indiferencia, sino también complicidad.

zairosas.22@gmail.com