El brutalista”: Un alma arquitectónica en Ruinas.

*El filme obtuvo 10 nominaciones a los Premios Oscar. 

/ Por: Dani Franco* /

Bogotá, 25 febrero (Notistarz).- “El brutalista”  del director  Brady Corbet, es una película que desafía las convenciones tradicionales del cine al sumergirse en una propuesta estética y narrativa que remite a la corriente del “brutalismo arquitectónico”.

Dirigida con una sensibilidad particular por un cineasta que ha logrado imprimir su impronta intuitiva a lo largo de la obra, la película se adentra en una serie de simbolismos visuales y emocionales que crean una atmósfera densa y sugestiva.

Uno de los aspectos más fascinantes de “El brutalista” es su uso del simbolismo visual, que a menudo se encuentra entrelazado con la arquitectura y el entorno. Las edificaciones en la película no solo son el escenario, sino que actúan como una extensión del conflicto interno de los personajes.

El brutalismo, con su estética cruda y casi imponente, se convierte en un reflejo de la lucha emocional, el vacío existencial y las relaciones rotas que se desarrollan a lo largo de la historia

El director hace uso del espacio de manera brillante. Las tomas fijas en habitaciones con paredes desnudas y ángulos complejos reflejan tanto el aislamiento de los personajes como su desconcierto ante la vida misma. La luz y sombra juegan un papel fundamental, creando una atmósfera que oscila entre la claustrofobia y la liberación.

Las actuaciones en “El brutalista” son intensas y llenas de matices. Los actores, bajo la dirección de Brady Corbet, que se aproxima a la historia desde una perspectiva casi intuitiva, logran expresar con sutileza la complejidad emocional de sus personajes. No se busca la teatralidad en exceso, sino una actuación contenida que se destaca por su autenticidad.

El personaje principal, interpretado con gran profundidad, atraviesa un proceso en el que se desmorona internamente, mientras su relación con el entorno y los otros personajes es constantemente puesta a prueba.

Es una actuación silenciosa, donde el cuerpo y la mirada se convierten en los vehículos de comunicación más poderosos. La dirección sabe aprovechar estos momentos de pausa, creando tensiones palpables entre los personajes y su entorno.

La dirección de la película es un claro ejemplo de cómo la intuición puede guiar la creación cinematográfica. Lejos de una narración convencional, el director opta por un estilo más fragmentado y abstracto, donde las emociones y las percepciones del protagonista nos llevan a comprender la trama de una manera más visceral que lógica.

La película se construye a través de imágenes y sensaciones, en lugar de una trama explícita y lineal. Como en el arte todo es subjetivo, hay varias escenas durante la trama que se dejan abiertas a lo que sea que el espectador pueda interpretar, esto crea incertidumbre y emoción en la audiencia.

El ritmo es deliberadamente pausado, permitiendo que cada momento se asimile. A veces, la historia parece casi en segundo plano, ya que la obra pone más énfasis en el proceso interno del protagonista y sus interacciones con el espacio y otros personajes. Este enfoque crea una experiencia cinematográfica única, donde el espectador debe ir más allá de la superficie para desentrañar el significado subyacente.

“El brutalista” es una película que se aleja de lo convencional y habla por sí sola, tanto en su estética como en su narrativa. Los simbolismos visuales, las actuaciones sutiles y la dirección intuitiva logran construir una obra que habla más allá de las palabras.

Esta película no busca ofrecer respuestas claras, sino que invita al espectador a reflexionar sobre la naturaleza de la existencia humana, la desolación interior y la complejidad de las relaciones en un mundo que a veces parece tan frío y distante como las estructuras que lo rodean. Es una propuesta radical, que no dejará indiferente a quien se adentre en su mundo.

Notistarz/DF

*Dani Franco es actriz colombo-venezolana