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Bibiana Belsasso
Las imágenes del intento del atentado contra Donald Trump han dado la vuelta al mundo. A tan sólo dos días de la Convención Republicana para formalizar la candidatura de éste a la presidencia de Estados Unidos, se dan estos disparos y una de las balas rozó la cabeza del expresidente de ese país.
Su discurso polariza cada vez más y justo en un rally con seguidores en el condado de Butler, Pensilvania, se dieron los disparos. Pero este evento, seguramente le generó mucha adrenalina a Trump, que todavía le quedó tiempo para pedirle a la gente del Servicio Secreto que lo ayudaran a recoger sus zapatos y alzo la mano para la foto. Y mientras le sangraba de la parte superior de la oreja derecha gritaba “pelea”.
El Servicio Secreto logró avanzar y bajar a Trump del templete, recorrió unos cuantos metros para ingresarlo al vehículo, donde justo antes de subir el expresidente nuevamente levantó el brazo con el puño cerrado.
En el momento el francotirador fue abatido, un asistente al evento fue asesinado y dos personas más están en estado crítico en el hospital.
El FBI ha dado a conocer que quien intentó acabar con la vida de Trump era Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años que vestía con ropa de camuflaje y usaba un fusil tipo AR-15. Disparó ocho tiros antes de ser abatido por el Servicio Secreto.
Se llevará a cabo una investigación exhaustiva para saber el móvil del atentado. Por lo pronto se sabe que el joven que disparó estaba en un listado de votantes en Pensilvania, ubicado en la zona donde liderea el Partido Republicano.
Crooks había terminado con honores la preparatoria en 2022 con distinciones en matemáticas y ciencias. Y sus compañeros de escuela habían dicho en varias ocasiones que había sido víctima de bullying.
Pero este joven estaba fascinado con las armas, asistía a campos de tiro y en su coche se encontraron explosivos. El arma con la que disparó había sido comprada por su padre. Hasta el momento de escribir estas líneas, el FBI relata que parece que fue un tirador en solitario.
Estados Unidos es un país donde es muy fácil adquirir armas, donde la salud mental de muchos jóvenes está mermada y donde hay una polarización brutal, sobre todo en épocas electorales.
Apenas hace unos días escribía en estas páginas que el fin de semana del 4 de julio había sido el que más disparos de armas registró en la historia, por ejemplo, de Chicago.
Todo parece indicar que este atentado beneficia y mucho a Trump, quien ha hecho hasta lo imposible para verse fuerte ante la amenaza. Incluso al bajar del avión lo hizo caminando y hasta saludando.
Para el domingo en la noche, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció que se hará una investigación independiente para determinar qué ocurrió durante el atentado contra Donald Trump.
El mandatario ha instado también a la ciudadanía a no sacar conclusiones apresuradas sobre lo ocurrido y dejar trabajar al FBI. “Un intento de asesinato es contrario a todo lo que defendemos como nación”, declaró en la Sala Roosevelt de la Casa Blanca. “La unidad es el objetivo más difícil de alcanzar, pero nada es más importante ahora”, subrayó.
Una hora después del ataque, el presidente Joe Biden ofreció una breve conferencia de prensa, en la que calificó como “un hecho enfermo” el ataque contra su rival político y dijo estar feliz por saber que se encontraba bien.
“No hay lugar para este tipo de violencia en Estados Unidos. Debemos unirnos como una sola nación para condenarla”, agregó el político demócrata, quien agradeció al Servicio Secreto por haber puesto al republicano a salvo.
Mientras tanto, poco se habla de la polarización, de la confrontación, de la cantidad de armas que hay sin control en EU.
Según las encuestas, todo parece indicar que quien más posibilidades tiene de llegar a la presidencia es el Partido Republicano, y son ellos los que apoyan la Asociación Nacional del Rifle, quien además han sido fuertes aportadores de las campañas republicanas.
Pero con todo esto, lo que parece ser es que electoralmente, este atentado puede beneficiar a Trump, y más aun cuando el tema central entre los demócratas es si Biden puede y debe seguir en la contienda.
Y es que a los errores del debate siguieron otros tropiezos verbales como en el aniversario por los 75 años de la OTAN, donde Biden confundió al presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, con su rival Vladimir Putin de Rusia. Horas después, en otra conferencia, Biden confundió a su vicepresidenta Kamala Harris con Trump.
Y justo esta semana inicia la convención nacional republicana, donde todo indica que Trump podría capitalizar el trágico suceso a su favor para la elección presidencial del 5 de noviembre próximo.
Hasta ahora parece que ni los juicios legales en su contra, ni el atentado harán que Trump baje en las encuestas.
Si bien Pensilvania donde hay zonas que claramente votan por los demócratas, también hay otras que en su mayoría son republicanas, como el caso del condado de Butler en donde la mayoría de la gente simpatiza con el Partido Republicano.
El 13 de julio de 2024 pasa a la historia de Estados Unidos como otra fecha trágica para su vida política, pero no es el único atentado que se ha dado en ese país. En 1912, en Milwaukee, el presidente Theodore Roosevelt sobrevivió a un atentado durante un mitin para un tercer mandato. Casualmente su primer gobierno surgió en 1901 tras el asesinato del mandatario William McKinley.
Sin embargo, la vida política de Estados Unidos está marcada por el magnicidio del presidente John F. Kennedy, quien recibió un disparo del francotirador Lee Harvey Oswald en 1963, cuando viajaba en su vehículo descapotable en Texas.
Otro Kennedy asesinado fue Robert, sucedió en 1968 en Los Ángeles, cuando era precandidato presidencial durante un mitin en el que buscaba la nominación demócrata.
Para 1972, el gobernador de Alabama, George Wallas, sobrevivió a un atentado, durante una de sus tres intenciones para buscar la presidencia. Donald Trump ha sido comparado con este político demócrata. Ahora no sólo por el intento de asesinato, sino porque durante sus campañas ambos usaban en su discurso el tema racial.
En 1981, Ronald Reagan sobrevivió a un ataque, tan sólo tres meses después de su posesión como presidente de Estados Unidos. El agresor fue identificado como John Hinckley, obsesionado con la actriz Jodie Foster, que presuntamente hizo el ataque para llamar la atención de la actriz.
En casi todos los casos, en donde los políticos logran sobrevivir a atentados, sus índices de popularidad suben.
Todo parece indicar, que este atentado beneficiará a Donald Trump en su camino rumbo a la Casa Blanca.